Por primera vez en 20 años ni el ex presidente de Bolivia Evo Morales ni ningún representante designado por él participará de la elección presidencial de este domingo, lo que inaugura un nuevo momento histórico. El líder cocalero que asumió la representación del movimiento indígena -hasta entonces marginado- y gobernó el país durante casi 15 años fue inhabilitado para presentarse a un cuarto mandato y apuesta a expresar el malestar con el voto blanco o nulo. Eso sumado a la feroz interna que protagonizó con su ex ministro de Economía y actual presidente, Luis Arce, provocaron que los dos favoritos son los candidatos crónicos Samuel Doria Medina y Jorge “Tuto” Quiroga, el ex compañero de fórmula de la dictadora Jeanine Añez y el ex vice del dictador devenido en presidente electo Hugo Banzer, respectivamente.
Los sondeos los ubican cabeza a cabeza y la mayoría de los analistas pronostican un balotaje para el próximo 19 de octubre. Los dos candidatos vinculados con el oficialismo, el ex delfín de Morales, Andrónico Rodríguez, y el elegido por Arce, Eduardo del Castillo, están, en cambio, muy lejos, según las encuestas. El primero oscila entre un posible cuarto o quinto puesto; el segundo, apenas llegaría a cosechar un 2%.
Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.
MÁS INFO
Candidato a la presidencia de Bolivia Jorge "Tuto" Quiroga
Fragmentación por todos lados
La crisis política y económica, de la que nunca pudo salir Bolivia después del golpe de Estado contra Morales en 2019, generó una división en todo el arco político tras la vuelta de la democracia un año después. Antes de confirmarse la inhabilitación a Morales, la oposición de Quiroga y Doria Medina habían apostado a una amplia coalición que les garantizara un triunfo sobre el evismo en primera vuelta, pero una vez que el Tribunal Constitucional Plurinacional falló en contra de la reelección indefinida ese proyecto quedó trunco y las dos principales figuras, con enorme peso propio, apostaron a sus respectivas candidaturas.
En el oficialismo, la interna creció de forma sostenida desde 2022 cuando la gestión del presidente Arce mostró los primeros signos de dificultades económicas. Los primeros cuestionamientos de Morales al Presidente empezaron a raíz de la escasez de dólares, producto de la necesidad de comprar hidrocarburos a Argentina y Brasil, luego por el crecimiento de la deuda externa y después terminó por acusarlo de persecución judicial y hasta complicidad con la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) para ejecutar un atentado frustrado.
La implosión de la alianza Arce-Morales desgastó a los propios hasta el hartazgo y limó todo el capital político que tenía el actual presidente cuando ganó en 2020 con el 55% de los votos y el apoyo expreso de su ex jefe. Por eso si bien Arce jugó con la idea de presentarse a la reelección hasta último momento, terminó por designar a quien fue su ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, - apuntado por Morales como el principal estratega de las causas en su contra- quien nunca superó el 2% de intención de votos en los sondeos.
La derecha boliviana, manchada por los proyectos antidemocráticos
Si bien “Tuto” Quiroga y Doria Medina tienen algunos matices, principalmente en la economía -el primero promete privatizar o disolver las empresas estatales deficitarias y un rápido acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, mientras el segundo propone mantener bonos sociales y dar apoyo estatal a algunas empresas- ambos participaron de propuestas antidemocráticas.
En el caso de Quiroga, fue vicepresidente del dictador Hugo Banzer y asumió la presidencia durante un año (2001-2002) luego de que éste -ya devenido en presidente electo- renunciara por enfermedad. Pero más cerca en el tiempo, en el gobierno de facto de Jeanine Añez, fue designado como delegado ante la comunidad internacional para lavarle la cara al golpe y denunciar al mundo las supuestas “violaciones de derechos humanos” cometidos por Morales.
Por su parte, Doria Medina fue elegido por Añez como candidato a vicepresidente en las elecciones después del golpe. Además, es aliado del ex gobernador de Santa Cruz, el departamento más poblado de Bolivia, Fernando Camacho, destituido y encarcelado por su participación en el golpe de 2019. Fue quien ingresó al Palacio de Gobierno con los militares y una Biblia en la mano cuando lo derrocaron a Morales.
