La remolacha es una verdura con múltiples propiedades para el cuerpo por este motivo es ideal sumarla a la dieta diaria. Sin embargo, contrario a lo que muchos piensan, hervirla no es la mejor forma de prepararlas para el consumo, ya que este método de cocción puede hacer que pierda la mayoría de sus nutrientes.
La remolacha es rica en vitaminas, minerales y nitratos beneficiosos para la salud cardiovascular, pero suele perder parte de sus propiedades cuando se hierve. Por eso, el método más saludable no es freírla ni hervirla, sino cocinarla al vapor o asarla, formas que preservan su color, sabor y nutrientes esenciales.
Hervir remolacha puede provocar una pérdida significativa de vitaminas solubles en agua, como el ácido fólico o la vitamina C, que se dispersan en el agua de cocción. Por este motivo, si se elige hacerlas asadas al horno garantiza que sus vitaminas y minerales queden intactos en su interior y puedan ser procesados por el cuerpo.
Por otro lado, varias personas eligen consumir la remolacha cruda rallada o cortada en finas tiras, pero esto puede generar malestar en algunos sistemas digestivos ya que les genera acidez o les cae bastante pesado. Por eso, los profesionales recomiendan cocinarla para que sea más tolerada por el cuerpo humano.
Consejos para cocinar la remolacha al horno y mantener todos sus nutrientes
Para aprovechar al máximo sus beneficios, lavá bien las remolachas sin pelarlas y envolvelas individualmente en papel aluminio. Cocinalas en horno medio (180 °C) durante unos 45 a 60 minutos, dependiendo de su tamaño, hasta que estén tiernas.
Este método quizá puede llevar un poco más de tiempo, pero evita la pérdida de vitaminas y minerales que suele ocurrir al hervirlas, además de intensificar su sabor natural y conservar su textura firme. Una vez listas, se pueden comer en una ensalada tibia o sumarles un aderezo casero.