A tres días de las elecciones presidenciales en Chile, los candidatos Jeanette Jara y José Antonio Kast protagonizaron este martes sus cierres de campaña en Santiago de Chile, marcados por discursos con promesas de seguridad y un especial énfasis en la lucha contra la delincuencia. Mientras Jara reunió a su tropa en la plaza de Maipú, en el bastión progresista del oeste capitalino, Kast llenó el Movistar Arena.
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Las encuestas ubican a Jara, líder del Partido Comunista, como favorita, aunque sin el porcentaje suficiente para triunfar en primera vuelta. Kast, abogado ultraconservador y líder del Partido Republicano, figura segundo, pero con altas probabilidades de imponerse en un eventual balotaje el 14 de diciembre. Detrás aparecen, con menos opciones, el libertario Johannes Kaiser y la candidata de la derecha tradicional Evelyn Matthei, además de otros cuatro postulantes que apenas superan el 2% de intención de voto.
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Jara: "En juego hay dos modelos de país"
Desde un escenario rodeado de banderas rojas y pancartas sindicales, Jeannette Jara, de 51 años, cerró su campaña prometiendo "dignidad, trabajo decente y salarios justos". Con un tono enérgico, aseguró que su propuesta va más allá de una candidatura: "En esta elección se decide una mirada de país. Vamos a hacer que cada familia chilena llegue tranquila a fin de mes", dijo ante la multitud.
La candidata, vestida con un traje púrpura y acompañada por su hijo de 19 años, enfatizó que su hipotético gobierno reforzará la seguridad pública y combatirá "la ruta del dinero sucio", en alusión a casos de corrupción que salpican a sectores empresariales. "Representamos un proyecto que mira al futuro, mientras ellos (en referencia a Kast) apuestan por el miedo, el odio y la desesperanza", afirmó.
Jara lidera una coalición de nueve partidos de centroizquierda, y su candidatura marca un hecho histórico: es la primera militante comunista desde la vuelta de la democracia, en representar a toda la izquierda chilena en unas presidenciales. Entre sus principales propuestas figuran un "salario vital" de 750.000 pesos chilenos (unos 800 dólares) y una profunda reforma de pensiones, buscando seducir al electorado popular y a los jóvenes desencantados con la política.
Kast, entre la "mano dura” y el orden
En el extremo opuesto, José Antonio Kast, cerró su campaña en el Movistar Arena, rodeado de unas 10.000 personas que lo ovacionaron al grito de "orden y libertad". "Queremos un país donde el delincuente tenga miedo y el ciudadano camine libre. Sin orden no hay libertad, y sin libertad no hay futuro", lanzó el líder republicano, que propone un "gobierno de emergencia" para frenar la delincuencia y una reducción fiscal de 6.000 millones de dólares en 18 meses.
Fiel a su estilo ultraconservador, Kast acusó a su rival de ser "la continuadora de un gobierno fracasado", en referencia a la administración de Boric. Además, reiteró su compromiso de endurecer las políticas migratorias, un mensaje que resuena entre los votantes preocupados por el aumento de la migración irregular, que según cifras oficiales afecta a más de 337.000 extranjeros indocumentados, en su mayoría venezolanos.
Elección marcada por la incertidumbre
Las presidenciales del domingo serán las primeras con voto obligatorio en Chile. Los analistas señalan que el comportamiento de los abstencionistas, podría definir el resultado.
La llamada fatiga electoral, factor determinante en esta elección tras el estallido social de 2019, podría explicar el nivel de participación de estos comicios aunque no se descarta que influya también el cambio de voto voluntario a obligatorio y el del flamante sistema de registro automático para sufragar.
