El superávit comercial en 2025 será un tercio del de 2024 y crece la presión sobre el dólar

El saldo comercial acumulado en los primeros siete meses del año ascendió a los u$s3.750 millones, un 30% del que se había registrado en igual período del año pasado (u$s12.201 millones), según información actualizada del INDEC.

21 de agosto, 2025 | 15.47

Esta semana se conoció el último dato de comercio exterior, cuando volvió a registrarse una contracción en el ingreso neto de divisas producto de importaciones que aumentaron al doble de lo que lo hicieron el año pasado. El panorama para el segundo semestre es aún menos alentador. Finalizado el ingreso de divisas de la cosecha gruesa –liquidación adelantada por la promesa de una baja temporal, que luego se hizo permanente, de las retenciones- y con un boom de compras al exterior de quienes aprovechan las “bondades” del dólar atrasado, el saldo comercial (ingreso genuino de divisas) se estima será de apenas de un tercio del obtenido en 2024, en plena recesión económica. Anticipando este escenario y con un tipo de cambio que se recalienta, trascendió de fuentes oficiales que el Gobierno salió a pedir “escupidera” nuevamente a Estados Unidos. En esta oportunidad solicitó apoyo financiero directamente al Tesoro norteamericano.

El gobierno de La Libertad Avanza armó un esquema económico totalmente supeditado al ingreso de dólares, en una esquema Ponzi con final cantado. Sin inversiones a la vista, sin acceso a los mercados voluntarios de deuda y con un agotamiento paulatino del crédito de organismos multilaterales, la supervivencia de la ficción del dólar estable pende de un hilo. La única fuente genuina, las exportaciones, también muestran signos de agotamiento, mientras la apertura comercial generó un boom de consumo de bienes finales desde el exterior (que crece por encima de otros rubros) reduce el ingreso de fondos frescos. Su obstinación por plantear una política de intervención sólo cuando el dólar oficial valiese 1.000 pesos –lo que nunca sucedió—le impidió acumular reservas en plena liquidación del agro, que anticipó sus ventas durante una ventana de baja de retenciones.

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En julio, la balanza comercial presentó un superávit de 988 millones de dólares, lo que implicó una reducción de 470 millones respecto al mismo mes de 2024, informó este miércoles el INDEC, derivado de exportaciones que crecieron en un 7,5 por ciento interanual e importaciones que lo hicieron en un 17,7 por ciento. De acuerdo con lo informado por el ente estadístico que conduce Marco Lavagna, el saldo comercial acumulado en los primeros siete meses del año ascendió a los 3.750 millones de dólares, un 30 por ciento del que se había registrado en igual período del año pasado (12.201 millones de dólares), cuando el tipo de cambio todavía no registraba el atraso en su precio que detenta actualmente. El relevamiento del Banco Central sobre más de 50 consultoras y entidades financieras coincide en que “el superávit comercial anual esperado es de 6.507 millones de dólares”.

El problema que llega puerta a puerta

En el inicio del año, la dupla que componen el ministro de Economía, Luis Caputo, y el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, redujeron el ritmo de devaluación al 1 por ciento, envalentonados por un dato puntual de baja de inflación. Pero los precios se mantuvieron por encima de ese nivel de devaluación y se aceleró en los últimos meses, haciendo perder la competitividad de la economía argentina de manera vertiginosa. Esto le impidió aprovechar la primera parte del año, cuando se concentra el grueso de las exportaciones del sector agropecuario.

En este escenario, se estima que la balanza comercial alcanzaría este año un superávit del orden de los 6.000 millones de dólares, un tercio del alcanzado el año pasado (18.928 millones de dólares) y previsto para el 2025, producto del salto de las importaciones estimuladas por el tipo de cambio. “El uso que más creció fue Resto, con 298,6 por ciento, y alcanzó un récord histórico, esencialmente por la mayor compra de bienes despachados mediante servicios postales (couriers)”, informó el INDEC. Las importaciones totales en alcanzaron el nivel alto de julio de 2023, cuando se anticipaban compras ante una esperada suba de 100 por ciento del tipo de cambio (como el que llevó a cabo Caputo)”, detalló Adcap Grupo Financiero.

