En medio de la disputa con China, desde el gobierno de Donald Trump hacen cada vez más explícita su interés en tener aliados en Latinoamérica y el Caribe. El propio mandatario afirmó que han conseguido “más socios” regionales en los últimos meses y que trabajan para reforzar sus aliados, mientras que a la par endurece su postura con administraciones consideradas contrarias como pueden ser los casos de Venezuela o Colombia. Desde la gestión republicana afirman que una decena de Estados responden a sus políticas, lo que lleva a hacer un mapeo regional para saber si es tal el apoyo latinoamericano y caribeño.
“¿Podrías decir algunas palabras sobre Sudamérica y lo bien que lo estamos haciendo ahora?”, le consultó Trump a su secretario de Estado, Marco Rubio, quien se encontraba sentado al lado suyo en el encuentro que mantuvieron con el presidente argentino, Javier Milei, la semana pasada. “Hay 10 países como Argentina que están entre los que se han alineado con Estados Unidos en materia de relaciones internacionales. Argentina también está con nosotros y uno de los asuntos más prometedores es la elección de Bolivia, desde hace 20 años hostiles a Estados Unidos”, respondió el canciller de origen cubana, y el presidente norteamericano asiente y agregó: “Sí, estamos haciendo más socios en los últimos meses”.
En reiteradas ocasiones se ha analizado el lugar que Estados Unidos le asignó a lo que suelen denominar como su “patio trasero”, desde su injerencia en las dictaduras militares en el marco de la Guerra Fría, a lo que algunos consideran un abandono de la región durante su "guerra contra el terrorismo" enfocada en Medio Oriente después del 11S en 2001. La actual disputa de la administración norteamericana con China, conlleva nuevamente a ese debate y el lugar que ocupa Latinoamérica y el Caribe en una gestión que no oculta su interés por generar aliados y evitar que los países de la región fortalezcan sus lazos con el gigante asiático.
Un mapeo
“Si uno mira los principales países de la región, tienen gobiernos no alineados con Estados Unidos como es el caso de México, Brasil, Colombia, y Chile. Si tomamos los cinco países principales de la región según su PBI, excepto la Argentina de Milei, los otros cuatro grandes de la región están con gobiernos no alineados”, explicó a El Destape el historiador, coordinador del grupo Clacso Estudios sobre Estados Unidos y es autor junto con Gabriel Merino del libro Nuestra América, Estados Unidos y China de Batalla de Ideas, Leandro Morgenfeld, sobre los gobiernos de Claudia Sheinbaum, Luiz Inácio Lula da Silva, Gustavo Petro y Gabriel Boric, considerados de la izquierda progresista que tienen aceitados vínculos entre las administraciones.
Morgenfeld no duda en sumar a lista de alineados con Estados Unidos, además de Argentina, a los gobiernos de Paraguay de Santiago Peña, de Ecuador de Daniel Noboa -que el próximo 16 de noviembre llevará adelante un referéndum para que voten si están a favor con volver a tener bases militares extranjeras en su país-, de El Salvador de Nayib Bukele y de Panamá, José Raúl Mulino Quintero, quien quizás fue uno de los que más quedó en el centro en la disputa por en Canal de Panamá, y la intención de Trump de evitar la llegada con más fuerza de las empresas chinas.
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Un caso más difícil de situar en este momento es Perú, donde recientemente el Congreso destituyó a la mandataria Dina Boluarte, que había asumido como vicepresidenta de Pedro Castillo, con una postura de izquierda con críticas a la injerencia extranjera pero que después discursivamente cambió su postura. Sin embargo, a la par también se mostraron pragmáticos al avanzar con proyectos como la construcción del Puerto de Chancay con capitales chinos, considerado uno de las obras de infraestructura más relevantes para reducir la cantidad de días de envío de productos de Sudamérica a Asia. Ahora en el poder se encuentra José Jerí, aunque con muchas dudas sobre su futuro ya que continúan las protestas y pedidos de que “se vayan todos”.
En cuanto a los países considerados enemigos de la potencia, la administración endureció su postura con respecto a Venezuela donde además de enviar buques de guerra a sus costas y asesinar ya a más de 30 personas a las que acusa de ser narcotraficantes que llevan las drogas en lanchas, se generaron varios rumores sobre la posibilidad de avanzar con otra medida. No se descarta una intervención directa para derrocar a Nicolás Maduro, a quien la gran mayoría de la comunidad internacional considera un dictador por no haber respetado la votación del 28 de julio, pero que a su vez sería fuertemente cuestionado por intervencionismo.