El otro candidato que no escapa a esta tradición antidemocrática es el alcalde de Cochabamba, Manfred Reyes Villa, quien asistió a la Escuela de las Américas en Panamá y cuyo padre fue comandante en jefe de la dictadura del general García Meza. Según la encuesta, Reyes Villa aparece tercero o cuarto.
Lo otro que une a estos tres candidatos es que prometen hacer cumplir la orden de arresto que pesa sobre Morales por la causa de supuesto estupro, que el líder del Movimiento al Socialismo niega y afirma que ya fue juzgado.
Tanto Quiroga como Doria Medina van por el quinto intento de llegar a la Presidencia. En las cuatro anteriores perdieron contra Morales y siempre estuvieron lejos del balotaje. “En caso de confirmarse una definición en segunda vuelta va a ser interesante por ser la primera y por jugarse dentro de un bloque social histórico común”, analizó en diálogo con El Destape el politólogo Fernando Molina. Es que, a pesar de algunos matices, ambos proyectos son antievistas y prometen cambiar líneas fundamentales del proyecto político indigenista.
El politólogo también advirtió por lo “sangriento” de la campaña que gran parte se concentra en redes sociales con fake news y ámbito sobre el que no recae ningún tipo de regulación. “Han importado a expertos del marketing que trajeron esas prácticas bastante descarnadas como Jaime Durán Barba, que es asesor de “Tuto”, y (el accionista de la Derecha Diario) Javier Negre”, aportó Molina.
Las fuerzas populares están a la deriva
“Las elecciones serán recordadas como una de las más antidemocráticas de la historia”, lamentó en conversación con El Destape el ex ministro de Minería y Metalurgia durante los gobiernos de Morales, Alberto Echazú. El ex funcionario sostiene que este momento representa un retroceso a los años previos a 1952, fecha de la revolución boliviana. “Estamos retrocediendo en los derechos políticos más de 70 años cuando existía el voto solo para personas con renta, alfabetizadas y que hablaban español. Ahora formalmente pueden votar todos pero no pueden decidir a qué candidato de su preferencia votar, ha sido excluido de la contienda no solo el candidato más votado de toda la historia. Sino todo el movimiento campesino e indígena”, sumó.
MÁS INFO
Echazú denunció que “todos los candidatos representan lo mismo” y que harán volver a las empresas transnacionales que se dedican a la extracción y manipulación de recursos naturales como el litio. El interés por ese metal, del cual Bolivia tiene la reserva más grande del mundo, fue en parte lo que explicó para el evismo el golpe de 2019. Entonces Bolivia había firmado un convenio con la empresa alemana ACI Systems que buscaba potenciar la producción y permitir el ingreso del país al mercado mundial de baterías de litio. Ese proyecto quedó trunco con el golpe y ya a la vuelta de la democracia Arce tampoco logró encauzarlo. Por el contrario, enfrentó denuncias de Morales quien lo acusó de entregar el litio como “moneda de cambio” a empresas rusas y chinas, con las que tampoco pudo avanzar por la oposición del evismo en el Congreso.
“El litio está funcionando como una especie de prenda para lograr financiamiento, hipotecar el litio y entregarlo a las empresas transnacionales. Esa es la política de los candidatos de la derecha. No tienen idea lo que significa un proceso de industrialización. Son ignorantes de todo lo que se ha hecho y lo que se puede hacer. Ya desde el golpe de 2019 el litio era el objetivo y ahora también lo es, pero esta vez para hipotecarlo y dejar que esta riqueza fluya en manos privadas y extranjeras y evitar que el pueblo goce de estos recursos y de sus grandes posibilidades de transformación de valor”, resumió Echazú.
La pregunta por el día después
Por más que la elección se defina por balotaje, como parece ser, o en primera vuelta, hay una realidad ineludible y es que una importante porción del electorado no va a estar representado por ningún candidato. Si bien el que en un momento había sido designado por Morales como el sucesor “natural”, Andrónico Rodríguez, participa de la elección, las últimas encuestas no le daban más del 10%, en parte por la feroz crítica que recibió del ex presidente una vez que decidió lanzarse igual.
Según Morales, el porcentaje de blancos, nulos e indecisos está cerca del 30% que en su mayoría considera a la elección como “ilegítima”, en palabras del ex presidente. Si todos deciden expresar su malestar en las calles, marcaría el comienzo de un ciclo de conflictividad social que puede tener finales muy distintos según qué respuesta tenga el candidato que resulte electo.