El industricidio de Milei llegó a la madera entrerriana: consumo planchado, aserraderos fundidos y despidos

Al menos cuatro aserraderos bajaron sus persianas en las últimas semanas, y otros trabajan al 50%. A la caída en la demanda por la crisis, se le suma el aumento exorbitante del precio de los servicios, especialmente la luz.

12 de agosto, 2025 | 11.34

La industria ligada a la madera, una de las más importantes en Entre Ríos, está atravesando una de las peores crisis de su historia. La falta de ventas, el declive de otras actividades asociadas y la ausencia de obra pública ponen en jaque a una actividad en donde el 80% de la mano de obra es pyme. Ya se han registrado cierres y próximamente, si el contexto no mejora, se fundirán nuevos complejos, que en muchos casos son la principal fuente de ingresos de localidades que han crecido al calor del trabajo incansable de proyectos madereros. 

De acuerdo a un sondeo llevado adelante por expertos del sector, al menos cuatro aserraderos ya bajaron sus persianas en las últimas semanas. Otro importante lote, de un total de 180 registrados en la provincia, están trabajando al 50%, pero si no hay repunte en el corto plazo tendrán que tomar medidas más drásticas.

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"La situación es preocupante. Ocho de cada 10 complejos ligados a la actividad son pequeñas y medianas empresas familiares, que hoy están sufriendo las consecuencias de la recesión", explicó a El Destape, Ciro Mastandrea, ingeniero y jefe del Departamento Forestal de la Estación Experimental Concordia del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). Un sondeo efectuado en la zona maderera por excelencia de la provincia -Concordia, Colón y Federación- dio como resultado que muchos emprendimientos han optado por restablecer dinámicas de funcionamiento que les permitan sobrepasar la crisis, aunque no se avizora una salida a la brevedad: "Algunos están trabajando medio día, otros dejaron de abrir de corrido, en algunos casos han dividido al plantel para que hagan otras tareas. Pero eso tiene un límite, llega un momento donde se torna imposible y ahí comienzan los despidos, el pasaje a la informalidad y, en el peor de los casos, los cierres". 

El combo que aqueja hoy a los aserraderos es el mismo que, en general, golpea a los pequeños y medianos comercios en todo el país: una caída significativa de la demanda, que a la par se complementa para mal con un aumento exorbitante del precio de los servicios, especialmente la luz. A ello se le puede agregar que la presión tributaria no ha cedido y que los costos de mantener a trabajadores en blanco es cada vez más alto. 

"La industria maderera se apalanca especialmente en dos actividades, que son la venta de alimentos y la construcción. En épocas, una funcionó más que la otra, permitiendo un equilibrio. Por ejemplo en pandemia no había obra pública pero se vendía mucha comida, entonces con la elaboración de cajones había un sostén. Ahora no hay nada, se ha derrumbado todo, no se hacen tablas para construir ni se produce packaging", resaltó Mastandrea. El experto resaltó que antes de ponerle el candado a un galpón, los dueños intentan estrategias para sobrevivir, pero se terminan rindiendo ante una realidad que los supera: "Es doloroso, porque a veces significa despedir a un amigo, a un vecino, a un cercano que te acompañó desde el inicio". 

Federación, en crisis

El industricidio libertario está golpeando muy duro también a Federación, donde en pocos meses han cerrado una treintena de firmas vinculadas a la madera. Así lo detalló a El Destape, Daniel Benítez, director de Producción y Ambiente de la Municipalidad de Federación. "En 2019, cuando llegamos, el sector venía golpeado, pero comenzó una gestión nueva con otro modelo y otra impronta. Al inicio tuvimos serios problemas, pero de a poco fuimos repuntando. La actividad empezó a reactivarse y en la pandemia, de hecho, creció un montón", afirmó el funcionario.

En pocos años, la localidad pasó de tener 24 emprendimientos a contar con 63 en 2023: "Muchos eran 'integrados', es decir, nacían y se mantenían al calor de grandes empresas que precisaban a esos pequeños complejos para trabajos menores. Como había mucha demanda, había para todos. Eso se derrumbó entre el año pasado y este. Ahora hay 26, retrocedimos otra vez. Se perdieron 600 puestos". Benítez está convencido de que las explicaciones al fenómeno que se vive en la ciudad no es más complejo que comprender el actual plan de gobierno a nivel país: "El crecimiento, como la caída de ahora, están ligados al modelo económico. No hay otra explicación, se está destruyendo a la industria. Pasa en la madera, en el citrus y en la miel, que son las tres más fuertes de acá". 

El panorama hoy en Federación es casi desolador. A una caída generalizada de la manufactura se le suma un derrumbe histórico del turismo, la otra gran pata económica de la zona. En pocos meses, se quedó sin producción y sin visitantes, hundiendo a su comunidad en una situación desesperante. "La madera emplea jóvenes, que a veces se ganan la vida con alternativas si no hay trabajo ahí. Ahora esas alternativas están desapareciendo, como prácticamente está desapareciendo la clase media". 

Entre Ríos no solo tiene una importante industria maderera, sino que además es una zona de plantación más que relevante. Posee alrededor 147 mil hectáreas forestales, lo cual representa alrededor del 11% de todo el país, de acuerdo a datos relevados por la Dirección de Estadísticas de la Provincia. El 78% de las plantaciones son eucaliptus y le siguen salicáceas -sauces y álamos- y pino. Las exportaciones son una importante fuente de ingresos de divisas, gracias a barcazas que parten hacia India y otros destinos desde los puertos de Ibicuy y Concepción del Uruguay. Hoy todo el andamiaje productivo corre peligro, en el marco de un plan que no contempla nada más que el equilibrio fiscal y el tan prometido déficit cero.