Existe un pasaje de la Ciudad de Buenos Aires con aires europeos y una arquitectura que recuerda a la de los pueblos de Italia. La ciudad está llena de joyas y tesoros que vale la pena descubrir, en los que se puede pasear, sacar fotos e incluso sentarse a tomar un café.
Este es el caso de Pasaje Suizo, ubicado en el barrio porteño de Recoleta. Este pasaje, ubicado en la calle Vicente López al 1661, combina historia, arquitectura y cultura, y es una parada que no te podés perder si estás por la zona o sos turista.
El Pasaje Suizo fue diseñado en 1922 por el arquitecto italiano Felipe Restano, quien construyó dos edificios de color tiza con dos plantas y 21 viviendas unifamiliares. También era conocido como Pasaje del Correo, ya que en esa época se había instalado allí una oficina de correos.
Todas ellas daban a un pasillo central conectado con la calle, y al día de hoy, se transformó en un patio comercial repleto de negocios, cafés y hasta un pequeño teatro.
Un dato de color es que la Legislatura porteña lo incluyó en 2009 en el listado de “inmuebles singulares”, con el objetivo de proteger su fachada y asegurar que solo puedan realizarse modificaciones en el interior de las unidades.
Cómo es el Pasaje Suizo por dentro
Al entrar por el portón de hierro, uno ingresa al callejón, que tiene un marcado estilo europeo, donde se pueden visitar tiendas, restaurantes y cafeterías estratégicamente ubicadas. También hay pequeñas peluquerías, escuelas de teatro y talleres donde se dictan clases de yoga y oratoria, e incluso un jardín de infantes.
Todos los balcones son al estilo balcón francés, con faroles clásicos que acompañan la estética de antiguo pueblo europeo. El Taller del Pasaje, que ofrece actividades artísticas y educativas, es uno de los puntos más destacados de allí. Uno de sus detalles más mágicos es el techo, desde el cual cuelgan tiras de luces que se pueden apreciar durante la noche.
