La princesa Alexia, segunda hija de los reyes Guillermo Alejandro y Máxima Zorreguieta de los Países Bajos, sorprendió al mostrarse más madura y auténtica que nunca en una entrevista que ofreció recientemente. Con apenas 20 años, la joven habló con una franqueza poco común para alguien de la realeza, abordando temas como la salud mental, su experiencia universitaria en Londres y el vínculo cercano que mantiene con su familia.
En el diálogo, Alexia reconoció la presión que sufren los jóvenes por las comparaciones constantes en las redes sociales. “Soy muy consciente del daño que pueden hacer las comparaciones constantes en línea, sobre todo entre los jóvenes”, afirmó, y destacó la importancia de que hoy en día los problemas de salud mental se tomen en serio: “Me alegra mucho que los problemas de salud mental ya no se desestimen como si fueran simplemente una etapa adolescente. Ahora, al menos, se toman en serio”.
Este testimonio se suma a la reciente revelación de la reina Máxima, quien contó que tanto Alexia como su hermana mayor, la princesa Amalia, recibieron apoyo psicológico en distintos momentos. Este gesto de transparencia fue muy valorado, ya que refleja el intento de la familia real por mostrarse más humana y cercana a la sociedad.
Después de terminar sus estudios en el prestigioso UWC Atlantic College de Gales —donde coincidió con la princesa Leonor—, Alexia decidió tomarse un año sabático para despejarse, viajar y definir sus objetivos. “No tenía claro qué quería hacer al terminar el bachillerato, y el año sabático me ayudó a entender qué me mueve de verdad”, confesó.
La vida actual de la princesa Alexia de Países Bajos
Actualmente, la princesa vive en Londres y cursa Ciencias e Ingeniería para el Cambio Social en la University College London (UCL), una carrera poco convencional en el ámbito real. Este programa se enfoca en formar líderes que puedan transformar la sociedad desde una perspectiva técnica, política y ética, reflejando su interés en la sostenibilidad, el ciberacoso y la inclusión.
Reside en el barrio de Bloomsbury, próximo al British Museum y al campus universitario, y busca mantener una vida lo más normal posible, lejos del escrutinio mediático que la acompañó durante su infancia en los Países Bajos. “A veces llamo a mis padres dos veces al día. Como la mayoría de las personas que se han mudado, creo que llamo más a mi madre que a mi padre”, contó con naturalidad.
La reina Máxima, por su parte, destacó el esfuerzo diario que hacen para mantener la unión familiar pese a la distancia: “Con los hijos que se van de casa, cada vez es más difícil encontrar momentos, compartir, mantenerse informados y verse. Ninguna familia es perfecta, y la nuestra tampoco. Siempre hay que seguir trabajando, hablar cuando las cosas se ponen difíciles. Y seguir riendo juntos. El humor es muy importante”.