En medio del cónclave, reunión privada que se da entre los cardenales para votar a quién será el nuevo Papa, lo que más llama la atención es la particular vestimenta que utilizan. Tras la muerte del Papa Francisco, son varios los candidatos que se perfilan para ocupar el puesto vacante, por eso es que los cardenales se encuentran bajo la mirada de todo el mundo.
Los cardenales de la Iglesia Católica son fácilmente reconocibles por su distintiva vestimenta de color rojo. Esta tonalidad no es solo una elección estética ni una tradición sin sentido: el rojo simboliza algo profundo dentro de la institución eclesiástica. Precisamente, representa la disposición de los cardenales a derramar su sangre por la fe, si fuera necesario. De hecho, cuando un obispo es nombrado cardenal, se le recuerda solemnemente este compromiso con el sacrificio total.
El uso del rojo data del siglo XIII y fue formalizado por el papa Inocencio IV, quien quiso diferenciar a los cardenales del resto del clero y subrayar su rol especial dentro de la Iglesia. Desde entonces, este color se convirtió en un signo externo de su lealtad inquebrantable y su cercanía al papa, ya que son sus principales consejeros y quienes, eventualmente, eligen a su sucesor en el cónclave.
Durante un cónclave los cardenales utilizan una vestimenta litúrgica específica: visten sotana roja con botones, fajín y solideo del mismo color, además de una muceta (una capa corta) de raso rojo. Este atuendo refleja la solemnidad del momento y su rol central en la vida de la Iglesia. En algunas ceremonias previas o posteriores al cónclave, también pueden llevar sobrepelliz blanco y estola, dependiendo del rito que se esté celebrando.
Escándalo en el cónclave: un cardenal quiere asistir a pesar de la decisión del Papa
Una primera polémica se desató mientras la Iglesia Católica comienza con el proceso de sucesión del papa Francisco, que entre hoy y el miércoles llevarán a cabo las congregaciones generales de los Cardenales que concluirán con la elección de un nuevo jefe de la Iglesia. El cardenal italiano Angelo Becciu, condenado a 5 años y 6 meses de cárcel por un caso de irregularidades financieras, y al que el papa Francisco retiró sus privilegios como purpurado, es la gran incógnita del próximo cónclave.
Según medio locales, la pregunta principal es sí el cardenal podrá ingresar al cónclave que elegirá al sucesor del pontífice luego de la decisión que tomó Francisco años antes de morir. Salvo decisión contraria, Becciu no debería participar e incluso en las estadísticas del Vaticano lo cuentan como cardenal no elector, a pesar de tener 76 años, según EFE.
Sin embargo, la oficina de prensa del Vaticano aseguró que todos los cardenales, incluido el que fuera el poderoso sustituto de Estado vaticano, pueden participar en las congregaciones, las reuniones preparatorias, pero que otra cosa es entrar en el cónclave. En este marco, la cuestión de la participación de Becciu será uno de los argumentos que se debatirá en las congregaciones de cardenales, las reuniones preparatorias del encuentro definitorio.
En 2020, Francisco lo suspendió, despojándolo de los “derechos asociados al cardenalato” tras conocerse su implicación en irregularidades financieras. Pero no suspendió sus deberes y entre los que corresponden a un cardenal está la elección de un nuevo papa, explicaron los analistas a EFE. "El papa reconoció mis prerrogativas cardenalicias como intactas ya que no hubo voluntad explícita de excluirme del cónclave ni petición de mi renuncia explícita por escrito", declaró este martes Becciu al diario 'Unione Sarda'.