En medio declaraciones confusas por parte de la Casa Blanca y de desmentidas desde China; el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró que no bajará los aranceles a menos que Pekín les ofrezca “algo sustancial”, sugiriendo que debe abrirse al comercio con el país norteamericano. Por otro lado, durante el viaje que lo llevó hasta el Vaticano para despedir al papa Francisco, negó la posibilidad de una nueva tregua para el resto de los países a los que aplicó tarifas.
"Francamente, eso era lo que queríamos...”, indicó a bordo del avión presidencial Air Force One camino de Roma, sobre la posibilidad de que China se abra al comercio. Allí, añadió: “Casi lo conseguimos (en el primer mandato) y luego se echaron atrás, pero lo teníamos para entrar en China y vender nuestros productos. En otras palabras, se llama abrir China. Sería fantástico. Sería una gran victoria, pero ni siquiera estoy seguro de si lo voy a pedir porque no quieren que se abra, pero por los aranceles, podría conseguirlo".
Con esas palabras el mandatario estadounidense sugirió también que su principal competidor comercial en el mundo debe ofrecer algo “sustancial” si quiere una rebaja en sus gravámenes. Sus declaraciones llegan al cabo de una semana en la que la Casa Blanca anunció que estaba “preparando el terreno” para negociar con China y, luego, fue el mismo Trump el que afirmó que estaban en ese proceso. Sin embargo, desde China lo negaron.
MÁS INFO
Sobre los aranceles con el resto de los países
En el viaje a Roma, Trump también negó la posibilidad de llevar adelante una nueva tregua arancelaria, sino que sostuvo que llevarán adelante "tratos” con el resto de los países a los que aplicó diferentes aranceles y aludió que ellos “sólo” fijan la tarifa “razonable, muy razonable, y ese será el final del asunto”.
Trump reculó en su ofensiva comercial el pasado 9 de abril, cuando anunció una tregua de 90 días en la aplicación de la mayor parte de los aranceles adelantados a principios de mes, pero excluyó de la misma a China, cuyos gravámenes se acabaron elevando al 145 %.
La rebaja del castigo arancelario supuso que prácticamente todos los socios comerciales de Estados Unidos incluida la Unión Europea (UE), pasaran a estar penalizados en estos tres meses solo con un gravamen "reducido" del 10%.
En estas dos semanas hubo caídas generalizadas en las bolsas e incertidumbre ante una eventual recesión: "Dijimos que habría una transición. La gente no lo entendió. Ahora están empezando a entender. Piénsalo de esta manera: perdimos millones de dólares al día durante años. (...) Vamos a ganar millones al día porque eso no es sostenible", señaló en su vuelo a Italia.