Tuvalu, un pequeño país insular del Pacífico compuesto por nueve islas y con unos 11.000 habitantes, se encuentra en riesgo serio por el aumento del nivel del mar como consecuencia del cambio climático global. En los últimos 30 años, el nivel del mar en Tuvalu ha subido unos 15 centímetros, una cifra que, aunque parezca pequeña, tiene impactos muy concretos. Tanto así que podría desaparecer por completo en tan solo 10 años.
Inundaciones más frecuentes, playas erosionadas, tierras utilizable que se pierden, penetración de agua salada en acuíferos, y regulación del agua dulce comprometida, son algunas de las consecuencias más visibles que ya empezó a sufrir el país. En esas condiciones, algunas proyecciones advierten que para el año 2050 gran parte del territorio de Tuvalu, incluida infraestructura esencial, podría quedar por debajo del agua.
Es en ese contexto que Tuvalu ya empezó a instrumentar lo que se llama una migración climática planificada. En noviembre de 2023 firmó con Australia un tratado (Tratado de la Unión Falepili Australia-Tuvalu) que permite que hasta 280 tuvaluanos anuales accedan a Australia con plenos derechos de educación, salud y trabajo. La idea es que este traslado de personas no sea forzado ni desordenado, sino una salida organizada para quienes ya ven que su hogar está en peligro.
La urgencia en Tuvalu es palpable. En junio, más de 1.100 personas solicitaron el visado climático australiano, cifra que al sumar a sus familias supera los 4.000, es decir más de un tercio de la población del país. Esto refleja tanto la necesidad como la preocupación de quienes ya consideran que quedarse podría ser insostenible.
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Además del desplazamiento humano, el país ya experimenta los efectos físicos del cambio climático: mareas extremas que inundan la capital Funafuti, escasez de agua potable por la contaminación salina, disminución de áreas agrícolas y coasts erosionadas. También, para preservar cultura, identidad y memoria, el gobierno de Tuvalu ha digitalizado su territorio en 3D, lo que permitirá conservar registros aunque el terreno físico cambie o se pierda.
Un país digital para no desaparecer del todo
Conscientes de que el territorio físico puede perderse, las autoridades de Tuvalu lanzaron un proyecto innovador: la digitalización completa del país en 3D. La iniciativa busca preservar no solo mapas y registros oficiales, sino también su cultura, idioma, costumbres y memoria colectiva. En caso de que el territorio quede inhabitable, Tuvalu podría transformarse en el primer país digital del mundo, asegurando su soberanía en el ciberespacio y manteniendo viva su identidad nacional más allá de los límites geográfico