El poder económico contra el salario digno

El gobierno liberal-libertario es el vehículo de una profunda revancha clasista en contra del movimiento popular, que incluye a los trabajadores, aunque un sector de ellos no lo sepa o no se sienta parte de él. Forma parte de una transformación estructural, que la élite empresarial pretende hacer irreversible, en un contexto de desigualdad y polarización social, y de fragmentación y heterogeneidad del mundo del trabajo.

30 de abril, 2025 | 00.05

El Día Internacional de los Trabajadores es la conmemoración del movimiento obrero mundial, y es una jornada para realizar diferentes reivindicaciones sociales y laborales de la clase trabajadora. 

Este 1° de mayo, en la Argentina de Milei, adquiere una dimensión mayor porque, con el gobierno liberal-libertario, se están empezando a afianzar los efectos de una profunda revancha clasista en contra del movimiento popular, que incluye a los trabajadores, aunque un sector de ellos no lo sepa o no se sienta parte de él. 

Es una revancha clasista liderada por los principales actores del poder económico concentrado, con Javier Milei como mascarón de proa de este objetivo de transformación estructural.

Desigualdad social y fragmentación del mercado laboral

En las últimas décadas, con mayor velocidad en la presente, el mercado laboral registró cambios que debilitaron la representación tradicional de los trabajadores a través de las organizaciones sindicales. 

La informalidad, la precariedad y el cuentapropismo pasaron a ser modalidades de inserción laboral cada vez más extendidas. Esto incluye trabajadores bien remunerados, como programadores con vínculos laborales e ingresos en dólares no registrados formalmente, con firmas locales o del exterior.

La Argentina de Milei se va consolidando como un país más desigual. Esto queda reflejado en un reciente informe del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag), basado en el último reporte de microdatos de la Encuesta Permanente de Hogares del Indec sobre la distribución del ingreso per cápita, correspondiente al cuarto trimestre de 2024. El saldo del análisis de esta información es la siguiente:

1. Existe una gran cantidad de personas que son muy pobres, con ingresos muy por debajo de la Canasta Básica. 

2. La mitad de la población posee un ingreso per cápita por debajo de 383 mil pesos al mes. 

3. Dos tercios poseen un ingreso por debajo de la media (538 mil). El director del Celag, Alfredo Serrano Mancilla, explica, en relación a este dato, que “la media dejó de ser la norma; dicho de otra manera: apenas hay clase media”. 

4. Solo hay un 20% de personas que tienen ingresos por encima de 750 mil pesos al mes. 

Serrano Mancilla concluye que “Argentina es tan desigual económicamente que deberíamos hablar formalmente de polarización. O sea: la gran mayoría con poquísimo, y una minoría con muchísimo”.

El informe de la Celag muestra que existe una gran cantidad de personas que son muy pobres, con ingresos muy por debajo de la Canasta Básica.

Desarticular el poder de negociación del salario

Otro informe que expone las consecuencias de la revancha clasista fue presentado por el Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (Cifra)-CTA. Se trata de una investigación sobre la evolución del salario mínimo, desde la asunción del actual gobierno: entre noviembre de 2023 y abril del año en curso, el poder de compra de este salario se redujo en más de una tercera parte. 

Esta reducción, sumada a la de años anteriores, implica que quedó desdibujada su función como herramienta para fijar un piso salarial. En febrero de este año, el salario mínimo representó menos de una quinta parte del salario promedio registrado del sector privado. 

A lo largo de 2024 hubo cuatro reuniones del Consejo Nacional del Empleo, la Productividad y el Salario Mínimo, Vital y Móvil. En todas ellas, ante la falta de acuerdo, fue la Secretaría de Trabajo quien determinó los aumentos nominales, que fueron prácticamente equivalentes a la propuesta del sector empresario. 

El reporte indica que la pérdida sufrida durante este gobierno se acumula con retrocesos previos, por lo que el salario mínimo se ubicó en abril de 2025 en un nivel real que es 44,1% más bajo que en noviembre de 2019, al final del gobierno de Cambiemos, y 57,3% menor que noviembre de 2015. 

Cifra-CTA calcula que si el salario mínimo no hubiese perdido poder de compra a lo largo de este tiempo, estaría actualmente cerca de los 700.000 pesos. Con este retroceso histórico, el valor real del salario mínimo es inferior al vigente durante la mayor parte de la década de 1990 y en la crisis final del régimen de convertibilidad, cuando, como sucede en la actualidad, esta política se había abandonado como herramienta para determinar pisos salariales e impulsar una menor desigualdad salarial. 

Cifra-CTA también ofrece la comparación del salario mínimo con las líneas de pobreza y de indigencia, que revela una situación peor que la del 2001: el salario mínimo en la actualidad equivale a 58,1% de la canasta básica de alimentos que define la línea de indigencia para una familia tipo y poco más de una cuarta parte de la canasta de pobreza. 

Cuál es el objetivo principal de la élite empresarial

En este contexto de desigualdad y polarización social, junto a la fragmentación y heterogeneidad del mundo del trabajo, se despliega una intensa revancha clasista, que ha tenido otros episodios, siendo el más violento y cruel durante la última dictadura militar (1976-1983). 

Este nuevo intento exhibe una peculiaridad a destacar. Por las experiencias frustradas del pasado (de los ciclos políticos de la dictadura, el menemismo y el macrismo), existe el deseo profundo, entre los miembros de la élite empresarial de mayor peso político y económico, de poner punto final a la alternancia entre gobiernos neoliberales y los nacionales y populares.

Esto explica, en parte, la resignación de la mayoría de empresarios de la industria y del campo, dos sectores relevantes de la estructura productiva nacional, para la aceptación de una política económica que perjudica en forma directa la rentabilidad de las respectivas actividades.

El presidente Milei en el último Coloquio de Idea. El gobierno liberal-libertario es el vehículo de una profunda revancha clasista en contra del movimiento popular.

El objetivo de la reforma irreversible

La misión de frenar el movimiento del péndulo económico exige, según lo expresan en diferentes foros empresariales, imponer situaciones objetivas difícilmente removibles, como pueden ser la dolarización, el endeudamiento externo asfixiante con un préstamo impagable al Fondo Monetario Internacional, o la privatización de activos públicos estratégicos clave para un plan de desarrollo nacional, como los energéticos de Enarsa (Transener, gasoducto Néstor Kirchner, represas hidroeléctricas de Santa Cruz).

El poder económico, cualquiera sea la inserción estructural de sus integrantes (servicios y comercio, industria, agropecuario, medios de comunicación, comercio electrónico), interpreta que el gobierno de Milei puede ser una oportunidad para consagrar la ansiada redefinición de la matriz económica, política y social, y subordinar definitivamente el trabajo al capital, removiendo todas sus conquistas históricas y volviendo esta nueva situación irreversible. 

Este Día de los Trabajadores, como los próximos durante el gobierno de Milei, serán oportunidades para denunciar el retroceso laboral y social, que es el escenario deseado por la élite económica, pero que tendrá probablemente manifestaciones de resistencia de los propios damnificados de la transformación pretendida. 

Para que ello ocurra o no resultará fundamental la respuesta que tengan los sectores populares, sindicales y políticos, frente a la misión que se ha comprometido el poder económico a cumplir para borrar una historia de conquistas de derechos laborales y sociales.