El Gobierno de La Rioja anunció que el precio del boleto del transporte urbano de pasajeros se mantendrá congelado hasta fin de año. La medida, confirmada por la Secretaría de Transporte y Movilidad, busca sostener una tarifa accesible para los usuarios de Rioja Bus, que sigue siendo una de las más bajas del país incluso tras el último aumento aplicado en junio. Actualmente, jubilados y pensionados abonan un valor diferencial de $360 y las personas con discapacidad pueden viajar de forma gratuita solicitando la tarjeta correspondiente.
Según publicó el medio El Independiente, la secretaria Alcira Brizuela explicó que el precio real del servicio debería ubicarse en torno a los $2.000 o $2.300 por pasajero, debido a los costos actuales del sistema. “El boleto actual está muy por debajo de su valor real, pero es una decisión política del gobernador sostenerlo hasta fin de año”, señaló la funcionaria, y remarcó que la provincia prioriza mantener un servicio accesible aunque eso implique subsidiar parte de los costos operativos.
Cabe recordar que el último incremento del boleto urbano en La Rioja se aplicó el pasado 5 de junio, cuando pasó de $450 a $600, lo que significó una suba del 33,3%. Para las líneas rurales, el valor varía de acuerdo a la cantidad de tramos recorridos y la ubicación de la localidad, con precios que van desde $1.875 para un tramo hasta $3.750 para tres tramos. Pese a estos ajustes, la provincia sostiene tarifas por debajo de la media nacional y beneficios especiales para distintos grupos de usuarios.
La empresa estatal Rioja Bus nunca logró obtener ganancias desde su creación y, tras la eliminación de los subsidios nacionales al transporte, el Gobierno provincial debió hacerse cargo por completo del déficit operativo, según explicó la funcionaria en la nota. Actualmente, el sostenimiento del servicio demanda una inversión mensual cercana a los 900 millones de pesos, que cubren principalmente salarios y combustible.
Por otro lado, la Secretaria reconoció que la flota actual, compuesta por 70 unidades, resulta insuficiente para ampliar recorridos o sumar nuevas líneas en barrios como Los Periodistas o Las Talas, aunque garantizó que las 10 líneas urbanas y las 3 suburbanas continuarán operando con normalidad.
La deuda de Nación con la provincia
El gobierno de La Rioja volvió a encender las alarmas ante el grave ahogo financiero que atraviesa la provincia, resultado del ajuste impuesto por la administración nacional. Desde la Casa de las Tejas denunciaron que la gestión libertaria de Javier Milei mantiene una deuda acumulada cercana a los 850 millones de dólares con el Estado provincial, producto del incumplimiento en la transferencia de fondos extraordinarios que, según publicó Economía Riojana, están establecidos por ley desde hace más de dos décadas.
Desde la gestión provincial señalaron que este monto surge del cálculo de los recursos que la Nación dejó de transferir durante los últimos 18 meses, pese a estar contemplados en el Presupuesto 2023, el cual fue reconducido en dos oportunidades por el Poder Ejecutivo. La suspensión de estas transferencias comenzó tras el cambio de gobierno en diciembre de 2023, cuando el Ejecutivo nacional decidió interrumpir el envío de estos fondos, aun cuando el artículo presupuestario que los respalda se mantiene vigente desde 1999.
Este sistema de asistencia financiera tiene sus orígenes en la década del 80, durante la gestión del expresidente Raúl Alfonsín, cuando La Rioja cedió un punto de coparticipación federal a cambio de recibir recursos compensatorios de manera directa del Gobierno nacional. A lo largo de los años, el monto fue actualizándose pero el flujo de transferencias se mantuvo constante, constituyendo una parte fundamental de los ingresos provinciales, especialmente en épocas de estancamiento económico.
Frente a la interrupción de estos envíos, el Gobierno riojano presentó una acción judicial ante la Corte Suprema de Justicia, que hasta el momento no emitió fallo. La situación agrava la delicada situación fiscal de la provincia, que ve cómo sus ingresos caen en términos reales frente a la inflación.