Los mosquitos son uno de los insectos más odiados, ya que además de picar y generar molestias, suelen ser bastante invasivos. Sin embargo, por si no eran ya lo suficientemente detestados, ahora muchas personas empezaron a detectar algo peculiar: la temporada de mosquitos dura cada vez más, incluso extendiéndose hasta el invierno.
Según una reciente investigación del Instituto de Biología Evolutiva (IBE), dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España (CSIC), el cambio climático es una de las principales razones detrás de este fenómeno. El estudio señala que los inviernos más cortos y cálidos están alterando los ciclos de vida de los mosquitos, que encuentran condiciones cada vez más favorables para sobrevivir y reproducirse fuera de la temporada habitual.
El problema se agrava en zonas urbanas, donde el calor residual de los edificios, las aguas estancadas y el aumento de las temperaturas mínimas generan un microclima ideal para su desarrollo. Además, se ha detectado que algunas especies, como el mosquito tigre, están adaptándose rápidamente a estas nuevas condiciones, extendiendo su presencia más allá de los meses de calor.
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Lo más preocupante, según los expertos, es que esta permanencia prolongada de los mosquitos también implica una mayor exposición a enfermedades que estos insectos pueden transmitir, como el dengue, el zika o el chikungunya. Por eso, recomiendan reforzar las medidas de prevención durante todo el año, no solo en verano: eliminar recipientes con agua, mantener limpios patios y jardines, y utilizar repelentes de forma periódica.
¿El mosquito del dengue sobrevive al invierno?
Aunque muchos creen que el mosquito del dengue desaparece por completo durante los meses fríos, lo cierto es que Aedes aegypti, la especie responsable de transmitir el virus, puede sobrevivir al invierno en ciertas condiciones. No lo hace como insecto adulto volando por ahí, sino a través de sus huevos, que pueden resistir temperaturas bajas durante varios meses en lugares secos.
Cuando vuelve el calor y se acumula agua en esos sitios, los huevos eclosionan y nacen nuevos mosquitos. Por eso, aunque en invierno disminuya su presencia, es crucial seguir eliminando posibles criaderos como baldes, canaletas y macetas con agua estancada, ya que son el reservorio silencioso de futuros brotes.