El stock de préstamos en dólares al sector privado durante el tiempo transcurrido de la gestión Milei tuvo un incremento del 383%, según los datos ofrecidos por la serie histórica del informe monetario diario del Banco Central. Pero lo más curioso de este contexto tiene que ver con la relación que se da entre los préstamos en moneda norteamericana y los depósitos en la misma denominación. Si hace un año, el crédito al sector privado en dólares representaba el 31% de los depósitos, en la actualidad esa ecuación equivale al 48%. Es decir, el incremento del crédito en dólares que también alimentó las operaciones de carry trade fue financiado con los recursos de los depositantes.
Todo esto se da en un escenario donde la flexibilización del acceso a préstamos en moneda extranjera abrió la puerta a que personas no vinculadas con el comercio externo se endeuden en dólares hasta para comprar un auto.
El endeudamiento en dólares durante la era Milei pasó de un stock calculado en los 3.482 millones de dólares a 16.944 millones al 14 de agosto, según el informe monetario diario del BCRA. Este guarismo representa un salto del 383% en relación a enero de 2024. Durante lo que va de este 2025, la canilla de dólares – que se abrió para todo tipo de usuarios y no ya solamente para los exportadores- tuvo un alza del 56,5%.
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Este dato contrasta con el nivel de depósitos en moneda dura. Hace un año, la relación entre los depósitos y el nivel de préstamos era del 31%. Según datos del BCRA, el 15 de agosto del año pasado el total de depósitos en dólares llegaba a los 21.063 millones (de los cuales 18.668 millones correspondían exclusivamente al sector privado), mientras que los préstamos al sector privado alcanzaban un stock de 6618 millones.
El BCRA viene flexibilizando las regulaciones que fueron política de Estado desde la salida de la convertibilidad, de mantener solvente al sistema financiero y evitar lo que se denomina descalce de moneda, que se generó cuando las entidades financieras estuvieron autorizadas a otorgar créditos en dólares a personas humanas y jurídicas que tienen ingresos en pesos.
Tal como indica la prédica de Milei en su intento por instalar una competencia de moneda e inundar de dólares el mercado – ahora en retroceso porque en el equipo económico se dieron cuenta de que una suba del dólar pega en la inflación-, el BCRA estuvo ampliando la relación entre préstamos y depósitos
Los depósitos totales en moneda norteamericana alcanzaron el último jueves la friolera de 35.141 millones de dólares, de los cuales 32.316 correspondieron al sector privado; por su parte, los préstamos al sector privado fueron de 16.944 millones, aproximadamente un 48% del total.
La serie histórica del informe monetario diario también indica que en lo que va del año, los préstamos en moneda dura tuvieron un incremento de 6100 millones de dólares, al pasar de los 10.856 millones durante enero a los actuales 16.944 millones.
El gobierno nacional habilitó en febrero de este año que cualquier persona física o jurídica pueda endeudarse en dólares como parte de su esquema de “remonetización”. La cifra supera ampliamente los picos y las trayectorias de 2017. Un ejemplo claro donde se aprecia este goteo de divisas tiene que con los usos de la tarjeta de crédito. Al cierre de julio, el stock de préstamos a través de este medio de pago era de 800 millones, cuando un año atrás era de 538 millones y en julio de 2023, 305 millones.
Las dudas del mercado
El dólar se convirtió en un dolor de cabeza para el Poder Ejecutivo. Luego de la fallida licitación de títulos públicos, donde solamente se renovó el 61% de los 15 billones de pesos que vencían, la administración Milei tomó una serie de medidas que se suman a otras ya de por sí contradictorias entre sí.
El derrotero de medidas contradictorias arrancó con una primera suba de los encajes no remunerados, elevando el requisito para las cuentas a la vista del 30 al 45. Este jueves, el BCRA dispuso de otra suba de los encajes hasta el 50%. Un mayor nivel de encajes impacta en el mercado de pesos al aumentar el spread (diferencial) entre la tasa pasiva y activa. Como resultado, los bancos deciden desarmar sus tenencias en títulos públicos para cumplir con dicha normativa.
En la licitación de esta semana, el Tesoro limitó la oferta de las LECAP más cortas: no ofreció a 15 días y les puso un tope a las letras a 30 días y 45 días. El objetivo era evitar cargar de vencimientos la previa a las elecciones provinciales (septiembre) y nacionales (tercera semana de octubre). Por ende, ya era esperable un menor nivel de rollover del total de la deuda que vencía en la semana.
Desde el equipo económico también abrieron el paraguas y permitieron una ventanilla de Pase Activo contra letras con vencimiento mayor a 60 días. Al contrario de la medida anterior, esta movida promovía un mayor rollover pero con un incremento del circulante (por el Pase Activo).
Al final, lo que hizo el BCRA con la suba de los encajes remunerados fue volver un poco al esquema de las LEFI, instrumento que habían desarmado de manera abrupta generando aun mayor desconfianza entre los agentes del mercado.