Una australiana es declarada culpable de asesinato con setas venenosas

07 de julio, 2025 | 03.59

Una mujer australiana fue declarada culpable el lunes de asesinar a tres ancianos familiares de su marido, del que estaba separada, con una comida a base de setas venenosas, y por intentar asesinar a un cuarto, en un caso que conmocionó al país.

Erin Patterson, de 50 años, fue acusada de los asesinatos de su suegra Gail Patterson, su suegro Donald Patterson y la hermana de Gail, Heather Wilkinson, así como del intento de asesinato de Ian Wilkinson, marido de Heather.

Los cuatro se habían reunido en casa de Erin Patterson, en Leongatha, una localidad de unos 6.000 habitantes situada a unos 135 kilómetros al sureste de Melbourne, donde la madre de dos hijos les sirvió unos Beef Wellington individuales que, según se descubrió más tarde, contenían setas mortales.

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El lunes, el jurado la declaró culpable de los cuatro cargos.

Patterson se había declarado inocente de todos los cargos, alegando que las muertes fueron accidentales. Será sentenciada más adelante y se enfrenta a una pena máxima de cadena perpetua.

Su abogado, Colin Mandy, no hizo comentarios mientras abandonaba el tribunal entre una multitud de periodistas.

Jessica O'Donnell, portavoz del marido de Patterson, Simon Patterson, y de sus hermanos, tampoco quiso hacer comentarios.

El juicio, que ha durado 10 semanas y se ha celebrado en Morwell, localidad situada a unas dos horas al este de Melbourne, donde Patterson había solicitado que se juzgara el caso, despertó un enorme interés en todo el mundo. Los medios de comunicación locales e internacionales acudieron al Tribunal 4 del Tribunal de Magistrados de Latrobe Valley, el más cercano al domicilio de Patterson, a pesar de que se les había advertido de que se producirían largos retrasos.

El podcast diario de la cadena estatal ABC sobre el proceso ha sido uno de los más populares en Australia durante el juicio, mientras que ya se están produciendo varios documentales sobre el caso.

UN GRAN ENGAÑO

La fiscalía, encabezada por la abogada Nanette Rogers, dijo ante el tribunal que Patterson había empleado cuatro grandes engaños para asesinar a sus invitados.

En primer lugar, se inventó un diagnóstico de cáncer para atraer a los invitados a la comida, envenenando sus comidas mientras se servía a sí misma una porción impoluta, dijo Rogers al tribunal.

A continuación, Patterson mintió diciendo que también estaba enferma a causa de la comida para evitar sospechas, antes de embarcarse finalmente en una operación de encubrimiento cuando la policía empezó a investigar las muertes, intentando destruir pruebas y mintiendo a la policía, según la acusación.

Patterson, quien dijo durante el juicio que había heredado grandes sumas de dinero de su madre y su abuela, contrató a un equipo jurídico de cuatro personas, dirigido por Colin Mandy, uno de los mejores abogados penalistas de Melbourne.

Patterson fue la única testigo en su defensa y pasó ocho días en el estrado, cinco de ellos de interrogatorio.

Patterson relató al tribunal su lucha de toda la vida contra su peso, un trastorno alimentario y su baja autoestima, y se emocionó con frecuencia al hablar del impacto de la comida en la familia Patterson y en sus dos hijos.

Había mentido sobre su cáncer no para atraer a los invitados a la comida y matarlos, sino porque quería que la ayudaran a decírselo a sus hijos y le daba vergüenza decir que pensaba someterse a una operación de adelgazamiento, según dijo al tribunal.

Patterson tampoco se puso tan enferma como los invitados porque se dio un atracón a escondidas con un pastel que le trajo su suegra y luego se purgó, según dijo al tribunal.

El jurado, formado por siete hombres y cinco mujeres, se retiró el 30 de junio y ha tardado una semana en llegar a un veredicto.

El juez Christopher Beale otorgó a los miembros del jurado una dispensa especial para evitar ser jurado durante los próximos 15 años, debido a la duración y complejidad del caso.

Con información de Reuters