El dólar se disparó al máximo de la gestión de Javier Milei, presionado por la salida de capitales, la compra de ahorristas y la demanda de los importadores, que perciben que las inconsistencias del programa económico pueden terminar en una nueva crisis de la política cambiaria.
El dólar minorista subió el viernes 15 pesos y se vendió en los bancos $ 1.260, un nuevo récord en el cierre de la semana y el dólar A3500, el de referencia para el Banco Central y las operaciones de los agentes económicos, marcó un nuevo máximo en 1.239,83 pesos, y cerró en alza en 1.240 pesos anticipando un lunes “caliente” para la divisa.
Y como viene ocurriendo cada semana, crecen los pedidos para que el Banco Central suministre billetes físicos a las entidades financieras para responder a las demanda de los ahorristas.
Este lunes el Banco Central tendrá que girar a las sucursales bancarias 18 millones de dólares en billetes. Además, hubo negocios entre las propias entidades para compensar por otros 20 millones de dólares.
Los ahorristas minoristas tienen una alta estacionalidad, que se refleja en la suba de los depósitos en dólares en los primeros días del mes cuando hacen las operaciones de compra generalmente por las plataformas electrónicas y que luego va disminuyendo a medida que pasan por las sucursales a retirar los billetes para mantenerlos fuera del sistema financiero.
En mayo más de un millón de personas compraron dólares para atesoramiento, por 2.262 millones millones, lo que constituyó un nuevo récord mensual desde 2019, que se espera vuelva romperse entre junio y julio, cuando además impacta la mayor disponibilidad de pesos por el pago del medio sueldo anual complementario para los trabajadores formalizados.
“Si te parece que está barato comprá, campeón”, fue la chicana que lanzó el ministro de Economía, Luis Caputo, el primer día del mes en un encuentro de la Universidad Austral, ante un auditorio en el que había más de 600 ejecutivos de negocios.
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Después de frases célebres de ministros de economía, como “el que apuesta al dólar pierde” lanzada en 1981 por el entonces ministro Lorenzo Sigaut, en 1981; o “les hablé con el corazón y me respondieron con el bolsillo” en 1989 del ministro Juan Carlos Pugliese, la frase de Caputo actuó como disparador de la demanda de ahorristas, que perciben al dólar extremadamente barato.
En cuatro días, desde que habló Caputo, la divisa estadounidense se disparó 55 pesos, un 3,7%, y en el año subió 20%, más que la inflación del primer semestre, que habría rondado el 16 por ciento.
La demanda de dólares de ahorristas se suma a la salida de capitales, como la megaoperación por 1.600 millones de dólares realizada a través de títulos públicos después de la recomendación del JP Morgan de cerrar las operaciones de carry trade y dolarizarse, y de los importadores.
La cuenta corriente, que mide la diferencia entre los ingresos y egresos de divisas por bienes, servicios, rentas y transferencias, marcó un déficit de 5.191 millones de dólares en el primer trimestre.
Esa percepción de dólar barato no es compartida por algunos informes económicos, que anticipan una fuerte liquidación en las próximas dos semanas de divisas provenientes de la exportación del complejo agrario que aprovechó los últimos días de baja de retenciones para anotar operaciones aunque no dispone del grano, que los productores se niegan a comercializar a estos valores.
También influye la fuerte apreciación que tiene la divisa frente a las monedas de la región, que fueron recuperando valor este último bimestre en la medida que el dólar se devaluó en los mercados internacionales como reflejo de la contradictoria política económica y arancelario de la administración de Donald Trump.
Un informe del banco de inversión CMF, de posición muy cercana a la visión libertaria, destacó esta semana que desde la salida del cepo, el peso argentino se depreció más de 14%, mientras que el real brasileño se apreció más de 5% contra el dólar.
“La hiper atención de los medios y analistas sobre la apreciación cambiaria debería encontrar un calmante en esta cuestión: nuestro principal socio comercial se encareció mucho en lo que va de 2025, mejorando la competitividad relativa de nuestro sector externo de gran manera”, evaluó. “El Gobierno fue claro en este aspecto, el saldo externo no preocupa, pero lo siguen de cerca”, concluyó.
El informe de la consultora Adcap que compartió con sus clientes advirtió que “el peso se está asentando en un nuevo rango de equilibrio dentro de la banda cambiaria más amplia, con un piso probable alrededor de los 1.200 pesos por dólar”.
Ese nuevo piso lo atribuyó a cuatro “narrativas posibles”: la compra de dólares de ahorristas, la demanda de los turistas y de los exportadores y lo que considera “un comprador silencioso de las últimas semanas” como define a las operaciones del Tesoro, que compró divisas en bloque, por lo menos una por 200 millones de dólares, pero no informó si hubo otras.
Toda la presión sobre el dólar, si se ubica en un nuevo piso de 1.200 pesos aunque inferior al cierre de este viernes significa convalidar una devaluación con un piso de 3% que difícilmente sea absorbida por los formadores de precios y más probable que tenga impacto en los índices de inflación de julio y agosto.
En junio, los primeros días del mes el tipo de camio tendió a apreciarse, aunque al final del mes cerró en alza, mientras que este mes arrancó con una fuerte devaluación, una leve recuperación y de nuevo profundizó la suba del dólar.
Sobre el IPC de junio, los analistas privados esperan una aceleración de la mano de la suba de las tarifas. Luego de la inflación de 1,5% en mayo, la más baja en cinco años, las consultoras privadas esperan que en el mes de junio se haya producido una leve aceleración de la suba de precios, sobre todo debido al mayor aumento en varias tarifas clave como la luz, el gas y el transporte.
Concretamente, la inflación de junio habría sido del 1,5% para FIEL (en CABA), del 1,7% para LCG, también del 1,7% para Analytica, de entre el 1,7% y 1,9% para EcoGo y del 2% para C&T, según un relevamiento que pudo hacer El Destape.