Movilidad social: en una clase media fragmentada y golpeada, más del 40% descarta acceder a casa y vehículo propio

Así lo advirtió un revelamiento privado que agregó que el 80% de la “clase media baja” se vio obligada a recortar gastos cotidianos, a la par que solo el 22% llegó a ahorrar en los últimos meses. Los datos se conocieron en la previa de la difusión oficial del nuevo dato de inflación que, anticipan, marcará una aceleración en alimentos.

10 de abril, 2025 | 00.05

A la espera del dato de inflación de marzo que difundirá este viernes el INDEC, un informe privado puso sobre la mesa otra cara de la crisis que afecta a las familias argentinas: 6 de cada 10 personas de clase media aseguran que, aunque su trabajo les permite subsistir, no logran mejorar económicamente al punto de que el 45% cree que nunca va a poder comprarse una casa propia y un porcentaje similar no tiene auto propio y duda que la situación cambie a futuro. 

En el marco de un mundo laboral cada vez más fragmentado, el golpe económico afectó el acceso a bienes que tradicionalmente formaron parte de consumos y estilos de vida de los hogares, que no solo enfrentan ajustes en el presente, sino que también se traslada a las siguientes generaciones: el 80% de la “clase media baja” se vio obligada a recortar en gastos cotidianos y solo el 22% llegó a ahorrar en los últimos meses. 

Así, mientras las tensiones cambiarias se acumulan en nuestro país, la situación de los ingresos de trabajadores y jubilados impacta en la calidad de vida y en las condiciones sociales, todo lo que podría agravarse en la antesala de un nuevo acuerdo con el FMI y la posibilidad de medidas cambiarias que afecten aún más el poder de compra de los ingresos laborales los que, desde que comenzó el gobierno de Javier Milei, ya acumulan una transferencia de 32,5 billones de pesos directa desde el bolsillo de los asalariados.

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Ni auto ni casa propia

Mientras el gobierno nacional busca sostener, a toda costa y en un año electoral, el proceso de desinflación apostando de lleno al ancla salarial, lo cierto es que cada vez menos familias logran llegar a fin de mes con sus ingresos. Al respecto, un relevamiento privado que encuestó a trabajadores de diferentes provincias del país señaló que 6 de cada 10 argentinos de clase media creen que su trabajo les permite subsistir, pero no crecer económicamente. Esto ocurre en un escenario de sostenida pérdida del poder adquisitivo de las familias: según un informe de la consultora Moiguer que estimó el promedio per cápita familiar expresado en canastas básicas totales “desde 2017 la clase media perdió el 43% de su capacidad de compra” (clase alta 33% y clase baja 49%).

Así lo refleja uno de los miles de testimonios surgidos de encuestas realizadas en hogares de distintos perfiles en AMBA, Córdoba, Neuquén, Salta, Santa Fe de forma online y presencial en la vía pública: “Mi viejo trabajó toda su vida en la misma empresa, pero eso ya no sirve. Ahora hay que tener más de un trabajo para poder sostenerse, y ni hablar si querés tener un techo propio”, señaló una persona de clase media “alta”, de 35 años, de Córdoba. Los números del derrotero salarial así lo demuestran también: “desde que Milei asumió al frente del Ejecutivo todos los trabajadores activos y pasivos sufrieron una enorme pérdida de ingresos”, indicaron desde el Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía (MATE). En lo concreto, en el caso del salario privado, la parcial recuperación se frenó en los últimos meses, “consolidándose un nuevo nivel, más bajo, de salario real”. Desde diciembre de 2023 cada trabajador registrado en el sector privado perdió, en promedio, casi dos millones de pesos ($1.900.289), según estimó el centro económico.

Por su lado, el mayor derrumbe fue para las y los estatales ya que “nunca recuperaron la licuación de los primeros meses de gobierno. Actualmente este salario es 22% inferior al del fin del mandato de Alberto Fernández y, desde que gobierna Milei, cada estatal acumula una pérdida de más de 5 millones de pesos ($5.343.807)”, detallaron. Asimismo, sigue cayendo el poder de compra del salario mínimo que sirve -o debería servir- como piso referencia para un ingreso familiar que alcance a cubrir necesidades básicas: una familia necesita 5 salarios mínimos para no ser pobre, “entre 2006 y 2015, con 2 salarios mínimos una familia tipo quedaba por encima de la línea de pobreza”, sumaron.

