La Cepal redujo la previsión de crecimiento y anticipa que se vienen meses recesivos

El organismo de la ONU recortó su proyección de crecimiento para la Argentina. En un nuevo reporte publicado este jueves lo bajó de 5% a 4,3% para este año. Esta nueva cifra ya es inferior a la última acumulada del Indec.

23 de octubre, 2025 | 16.38

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) recortó en la publicación de este jueves su proyección de crecimiento para la Argentina, llevándolo de 5 a 4,3 por ciento para este año, lo que implica que se vienen meses de PBI signos negativos. El INDEC informó este miércoles una recuperación acumulada de la actividad económica, influenciada por el arrastre estadístico derivado del rebote en los primeros meses del año frente al 2023 (que fue contractivo), de 5,2 por ciento. De cumplirse la estimación de la CEPAL, los próximos meses deberían arrojar valores negativos para adecuarse a la estimación del organismo y confluir en una cifra más cercana al 4 por ciento.

La recuperación argentina frente a la contracción de 2024 se enmarca en un rebote técnico. Sin embargo, el organismo no desliga su previsión de las políticas de ajuste implementadas recientemente. Los privados anticipan que se mantendrá la tendencia negativa de la economía, hasta el momento solo sostenida por el peso de la intermediación financiera. Al igual que el INDEC, la Cepal ratifica una caída de 1,3 por ciento de la economía en 2024, mientras que pronostica una mejora de 4,3 por ciento este año y de 3,8 por ciento el próximo. De esta manera, la Argentina se baja del podio de previsiones para este año en la región. Se posiciona en el cuarto puesto de América latina, detrás de Guyana (12,1 por ciento), Venezuela (6 por ciento) y Paraguay (4,5 por ciento).

Impasse y sigue la recesión

El PBI argentino se sostuvo en agosto gracias al auge de la bicicleta financiera instalada por el gobierno de Javier Milei, pero mientras tanto continúa derrumbándose la economía real. Así lo mostró el Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE), que anticipa la cifra del Producto Bruto Interno (PBI) para el octavo mes del año, dado a conocer por el INDEC este miércoles. La actividad económica creció un 2,4 por ciento en agosto respecto al mismo mes del 2024, mientras que aumentó un 0,3 por ciento respecto a julio pasado en la medición desestacionalizada.

El rubro que más creció fue el de intermediación financiera, un 26,5 por ciento interanual, en línea el dato de los meses previos y con la intención del equipo económico de extender la bicicleta financiera. Además, el de más impacto fue el rubro de recaudación de impuestos. Estos tuvieron una incidencia de 0,9 y 1,5 puntos porcentuales respectivamente, por lo que entre ambos explican toda la variación positiva del EMAE en el mes. A contramano, los rubros más importantes para la economía real y el empleo siguieron mostrando fuertes bajas en el mes. La industria manufacturera fue la de mayor retroceso, 5,1 por ciento interanual. En el penúltimo lugar se ubicó el comercio, que tuvo una baja del 1,7 por ciento.

Pese a este impasse en el desplome de actividad, las previsiones de recesión para lo que queda del año se intensificaron, en medio de la escalada en la tensión financiera y cambiaria, que obligó al equipo económico que lidera el ministro Luis Caputo a subir la tasa de interés a niveles recesivos. La probabilidad de entrar en recesión ya supera el 98 por ciento, según el Índice Líder (IL) que elabora el Centro de Investigación en Finanzas de la Universidad Di Tella. El indicador anticipado de actividad económica de la Di Tella cayó 0,85 por ciento mensual en septiembre en su versión desestacionalizada, acumulando seis meses consecutivos de bajas en su serie tendencia-ciclo.

En términos interanuales, la contracción fue del 1,52 por ciento respecto de septiembre 2024. “Por su parte, la serie de referencia, el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE), en su versión desestacionalizada, mostró una caída de 0,87 por ciento durante julio de 2025”, destaca el informe de la Universidad dado a conocer este miércoles.

