El príncipe William guarda un recuerdo muy especial de su madre, la princesa Diana, que lleva consigo desde que tenía 16 años. Se trata de un reloj que Lady Di le obsequió y que nunca se ha quitado ya que simboliza el vínculo único que compartían.
Este reloj no es cualquier accesorio: es un Seamaster Professional 300 de Omega, un modelo que fue creado en 1948 y que se destaca por ser el favorito del icónico agente británico James Bond. Más allá de su fama, para William tiene un valor sentimental incalculable, ya que fue el último regalo que le hizo su madre antes de su fallecimiento en 1997.
El príncipe ha sido visto en múltiples eventos luciendo esta pieza, e incluso lo usó durante su boda con Kate Middleton. Para evitar separarse de él, en ocasiones ha llegado a llevar dos relojes, manteniendo así siempre cerca el recuerdo de Diana.
El Seamaster Professional 300 fue diseñado originalmente como un reloj de buceo, inspirado en los relojes militares, capaz de resistir la presión del agua a gran profundidad. Con el paso del tiempo, se convirtió en una de las colecciones más emblemáticas de la casa Omega y su valor ronda los 174 mil dólares, dependiendo del modelo y los materiales.
Este fue el mayor padecimiento de Lady Di, según su mayordomo
Según su ex mayordomo Paul Burrel, la princesa del pueblo se sentía atrapada por la rigidez de los protocolos durante esas vacaciones, que contradecían su carácter espontáneo y cálido. Una de las tradiciones que más la incomodaba era la cacería de ciervos, donde el cazador novato debía untar la sangre de su presa, algo que Diana calificó como “digno de una novela victoriana”, según relató Burrel.
Además, odiaba tener que vestir de etiqueta para las cenas y cumplir con horarios estrictos para cada actividad. “El desayuno es a las 9, y si estás abajo a las 10, te lo perdías, el almuerzo se sirve a la 1 p. m., el té a las 5 p. m. y tenías que estar allí para tomar una taza de té. La cena es a las 8:15 p. m. ¡Pobre de ti si bajas mal vestida, a la hora equivocada, para el evento equivocado! Es muy, muy formal”, explicó Burrel.