“Hacia adelante, sostenemos que las importaciones se expandirán entre 13.000 y 16.000 millones de dólares adicionales en 2025 respecto al año pasado. Bajo este escenario, el comercio exterior seguiría creciendo en términos brutos, pero con un superávit comercial que tendería a moderarse respecto a los niveles de 2024”, detalla la consultora ACM. “Es esperable que, en los meses siguientes, la balanza comercial se deteriore por la estacionalidad histórica del segundo semestre”, coincidió la consultora lcg.

“Si Argentina no acumula reservas, el riesgo país no baja y la deuda no se refinancia, el superávit comercial necesario para pagar capital e intereses de la deuda soberana no es compatible con este nivel del tipo de cambio real”, sostuvo la consultora PxQ. El principal problema del esquema actual de Javier Milei es que el nivel de importaciones que el país podría tener en 2030 estaría cerca de alcanzarse este mismo año: 78.000 millones de dólares anuales implican un nivel de importaciones promedio mensual en el orden de los 6.500 millones, sin que las exportaciones equiparen ese incremento para sostener el saldo comercial positivo.

Faltan dólares y la canilla sigue abierta

“Es esperable que, en los meses siguientes, la balanza comercial se deteriore por la estacionalidad histórica del segundo semestre. De todos modos, por la menor liquidación diaria del agro, podemos anticipar que las ventas externas se reducirán y habrá una mayor presión sobre el comercio exterior y el tipo de cambio”, explicó un informe previo de lcg. Al menor ingreso de divisas se suma el consumo de dólares en compras en el exterior y el turismo emisivo que, además de destruir la industria nacional, insume reservas; explicando el estancamiento del nivel de activos en las arcas del Banco Central.

La pregunta clave es cuál fue el destino de los dólares que ingresaron por comercio exterior. En el primer semestre de este año, sólo Oleaginosas y Cereales, impulsados por la baja temporal de retenciones, y Petróleo, Gas y Minería, generaron ingresos netos por exportaciones por unos 20.600 millones de dólares. De ese total, las importaciones netas del resto de los sectores transables demandaron casi dos tercios de esos ingresos (13.400 millones de dólares) y gastos por turismo poco más de un cuarto del volumen ingresado (5.400 millones). De esta manera, del comercio de bienes y servicios quedó un saldo de apenas 1.400 millones de dólares.

“En paralelo, el sector privado se endeudó por 6.400 millones de dólares (colocaciones netas de amortizaciones y pagos de intereses), que ayudaron a financiar la creciente dolarización de carteras de las personas humanas después de liberación de las restricciones cambiarias en abril: 10.000 millones de dólares”, detalló lcg. En total, el sector privado en su conjunto fue demandante de divisas por 2.500 millones de dólares.

El Tesoro fue aportante neto por i) el primer desembolso del FMI (12.000 millones de dólares) y ii) ingresos netos de organismos internacionales de crédito gatillados post acuerdo, que más que compensaron los pagos por Bonares y Globales a principios de año. Este excedente, sirvió para que el BCRA acumulara reservas por 8.600 millones de dólares.

“En este escenario, no puede descartarse que el tipo de cambio comience a acercarse al límite superior de la banda, lo que podría reactivar una serie de medidas para contenerlo, especialmente en la antesala de las elecciones. Una vez superado el proceso electoral, tampoco hay que descartar un cambio del esquema cambiario, dado que todo régimen hay que concebirlo como transitorio hasta tanto se logren inflaciones bajas, y teniendo en cuenta que la banda superior puede quedar baja si la inflación no perfora el umbral del 1 por ciento (nivel actual de crowling peg estipulado por el Gobierno), concluye lcg. Mientras tanto, el Gobierno activó un esquema defensivo con tasas de interés usurarias para bajar la presión sobre el dólar, al tiempo que suplica por nuevos desembolsos de sus “amigos del Norte”.