El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, posteó este martes la confirmación de la firma del swap (intercambio) de monedas por hasta 20.000 millones de dólares con la Argentina, pero el anuncio oficial cayó nuevamente como en saco roto. El respaldo estadounidense y las declaraciones pre market (antes de que comiencen a operar los mercados) del equipo económico ya no surten efecto entre inversores que solo quieren salir de la bicicleta financiera y esperar el resultado de las elecciones posicionados en moneda extranjera. Dólares del agro, swap con Estados Unidos, operaciones de canje (REPO) con bancos extranjeros, financiamiento de organismos internacionales de crédito e intervención directa del Tesoro norteamericano no logran ya calmar las aguas.
En el mercado se sabe que todo lo que está haciendo el Gobierno es tratar de aguantar hasta las elecciones con el esquema cambiario actual y, en ese contexto, entra en contradicciones sobre las que los inversores toman nota. Los precios de los bonos de deuda no repuntan, mientras que el dólar oficial vuelve a operar por encima de los 1.500 pesos y el financiero, sobre el que también interviene Bessent, superó los 1.600 pesos.
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El lunes a última hora el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, informó que trabaja con el JP Morgan en un canje de bonos en el marco de programas organismos internacionales para liberar recursos con destino a la Educación. “Los ahorros generados por esta operación serán destinados a consolidar la inversión educativa de largo plazo, reafirmando el compromiso del Gobierno con el desarrollo del capital humano y el futuro de los argentinos”, publicó en la red X (ex Twitter). Quirno lo anunció mientras el presidente Milei firmaba la promulgación de las leyes de emergencia en salud pediátrica y de financiamiento universitario, pero suspendiendo su aplicación y ordenando al Congreso que “determine las fuentes de su financiamiento”. La resolución salió publicada en el Boletín Oficial este martes.
Horas antes, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) comunicaba el desembolso de 500 millones de dólares para fortalecer la atención del PAMI. La operación, aprobada por el Directorio Ejecutivo del BID, consiste en un Préstamo Basado en Resultados (PBR) que cuenta con un plazo de amortización de 25 años, un período de gracia de cinco años y medio, y una tasa de interés basada en SOFR de la Reserva Federal de Estados Unidos. El desembolso se da en medio del ajuste, vía vetos presidenciales, de los ingresos de los jubilados y del escándalo de coimas y corrupción en el PAMI. Lo que se refleja en el accionar oficial es el aprovechamiento de cualquier resquicio de financiamiento, sin importar el programa en sí sino el uso de los fondos, y “después se verá cómo y quién paga los compromisos asumidos”.
Más rápido y más profundo
El Gobierno se acerca a cumplir los dos meses de pasar la gorra, que parecieron dos años. No sólo por la confluencia de anticipos y versiones de apoyo que se barajaron en las últimas semanas, sino por el deterioro financiero, superando incluso el récord del macrismo, al que le llevó dos años. Al mileismo –aunque preparó el terreno desde su asunción—le llevó poco más de dos meses, entre la derrota legislativa bonaerense y a días de los comisiones nacionales, que le explotara el esquema Ponzi en que nuevamente Luis Caputo, ahora en su rol de ministro de Economía, convirtió a la estructura financiera de la Argentina. Mauricio Macri entregó llave en mano las finanzas al Fondo Monetario. Milei firmó las escrituras del país y se las entregó a Trump. Ambos regalaron la soberanía y el mercado aún así no está conforme.
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El discurso de los “cuadros” de La Libertad Avanza muestra serias inconsistencias y, aunque algunos medios eviten hacer archivo de los dichos del Gobierno, los inversores no son ingenuos. A fin de septiembre, en un canal de televisión en que no suele recibir repreguntas, Milei aseguraba que el financiamiento de los vencimientos para 2026 estaba asegurado y de ahora en más estaban buscando el de 2027. Esta semana sostuvo que el swap con Estados Unidos será utilizado para el pago de la deuda del año próximo.
“Así como nosotros construimos el blindaje, o el salvataje, o el seguro sobre la cuestión monetaria, también lo hicimos sobre el financiamiento. Nosotros ya tenemos cerrado el financiamiento del ‘26, y estamos buscando cerrar el del ‘27”, aseguró el Presidente a fin del mes pasado, cuando comenzaban a tomar forma las negociaciones con Estados Unidos, que finalizaron con su viaje a Washington, donde Trump reconoció que la ayuda está condicionada a una victoria de Milei en las legislativas. Este lunes, el propio Milei, tratando de explicar el swap con Estados Unidos y por qué no impactará en reservas, sostuvo: “en caso de no poder salir al mercado de capitales porque el riesgo país sigue siendo muy alto, haremos los pagos de 2026 utilizando la línea de swap; eso significa tomar deuda para pagar deuda”. Del 2027 ya ni se habla. El mero hecho de “llegar” a esa instancia ya parece una utopía.
Rascando el fondo de olla
El gobierno de Milei fue a la búsqueda de todos y cada uno de los canales posibles de obtención de dólares para fortalecer las reservas sin éxito. La demanda de privados, para salirse de la bicicleta (carry trade en lenguaje financiero), neutralizó cada uno de los intentos.