Por su parte, la serie tendencia-ciclo del indicador, se ubica en 122.94 puntos en septiembre de 2025 (2004=100). Esto representa una caída de 0,97 por ciento respecto del mes anterior. “Esta es la sexta caída consecutiva de la tendencia ciclo del IL sugiriendo que la economía se encuentra en una fase de desaceleración con una alta probabilidad de convertirse en una recesión en los próximos meses”, destacó el informe de la Di Tella.

En lo referente a la serie de tendencia-ciclo utilizada como referencia (que presenta datos hasta julio de 2025), se observa que el EMAE cae 0,34 por ciento respecto del mes anterior. Esta es la cuarta caída consecutiva de la tendencia ciclo del EMAE. Seis caídas consecutivas de este indicador definen una recesión técnica. En agosto, el INDEC informó que este valor se ubicó en un negativo 0,1 por ciento. “En septiembre de 2025, la probabilidad de salir de la fase expansiva de la actividad económica durante los próximos meses se ubica en 98,01 por ciento”, concluyó el informe de la Di Tella.

La región continúa firme

La región también presenta una mejora en el orden de 0,2 puntos porcentuales y el crecimiento de la economía se ubicaría un 2,4 por ciento. Con esta actualización, la expectativa del crecimiento regional 2025 es igual a la presentada en diciembre último (2,4 por ciento) y de 2,3 por ciento para el año próximo, según el Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2025 publicado este jueves por la Cepal.

El organismo regional de las Naciones Unidas señala que este ajuste en las proyecciones refleja “un entorno internacional menos adverso que el previsto en abril, pero no altera el diagnóstico de fondo: el impulso externo al crecimiento se ha desacelerado y la región sigue creciendo a un ritmo bajo”. “Para salir de esta situación es necesaria una transformación productiva más acelerada que impulse el crecimiento económico y la productividad, diversifique las economías y genere más y mejores empleos”, agregó el organismo.

Las menores previsiones en la región responden a modificaciones en los escenarios del crecimiento del comercio internacional por efectos de los “anuncios en materia arancelaria que ha efectuado los Estados Unidos desde abril del presente año; y ajustes en las perspectivas de crecimiento de los principales socios comerciales de la región, cuyo ritmo, si bien se ha desacelerado respecto a 2024, registra mejoras en relación con las estimaciones de comienzo del año”. “A estos factores se suman unas expectativas de inflación a nivel global que se han reducido a una velocidad menor a la esperada, afectando la reducción de tasas de interés por parte de los principales bancos centrales y la trayectoria del dólar en los mercados internacionales”, destacó el informe.

Las proyecciones actualizadas muestran comportamientos heterogéneos entre las subregiones. En 2025, América del Sur crecería un 2,9 por ciento, una cifra superior al 2,7 por ciento previsto en agosto, pese al peor desempeño de la Argentina. Este impulso responde al aumento del intercambio comercial de los países de la subregión con China y al repunte de los precios de metales preciosos y otros productos de los sectores extractivos. La estimación del crecimiento del PIB para América Central no registraría variación respecto a la anunciada en agosto, y se mantendría en 2,6 por ciento. Por su parte, el PIB de México crecería un 0,6 por ciento, una revisión al alza de 0,3 puntos porcentuales respecto a la estimación previa, reflejando un resultado más favorable en materia de comercio internacional y un desempeño mejor al anticipado por parte de la economía de los Estados Unidos. 

El moderado desempeño económico se reflejará en el poco dinamismo del mercado laboral. La Cepal proyecta que el número de ocupados aumentaría 1,5 por ciento en 2025 y 1,2 por ciento en 2026, con una ralentización en la creación de empleo formal. “Si bien se prevé una leve reducción de la informalidad y de las brechas de género, ambos indicadores permanecerían en niveles elevados, lo que evidencia los desafíos estructurales de los mercados laborales regionales”, concluye el informe de la Cepal.