En una guerra siempre pierden todos. En un conflicto comercial es igual. Sin embargo, el anuncio del presidente Donald Trump de aranceles a los principales países con los que comercia no solo podría ser un tiro en el pie para Estados Unidos, sino que además podría terminar en que el principal objetivo de la medida, China, saque tajada del contexto. ¿Algún país gana en este esquema? “Trump en el corto plazo y creo que China en el largo”, opinó ante este medio el ex viceministro de Economía Emmanuel Álvarez Agis, quien considera que la suba de aranceles impuestos por Estados Unidos es “suicida”.
La venta masiva y generalizada en los mercados mundiales deja claro que los inversores no esperan que haya ganadores en la ofensiva más reciente en una guerra comercial cada vez mayor. Al menos en el corto plazo. Los precios, con una desplome profundo en Wall Street, además sugieren que el mismo Estados Unidos podría ser una de las mayores víctimas de las políticas proteccionistas que anunció Trump. En general, las opiniones recogidas por El Destape coinciden que se está bajo un esquema de desglobalización, aunque pierda Estados Unidos.
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Desde China no esperan la desvinculación total con el resto del mundo. Simplemente significa que su destino final tendría que trasladarse de Estados Unidos a otros lugares, como Europa, Latinoamérica. Pero eso no será en el corto plazo. “Será un fenómeno a largo plazo”, señaló el economista.
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El tiro en contra
Dentro de los principales daños que anticipan en el mercado para Estados Unidos se encuentra la inflación. “Los consumidores pagarán más y tendrán menos opciones. Aumentar el precio de las piezas para los fabricantes estadounidenses, al tiempo que se les libera de la disciplina de la competencia extranjera, los debilitará”, señaló el periódico The Economist. El resto del mundo sufrirá las consecuencias del desastre.
Los gobiernos deberían centrarse en aumentar los flujos comerciales entre ellos, especialmente en los servicios que impulsan la economía del siglo XXI. Con una participación de la demanda final de importaciones de tan solo el 15 por ciento, Estados Unidos no domina el comercio mundial como lo hace con las finanzas globales o el gasto militar. Incluso si suspendiera las importaciones por completo, según las tendencias actuales, 100 de sus socios comerciales habrían recuperado todas sus exportaciones perdidas en tan solo cinco años, según calcula Global Trade Alert, un grupo de expertos que publicó el medio londinense.
Se podría pensar en China transfiriendo tecnología e invirtiendo en producción en Europa a cambio de aranceles más bajos. La Unión Europea debería centralizar sus normas de inversión para poder alcanzar acuerdos que cubran la inversión extranjera directa.
El Ministerio de Comercio de China declaró su firme oposición a los aranceles y advirtió sobre la posibilidad de tomar “contra medidas firmes para salvaguardar sus propios derechos e intereses", sin ofrecer detalles, según consigna Forbes. Pekín, cuyas exportaciones a Estados Unidos se enfrentan ahora a un arancel del 54 por ciento, describió los gravámenes como "intimidación unilateral" y advirtió que "no habrá ganadores en una guerra comercial”. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, afirmó que la “economía mundial sufrirá enormemente" debido a estos aranceles, y que las "consecuencias serán nefastas para millones de personas en todo el mundo”.
Ni Canadá ni México figuran en la lista de aranceles recíprocos de Trump. Sin embargo, los dos vecinos norteamericanos no salen indemnes, ya que el presidente les impuso previamente aranceles del 25 por ciento y la Casa Blanca confirmó que este gravamen se mantendrá vigente. Otro país que falta en la lista es Rusia.
El gigante se despierta
China prometió contraatacar. Su Ministerio de Comercio llamó a las medidas de Trump una “práctica típica de intimidación unilateral”, al tiempo que instó a Estados Unidos a cancelar los aranceles y “resolver adecuadamente las diferencias con sus socios comerciales a través de un diálogo igualitario”.
Los aranceles mínimos del 54 por ciento que Trump impuso a China son más altos que lo que muchos analistas esperaban y podrían transformar fundamentalmente las relaciones entre las dos economías después de décadas de interdependencia. Los desafíos son múltiples para las empresas con cadenas de suministro arraigadas en China, que ahora se encuentran en dificultades debido no solo a los gravámenes inesperadamente altos de Estados Unidos a las importaciones chinas, sino también a las de otros países asiáticos.
Para eludir los aranceles vigentes, algunas empresas chinas y multinacionales han trasladado su producción a otras partes de Asia. Sin embargo, los nuevos aranceles de Trump sobre otros países asiáticos, anunciados el miércoles, también perjudicarán a China: Vietnam se enfrenta a aranceles del 46 por ciento y los productos camboyanos tendrán un arancel del 49 por ciento.
“Todos se quedarán en China o regresarán a China, así que en realidad el ganador de todo esto es China”, según afirmaron desde la oposición a Trump. Pero cree que “el consumidor estadounidense no va a ser capaz de absorber” el impacto económico que suponen los nuevos aranceles generalizados, mientras que los proveedores y dueños de empresas que planeaban diversificar sus cadenas de suministro en otras partes de Asia van a tener dificultades, suma una encuesta de la cadena BBC.
De todos modos, los aranceles también llegan en un momento difícil para la desaceleración de la economía china. En las últimas semanas, los funcionarios intensificaron sus esfuerzos para estimular el débil consumo interno mientras se preparaban para una guerra comercial cada vez más extensa. “Japón y Corea, las economías más grandes, aún no están en posición de tomar represalias contra Estados Unidos, pero lo que podrían hacer es desarrollar discretamente una relación con China para reanudar el contacto y reevaluar las oportunidades del mercado chino.