Hernán Cuevas, vida y trabajo del actor de talla baja después de División Palermo: "Estaría bueno no esperar tanto a que suene el teléfono"

En un mano a mano con El Destape, el actor Hernán Cuevas profundiza en su historia, el éxito, la popularidad que le dio la serie División Palermo y su presente en la dirección teatral con Jarana o la epidemia del baile, una comedia pandémica basada en un hecho histórico.

11 de septiembre, 2025 | 17.55

La vida profesional de Hernán Cuevas cambió por completo tras el estreno en Netflix de la serie División Palermo, uno de los mayores sucesos de la comedia de la última década. El actor, oriundo de Monte Chingolo, criado entre mujeres, usa el rebote de la citada producción -que visibiliza a las personas con discapacidad, poniéndolas en el centro del protagonismo- como palanca para su reciente estreno en teatro, la comedia Jarana o la epidemia del baile. “La obra se me ocurrió después de scrollear una nota sobre las epidemias más locas que tuvimos en el mundo y una de esas había sido la del baile. Me llamó muchísimo la atención y me propuse hacer de eso un hecho teatral. Lo contextualice en la Argentina del presente, para poder hablar de lo que nos había pasado a nosotros como sociedad durante la pandemia: la locura, el borde, el caos, las situaciones límites y el miedo a lo desconocido con el conocido”, remarcó Hernán en un mano a mano con El Destape.

“Es complicado encontrar la autonomía en un mundo construido para los más altos”, sostuvo Hernán al comienzo de la entrevista, rompiendo el hielo y abriendo el ida y vuelta de preguntas sobre los desafíos que implica ser un actor de talla baja en una Argentina donde, muchas veces, la inclusión está más cerca del slogan que de la realidad.

¿Cuál fue tu primer choque contra el mundo que describís?

- Cuando empecé a ir a la facultad. Iba solo por la vida buscando mi rumbo y ahí me encontré con el mundo y las miradas constantes de quienes te hacen sentir distinto al resto. Fue un proceso complicado… yo viví 18 años de mi vida de una forma bonita, sin tanto quilombo y de pronto me encontré con un mundo que no reconocí, y eso que me prepararon diciéndome que el mundo no era Disney. El tema es cuando te chocás de frente con la realidad.

¿A qué situación en particular te referís?

- Desde los bocinazos de autos con gente gritándome “enano” hasta gente que se da codazos y me señala como si fuera una atracción de circo. Y se ríen en primera persona. Si bien no les doy pelota y no me afecta, sí me llama la atención la desinformación de algunas personas y lo ignorante que a veces se puede ser ante lo desconocido. La persona que se burla de mí diciéndome enano, lamentablemente no entiende un montón de cosas de la vida.

¿Creés que esos prejuicios son responsabilidad de los consumos culturales que importamos del exterior?

- Sí, sobre todo el estereotipo tan marcado en lo audiovisual. En el teatro es mucho más permisivo el tema de los diferentes cuerpos y las minorías, pero en el audiovisual es más complicado. Yo no tuve ningún referente de talla baja como para decir “yo quiero parecerme a él”, porque no había. Y si aparecía era usado para la risa o la humillación.

O para hacer de enano.

- Entonces, ¿cómo puedo creer que puedo tener una oportunidad si no la hay? Es una situación donde tenés que seguir luchando aunque sabés que está todo en contra. Desde Willow hasta Game of Thrones que no se veían personajes de talla baja en Hollywood.

¿El teatro es una forma de crear oportunidades?

- Yo estoy convencido de que sí. En mi etapa de estudiante en la Universidad Nacional de las Artes tuve muchos profesores muy buenos que me hicieron entender que mi cuerpo es mi herramienta y que mi herramienta tiene que ser útil para todo lo que yo quiera contar. Me enseñaron a usar mi estatura a mi favor. Eso se lo agradezco mucho a una profesora en particular, Silvina Sabater.

Igual, obviamente que entiendo que el mercado laboral para los artistas que tenemos una diferencia es mucho más acotado, es menor y a veces hay que aceptar cosas que a uno no le agradan porque hay que rascar la olla y hay que pagar las facturas de luz. También ocurrió que en un momento de mi vida dije “si no me van a dar papeles, me los busco yo”, y ahí empecé a dirigir y a escribir.

"Los actores argentinos somos los mejores del mundo haciendo comedia"

La serie División Palermo fue disruptiva y marcó un antes y un después en tu carrera…

- Sabés que mientras grabábamos la serie, yo presentía que se iba a generar algo grande. Obviamente, la recepción del público nos sorprendió a todos… sabíamos que estábamos haciendo algo divertidísimo, pero no nos esperábamos un impacto tan fuerte. Hasta ganamos un Emmy, que es como un premio Oscar a las series. En un país donde se está poniendo en discusión para qué sirven los artistas, aparece esto y nos dice que los actores argentinos somos los mejores del mundo haciendo comedia. Creo que el gran éxito de División Palermo está en que supo ver algo que el resto de la industria audiovisual ignora: la empatía, no es una historia individualista.

¿El cierre de División Palermo es definitivo?

- Es definitivo. Santiago (Korovsky) nos reunió a los actores y cuando le preguntamos por qué se terminaba la serie en la segunda temporada nos dijo que él quería hacer otras cosas y que nosotros teníamos que hacer otras cosas. Y la verdad es que fue un gran mensaje porque ahora hay que buscar que lo que hicimos tenga sus frutos afuera y que nos llamen para otros proyectos.

¿Sonó mucho tu teléfono?

- Más o menos, estaría bueno no esperar tanto a que suene el teléfono, sobre todo para que la gente siga viendo que existen personas con discapacidad trabajando y porque a veces no podemos solos en un mundo difícil, no diseñado para todos. A eso hay que sumarle que el audiovisual, en este momento del país, está en una crisis terrible. Nuestros dirigentes están poniendo en discusión para qué sirve el INCAA… entonces el margen de trabajo cada vez es más difícil. Lo importante es que yo sigo haciendo mis cosas, teatro y ahora tengo una película que grabar y otros proyectos.

La visibilidad de la serie te dio la oportunidad de conocer a tu pareja actual.

- En realidad, a Pablo lo conocí después de un episodio de homofobia que sufrí el año pasado y que se dio después de subirme a un auto de aplicación. Justo llevaba puesto un pin con una bandera LGBT+ y el chofer descargó su odio durante el viaje. Yo hice un video en mis redes sociales y se hizo viral, y gracias a vos conocí a Pablo.

¡No sabía que además de periodista, soy celestina!

- Vos levantaste el recorte, Pablo lo vio y me empezó a seguir en redes sociales. Lo empecé a seguir porque me pareció muy lindo y empezamos a charlar hasta que un día lo invité a salir al teatro. El 25 de mayo de 2024 empezamos una linda historia, resultado de un momento choto. Estoy muy feliz por haber encontrado un compañero, yo le digo “mi festejante” porque es lindo tener a alguien que esté con vos en los momentos lindos de la vida y también en los que son una mierda. Nos potenciamos, nos aconsejamos, nos cagamos a pedo a veces, estamos muy presentes el uno para el otro.

Hoy en día las personas estamos muy solas y es triste. Por eso, agradezco haber encontrado a alguien con el que puedo dejar guardado el celular durante 5 o 6 horas.

¿Tuviste otras parejas antes de Pablo?

- Sí, tuve, pero ninguna historia amorosa fue tan linda como esta que vivo ahora.

Jarana o la epidemia del baile puede verse los días jueves a las 21 en el teatro Área 623 (Pasco 623, CABA). Entradas en venta por Alternativa Teatral y en boletería del teatro.