En una plantación de caña de azúcar en São Paulo, Brasil, se registró un fenómeno natural poco común que dejó a miles de personas asombradas: un tornado de fuego. Esta columna giratoria de llamas se formó cuando un incendio forestal creó su propio viento, generando un vórtice de fuego que capturó la atención por su espectacularidad y rareza.
Los bomberos actuaron con rapidez para controlar el incendio que se había extendido por toda la zona cultivada. Su intervención fue clave para evitar que el fuego y el tornado se propagaran hacia áreas cercanas, lo que podría haber provocado daños materiales y ambientales aún mayores.
¿Qué es un tornado de fuego?
Un tornado de fuego es una columna de aire caliente y llamas que gira de manera similar a un tornado. Este fenómeno ocurre en condiciones muy específicas y extremas, como sequías prolongadas, vientos fuertes, altas temperaturas y baja humedad. En Brasil, se documentaron casos similares en Aracatuba en 2010 y en Santa Helena de Goiás en 2019.
También conocidos como "demonios de fuego" o "redemoinhos de fogo", estos tornados requieren una combinación precisa de factores meteorológicos y ambientales para formarse. No es común que sucedan en cualquier circunstancia, sino que dependen de condiciones atmosféricas particulares que permiten que las llamas adopten esa forma giratoria.
En el caso de São Paulo, la quema en la plantación de caña de azúcar generó el calor y el fuego necesarios para que se formara este tornado de fuego tan llamativo. Este evento alerta sobre la complejidad y peligrosidad de los incendios forestales bajo ciertas condiciones meteorológicas, que pueden desencadenar fenómenos tan extraordinarios como este.
¿Cómo se forman?
Los tornados de fuego, también llamados vórtices o remolinos de fuego, se forman durante incendios de alta intensidad. Estos eventos pueden crear sus propios sistemas meteorológicos, incluyendo las nubes de pirocumulonimbos, que la NASA apodó como el “dragón de nubes que escapa fuego” por su capacidad de lanzar rayos que encienden nuevos focos de incendio.
Este tipo de fenómenos extremos se registraron en conflagraciones históricas, como los incendios del Sábado Negro en Australia en 2009 o los incendios en la costa oeste de Estados Unidos en 2020, donde se reportaron varios tornados de fuego.
Las tormentas de fuego se forman cuando el aire caliente asciende rápidamente desde el incendio. Si una columna de aire húmedo se calienta mucho, se eleva y se enfría, condensándose en nubes pirocúmulas. A diferencia de las nubes blancas y esponjosas, estas son grises o marrones por la ceniza y partículas que arrastran, y pueden alcanzar hasta 10 kilómetros de altura.
Con el crecimiento del incendio, las corrientes de aire elevan cada vez más cenizas, formando pirocumulonimbos aún mayores, que permanecen vinculadas al fuego original y lanzan brasas y rayos, perpetuando el ciclo de incendios.
Los tornados de fuego se generan cuando el aire ascendente se retuerce y estira, formando remolinos que pueden durar varios minutos y medir hasta 46 metros de altura, con vientos de hasta 140 kilómetros por hora. Estos remolinos son capaces de causar daños devastadores en su camino.