Esto ocurre en un contexto donde, pese a la desaceleración de precios de los últimos meses, los hogares enfrentan un mayor peso de gastos fijos (servicios y transporte públicos, alquileres) que resta ingresos disponibles para el consumo masivo. Desde MATE dieron a conocer, en ese sentido, el indicador denominado "Inflación de la canasta de las y los trabajadores (ICT)" que, según dijeron, “fue diseñado para analizar la evolución de los ingresos de los asalariados considerando la variación de los precios de la canasta de bienes y servicios necesarios para atender las necesidades reconocidas en el Art. 14 bis de la Constitución Nacional y en la Ley 20.744 de Contrato de Trabajo”. Los resultados contrastan con la medición oficial del IPC- INDEC: en febrero la inflación mensual oficial fue 2,4% contra 2,5% de ICT; la interanual se ubicó en 67% frente al 79% del indicador del centro económico privado, y la acumulada alcanzó los 186% según INDEC, frente al 207% del ICT.

“En el último año el ICT registró una inflación superior a la del INDEC, cuya canasta se encuentra desactualizada y, además, no está diseñada específicamente para analizar evolución salarial”, analizaron los economistas.

Lo anterior es clave para entender un dato de relevancia surgido de encuesta privada: cuatro de cada diez personas de clase media creen que nunca podrán acceder a una vivienda propia (cayó 7 puntos la cantidad de propietarios entre 2010 y 2022) y el 44% de quienes no tienen vehículo cree que no va poder comprarse a futuro. Según los analistas, esto evidencia que “cada vez menos personas se identifican como clase media”. En 2004 el porcentaje rondaba el 90%; en 2024 había bajado al 74% y en la encuesta de enero/febrero de 2025 había caído al 47%.

En este panorama, además de los cambios de hábitos y posibilidad de acceso a bienes, se hace evidente una creciente fragmentación al interior de la llamada clase media. En los parámetros de la consultora, es posible distinguir entre los segmentos “clase media consolidada” y “clase media baja” donde existe una brecha del 100% en ingresos: mientras los ingresos promedio por hogar de la primera se ubican en torno a los $ 2.750.000, en la segunda rondan los $ 1.300.000.

De hecho, sostienen que, entre la "clase media baja" y la "clase baja", la diferencia es mucho menor (38%). Esta última queda por debajo de la línea de pobreza al tener ingresos promedio de $ 980.000 (canasta básica total $ 1.060.000).

Lo anterior “obliga a repensar cómo se define la clase media, ya que no sirve pensarla como un bloque homogéneo”, indicaron desde la consultora. En relación, agregaron que el 50% de las personas que pertenecen -por el cálculo oficial de ingresos- a la clase media baja se perciben como clase baja o vulnerable, mientras que 7 de cada 10 de la clase media alta se percibe de clase media. “Argentina va hacia un ciclo de crecimiento heterogéneo con una clase media atravesada por tres fenómenos: una clase media desdibujada en el imaginario; desparametrizada en sus vectores de progreso y desacoplada en su interior”, plantearon.

Cambio de consumos y brechas internas

En 2024 se perdieron 180.000 empleos registrados como resultado de la caída de actividades económicas clave como industria, construcción y comercio (-100.000 sector privado, -62.000 sector público y -16.000 casas particulares). Semejante pérdida de fuentes de trabajo sumado al deterioro del poder de compra salarial impactaron directamente en el consumo de la población, ampliando incluso las brechas al interior de la clase media. 

Según el relevamiento de Moiguer, mientras la clase media “consolidada” se caracteriza por tener en un 71% trabajo formal, en la clase media baja se ubica en torno al 57%. De igual manera, hay una diferencia de 12 puntos en el acceso a la vivienda propia (57% vs. 45%) y también persisten diferencias en la contratación de servicio doméstico en el hogar (64% vs. 34%). Un punto no menor, mientras el 30% del primer grupo no tuvo que recortar gastos cotidianos y realizó consumos suntuarios en los últimos meses, el porcentaje cae al 23% en el segundo segmento. En sintonía, una diferencia similar se observa entre quienes pudieron ahorrar (34% contra 22%).

En materia de consumos culturales se destacó la diferencia en el nivel de inglés (38% vs. 25%), en tanto que más del doble de la "clase media consolidada" viajó al exterior (47% vs. 21%) y también se posicionan por arriba en el acceso a libros en los últimos seis meses (74% vs. 55%).

Finalmente, otra cuestión relevante tiene que ver con la educación “el 40% de los argentinos de clase media alcanzaron un mayor nivel educativo que sus padres, pero no perciben ascenso social” señaló el documento y resaltó que se impone el “hacer la propia”, esto es, que “5 de cada 10 argentinos de la clase media cree que desarrollar un emprendimiento le va a dar ascenso social”.