A esta situación se sumó también la fuerte pelea con el mandatario colombiano, Gustavo Petro, luego que se conociera que algunas de las personas que atacaron en las supuestas narcolanchas tenían nacionalidad colombiana. A lo cual Trump no solo acusó al mandatario colombiano de no hacer nada para combatir el narco, sino que también lanzó una amenaza: “Ellos lo están haciendo muy mal en Colombia, ellos hacen cocaína, tienen fábricas de cocaína, ellos cultivan drogas muy malas que llegan a las costas de Estados Unidos, generalmente a través de México. Mejor que tenga cuidado porque tomaremos acciones en contra de él y su país”.
¿Los nuevos aliados?
Rubio hizo referencia al interés que tenían por las elecciones en Bolivia, que ya sucedieron y fue electo Rodrigo Paz Pereira, del Partido Demócrata Cristiano. Si bien posiblemente el candidato más cercano hubiera sido Jorge “Tuto” Quiroga, el ahora electo presidente sostuvo que ya se comunicó con la administración y que entre sus primeras medidas va a restablecer las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, rotas desde el 2009 cuando Evo Morales expulsó al entonces embajador al acusarlo de intervencionismo y desde el norte tomaron la misma medida.
"La reapertura de las relaciones con Estados Unidos nos facilita resolver los problemas de forma inmediata", afirmó Paz Pereira, quien asumirá como Presidente el próximo 8 de noviembre, en medio de una fuerte crisis económica por falta de divisas, escasez de combustible e inflación, en un país que se había caracterizado por tener el índice de precios entre los más bajos en los últimos años. Sin embargo, tras la feroz pelea entre el mandatario actual, Luis Arce, Morales y quien también fue candidato, Andrónico Rodríguez, la fuerza del Movimiento al Socialismo (MAS) que gobernó en las últimas décadas fue fraccionada a la elección y no tendrá prácticamente representación en la Asamblea.
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Rubio se mostraba interesado en la votación ya que suponía el hecho de terminar con los gobiernos de Morales y Arce que fueron grandes aliados de Venezuela, Cuba y Nicaragua en la región, que fueron siempre los grandes enemigos que marcó Rubio, hijo de cubanos que se fueron de la isla y se instalaron en Florida, como gran parte de la comunidad latina, con una postura fuertemente anti castrista. Es en ese marco, que desde la administración estadounidense, que más allá de las incertidumbres que puede generar la figura más centrista de Paz Pereira, lo contabilizan como un país, a priori, que se vuelve más cercano al norte.
Otro dato que suma Morgenfeld es también el interés de Estados Unidos en las elecciones que vienen: “La gran apuesta son tres países donde hay elecciones en los próximos meses. Apuestan a una derrota de la coalición gobernante en Chile, que gire nuevamente hacia la derecha y el año que viene en Colombia, donde Petro fue sumado a los narcogobiernos, como lo de Maduro como narcoestado y justificar una intervención militar. El otro país es Brasil, donde también jugó muy fuerte con la Corte, con los aranceles, porque osaron juzgar a Bolsonaro”.
China y el Caribe
“Hay una gran expansión del interés chino en el Caribe que si bien todavía no se compara con el de Estados Unidos, en lugares como Trinidad y Tobago, Barbados, las Bahamas, Panamá, el interés ha crecido y se ha dado en un contexto de vacío de poder por la cancelación de mucha asistencia de Estados Unidos”, explicó a este medio el profesor Conferenciante de Política de la Universidad Interamericana de Puerto Rico, José Molinelli González, sobre lo que considera el cierre de programas que en sus palabras, afirma que era el “andamiaje de USA de organizaciones de desarrollo que era lo que principalmente utilizaba para condicionar el apoyo de estos países”.
En ese marco, Molinelli González pone como ejemplo el caso de Jamaica: “Esta isla prefiere negociar con China que les da un acceso más rápido a fuentes de financiamiento, que no son tan reguladas como las de Estados Unidos y les permite a las élite política cumplir con sus promesas de campaña de empleo y de desarrollo de infraestructura sin muchas de las condicionalidades que Estados Unidos exigía. Ahora vemos el desarrollo de zonas portuarias y zonas económicas de industria china en el área” y agrega: “la discusión es en cuanto al interés que tiene que ver con mitigar la influencia económica y política de China”, sostiene el especialista puertorriqueño, quien además suma a Costa Rica como país que también se suma a los aliados del norte.
Además de la discusión que se da entre quienes sostienen que la administración republicana mira a la región en cuanto al avance de China, Morgenfeld suma un dato o interés más en ese sentido: “Marco Rubio, que es el primer secretario de Estado de origen latino, tiene como objetivo desde hace muchos años, desde que era senador por la Florida, que Estados Unidos se posicione como la potencia indiscutida en la región y frenar lo que se conoce como la segunda oleada de gobiernos progresista que empezó en el 2018”. Lo cual lleva a reflexionar que más allá del interés por el cual lo haga, China, ideológico o comercial, está clara la apuesta de Trump a buscar aliados regionales, que podría sumar grandes países con las citas electorales que se vienen.
