La provincia más austral de la Argentina lleva un nombre llamativo que invita a viajar con la imaginación: Tierra del Fuego. Y aunque se pueden generar muchas especulaciones al respecto debido a su ubicación cercana a la Antártida, su historia es tan antigua como apasionante: cómo "el fuego" logró bautizar a una de las provincias más frías del país.
La historia se remonta al año 1520, cuando el explorador portugués al servicio de la Corona española, Fernando de Magallanes, cruzó el estrecho que hoy lleva su nombre. Durante la travesía, su expedición observó múltiples fogatas encendidas por los pueblos originarios, los selk’nam (onas) y los yámanas, que habitaban la costa de la isla Grande y necesitaban del fuego para poder mantener el calor, incluso en las canoas donde salían a pescar. A partir de esa imagen, Magallanes la bautizó como "Tierra de los Fuegos".
El nombre evolucionó con el tiempo. El propio Magallanes habló de “Tierra de los Humos” en sus escritos, al ver las columnas de humo que ascendían desde la costa; poco después, bajo el reinado de Carlos I de España, la denominación se fijaría como “Tierra del Fuego”.
Los pueblos originarios y el fuego como símbolo
Los indígenas selk’nam y yámanas hacían del fuego más que un recurso para el calor. Era parte de su vida cotidiana, estrategia de supervivencia en el clima extremo y también señal visible para los navegantes que pasaban cerca de la costa. Ver esas fogatas desde un barco provocó la que sería la toponimia que perdura hasta hoy.
El fuego era la fuente de calor para soportar las bajas temperaturas típicas de esta zona ya que, pese a la nieve, las heladas y los grados bajo cero, estos pueblos se caracterizaban por utilizar poca ropa.
En la actualidad el nombre completo de la provincia es “Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur”, reflejando su composición geográfica federal y su extensión hacia los espacios más australes del país.
¿Por qué ese nombre sigue vigente?
El nombre no solo conserva un hecho histórico, sino que también funciona como símbolo de identidad y de reivindicación territorial. Al mencionar el fuego, evoca los orígenes de la colonización europea, los pueblos originarios que habitaban esas tierras y, al mismo tiempo, la vocación austral de la provincia argentina, puerta natural hacia los hielos, mares y horizontes del fin del mundo.
En los documentos oficiales de la provincia se señala: “El nombre de la isla proviene de la visión que tuvieron los miembros de una expedición española, al mando de Fernando de Magallanes, en agosto de 1520. ‘Tierra de los Fuegos’, nombre que Carlos I de España luego modificó por ‘Tierra del Fuego’”.
Los archipiélagos que componen Tierra del Fuego
La actual Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur no se limita solo a la isla Grande que solemos evocar cuando pensamos en el mapa de Argentina. Su territorio incluye un conjunto de archipiélagos, islotes y territorios antárticos bajo soberanía argentina. Entre ellos se destacan:
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Isla Grande de Tierra del Fuego, compartida con Chile y sede de la capital provincial, Ushuaia.
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Islas de los Estados, situadas al este, reconocidas por su belleza natural y su faro histórico.
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Islas Año Nuevo, pequeñas formaciones rocosas que completan el extremo más austral del continente.
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Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur, actualmente bajo ocupación británica, pero reclamadas por Argentina como parte integrante de la provincia.
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Sector Antártico Argentino, comprendido entre los meridianos 25° y 74° Oeste, que incluye bases científicas como Esperanza y Marambio.