El vicepresidente de Estados Unidos, James David “JD” Vance, aterrizó este viernes en Groenlandia junto a su esposa y una delegación del país norteamericano. Llegó sin invitación oficial, en medio de un cambio de gobierno y entre los disgustos abiertamente manifiestos por los políticos locales, de la isla como de Dinamarca. Es una "falta de respeto", sostuvo el electo primer ministro Jens-Frederik Nielsen, que asumirá su cargo. Por su parte, Vance apostó por tensionar más la cuerda y devolver las críticas.
"Vance aterriza en unas instalaciones que son de Estados Unidos. Pero toda esta situación de venir de visita cuando no hay un Gobierno, mantenemos que no es una muestra de respeto a un aliado. Es una lástima. Ahora tenemos un Gobierno que se va a poner el mono de trabajo", dijo Nielsen en Nuuk a la televisión pública danesa DR.
Nielsen -cuyo partido, el centroderechista Demokraatit, ganó las elecciones del pasado 11 de marzo con casi el 30 % de los votos-, presentó el jueves por la noche al Gobierno de coalición que agrupa a cuatro de las cinco fuerzas políticas parlamentarias y reúne 23 de los 31 escaños del Inatsisartut (Parlamento).
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"Vemos cómo ha reaccionado la población y vemos la inseguridad que se ha creado. Por eso es hora de que haya un Gobierno que asuma el mando y haga lo que hay que hacer en relación con la situación en política exterior", declaró el nuevo premier y remarcó que la situación en política exterior creada por el interés de Estados Unidos en hacerse con la isla requiere "acción" y debe ser "lo primero" que ocupe al Gobierno.
En un tono un poco más fuerte, se manifestó la primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, que denunció la presión "inaceptable" de Estados Unidos y el presidente autonómico en funciones, Múte B. Egede, pidió apoyo a la comunidad internacional frente al comportamiento "agresivo" del mandatario republicano, que no ha descartado represalias contra Dinamarca si no accede a "entregarle" la isla.
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La invitación y los cambios de planes de Vance
La visita del vicepresidente estadounidense generó controversias por varios motivos: el presidente, Donald Trump, insiste en lo estratégica que es la isla para su país y en la necesidad de anexar ese territorio autónomo de Dinamarca. Además, lo hizo sin invitación oficial, sino que a partir de un convite del dueño y director ejecutivo estadounidense de la empresa American Daybreak, Tom Dans, que se ocupa de crear lazos entre su país y Groenlandia. La invitación fue, entre otras cosas, para que participe de la popular carrera de trineos tirados por perros.
Finalmente, Vance tuvo que hacer un cambio de planes y reducir su estadía a la base militar que su país tiene en Pituffik. Junto con el vicepresidente llegaron, su esposa, Usha Vance; el asesor de seguridad nacional, Mike Waltz; el secretario de Energía, Chris Wright, y el senador republicano de Utah, Mike Lee.
En lugar de apartarse de los escándalos, Vance apostó por ir más afondo: “Nuestro mensaje a Dinamarca es muy simple: No han hecho un buen trabajo con el pueblo de Groenlandia”, dijo desde la base estadounidense. “Han invertido poco en el pueblo de Groenlandia y en la arquitectura de seguridad de este increíble y hermoso territorio, lleno de gente extraordinaria. Eso tiene que cambiar”.
En contrapartida, sostuvo que su país “no tiene otra opción” que asumir una postura significativa para “garantizar” la seguridad de la isla y llamó a la independencia.
“Creo que, en última instancia, se asociarán con Estados Unidos”, declaró y manifestó que la administración Trump podría “hacerlos mucho más seguros” porque podrían “brindarle mucha más protección, así como que asumió que, de esa forma, “les iría mucho mejor económicamente”.