La desesperación por conseguir dólares se reflejó de inmediato, cuando, tras la derrota legislativa en terreno bonaerense, eliminó temporalmente (más precisamente 72 horas) las retenciones para que los principales exportadores de granos liquidaran el stock retenido en silo-bolsas. El sector agropecuario vendió unos 6.300 millones de dólares, pero el Tesoro compró apenas 2.230 millones de dólares, según datos oficiales. Desde el sector financiero apuntan a que los mayores montos fueron absorbidos por personas que acceden al mercado oficial de cambios, que luego revendieron en los mercados paralelos.
El resultado es que, actualmente, las reservas brutas apenas superan los 40.000 millones de dólares, mientras las netas disponibles continúan en terreno negativo, mientras que el Gobierno enfrenta vencimientos por 23.534 millones de dólares. De acuerdo con el informe de Quantum, ante organismos multilaterales vencen capital e intereses por 2.295 millones de dólares de octubre a diciembre 2025 y 7.521 millones en 2026; en bonos y letras se suman pagos brutos de capital e intereses por 10.718 millones y de Bopreal (el invento libertario) hay vencimientos por 1.000 millones de dólares en noviembre de este año y por 2.000 millones en el primer semestre de 2026.
El segundo paso, casi en simultáneo, fue la negociación con el Tesoro de Estados Unidos y bancos extranjeros por un paquete de 40.000 millones de dólares, la mitad a través de un swap de monedas y el segundo con un REPO con las entidades financieras. Mientras tanto, el Tesoro norteamericano comenzó a intervenir de manera directa vendiendo dólares baratos para que lo que quisieran salir en dólares tuvieran un canal para hacerlo.
El Banco Central confirmó que, a diferencia del swap con China, la operación el Tesoro estadounidense no tendrá impacto en las reservas porque sólo se computarán cuando se activen los tramos necesarios. Y, como esa activación será para pagar deuda, cuando se registren se irán casi en simultáneo. “Si se llegara activar algún tramo, ese monto entraría como reservas líquidas del BCRA, que actualmente rondan los 21.400 millones de dólares contando el desembolso del FMI (8.600 millones excluyéndolo). En tanto, las reservas netas –medidas según el criterio del último acuerdo de facilidades extendidas con el FMI—continúan en terreno negativo, y ya rondan 12.000 millones de dólares”, estima la consultora Equilibra.
El plan deuda por deuda
En un escenario pre-electoral y con fundamentos económicos que lo posicionan al borde de la cesación de pagos, el Gobierno inició el camino de una reestructuración preventiva. La primera está vinculada a los bancos extranjeros, por un monto de 20.000 millones de dólares, que implica la recompra de deuda
Según The Wall Street Journal, JPMorgan, Bank of America, Goldman Sachs y Citi esperan definiciones del Tesoro estadounidense sobre qué garantías aportará Argentina (o Estados Unidos) para avanzar. Según trascendió, en esas negociaciones se deslizó la posibilidad –frente un Gobierno que está regalado y firma lo que le piden- de que presente como garantía el ingreso del agro, una locura confiscatoria que implica respaldar deuda estatal con dinero –y decisiones- de privados y no de empresas públicas. Si el sector no quiere liquidar su cosecha, el Gobierno no tendría los dólares para afrontar futuros vencimientos y no podría obligarlos. “El consorcio de bancos propondría (o propuso) en la mesa de negociaciones que la garantía al repo de 20 mil millones sea la recaudación por retenciones (o por lo menos un porcentaje de ellas), o la recaudación fiscal general del Estado", sostuvo el medio. De esta manera, el “campo” sería el garante de la operación “aguantar” del Gobierno. El fondo de olla comenzó con el agro y parece cerrarse con el aporte del mismo sector.
En el interín, el secretario de Finanzas, Quirno, anunció un canje de bonos bajo la tutela del JP Morgan, en lo que se denomina “Deuda por Educación”. Esta operación es parte de los canjes denominados “Deuda por Desarrollo”, que pueden estar enfocados en Salud, Naturaleza, Clima, Educación u otros objetivos de desarrollo de los países. “Son canjes que tienen por objetivo liberar recursos fiscales de los países a cambio de compromisos de los países deudores de invertir en algunas de las áreas mencionadas”, explica la consultora 1816.
El mecanismo consiste en que un organismo internacional brinda garantía para la emisión de un nuevo bono de un país, que utiliza ese financiamiento para recomprar deuda existente que cotiza a una tasa más alta. Esencialmente, se canjea deuda a una tasa alta por deuda a una tasa baja gracias al apoyo de un organismo. El país se compromete a invertir los recursos que se ahorran por la operación en las áreas acordadas con el organismo. El anuncio se conoció horas antes de que saliera en el Boletín Oficial una nueva traba –aduciendo falta de fondeo- al financiamiento educativo.
El Tesoro nacional tiene emitidos bonos en moneda extranjera por un total de 91.800 millones de de dólares valor residual. Ese stock incluye a los Globales en dólares, a los Globales en euros y a los Bonares (estos últimos emitidos bajo ley argentina). Descontando las tenencias del Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la ANSeS y el BCRA, “calculamos que el total de bonos soberanos es de 78.700 millones de dólares de valor residual y que el valor de mercado de estos papeles es de unos 48.800 millones”. “Suponemos, aunque esto no es obvio, que Argentina buscará recomprar los bonos 2029 y 2030, que son los que tienen la carga de vencimientos más importante en los próximos años”, concluye el informe de 1816.