El triunfo del joven Zohran Mamdani como alcalde de Nueva York sacudió la política estadounidense. ¡Un musulmán chiíta administrando la ciudad más judía de Estados Unidos! ¡Un político que declara ser socialista, en la capital financiera del imperio! ¡Un dirigente que promete a la clase trabajadora guarderías y transporte gratis, alquileres asequibles, supermercados subsidiados y, paralelamente, anuncia un impuesto a los ricos, en la metrópolis de los mil millonarios y los fondos buitres!
“Es una victoria de significado histórico”, aseguró desde el Bronx, Claudia de la Cruz, dirigente del Partido Socialismo y Liberación y ex candidata en las pasadas elecciones presidenciales. “Mamdani es un inmigrante, musulmán y muy claramente en contra del genocidio contra los palestinos. Ha demostrado sensibilidad por la situación que vive la gente. Por ejemplo, el tema vivienda: en EEUU, en general, un alquiler consume el 60% del ingreso familiar".
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“Mamdani ha hecho campaña diciendo ‘Soy socialista’ y ganó –agregó De la Cruz-. Esto indica un cambio drástico en la conciencia popular. Los ciudadanos ya no tienen miedo a relacionarse con el socialismo. Los ataques del trumpismo a los latinos, a los negros, a las diversidades, han sido tantos que llevó a la gente, de una manera acelerada, a querer un cambio. La gente está cansada”.
El mismo día hubo otras elecciones municipales y estaduales en Estados Unidos. Además del candidato de Nueva York, hubo otras dos demócratas que ganaron en Nueva Jersey y Virginia. Sin embargo, la diferencia con Mamdani son abismales.
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Tanto Mikie Sherrill, electa para la gobernación de Nueva Jersey, como Abigail Spanberger, quien se convertirá en la primera gobernadora mujer de Virginia, son parte del núcleo duro conservador del partido. Sherrill es una ex integrante de la Marina y Spanberger, una ex agente de la CIA, con un padre policía. Ambas recibieron donaciones de las más poderosas empresas y banco multinacionales y son sostenidas por el ala más retrógrada de los demócratas.
Mamdani, en cambio, sorprendió justamente por pertenecer al ala más izquierdista del Partido Demócrata, el Socialista Democrático de EEUU (Democratic Socialist of América, DSA), históricamente ninguneado por los Clinton, los Biden o los Obama y el resto del grupo hegemónico del partido. El alcalde electo supo tejer alianzas con las comunidades más vulnerables y basó su estrategia de campaña en hablarle a la clase trabajadora, a los que pierden derechos, a los que viven en la calle, en síntesis, a los olvidados o atacados por el sistema.
Por eso, aunque sus propuestas son básicas, en un tiempo oscuro donde los poderosos arremeten sin piedad contra los sectores sociales más frágiles, su victoria es considerada no sólo un referendum en contra de las políticas del presidente Donald Trump sino también un desafío para los sectores conservadores del partido que representa, el Demócrata.
Con 34 años recién cumplidos, Mamdani enamoró al 50, 4% de los neoyorkinos con sus palabras esperanzadoras y su mensaje desafiante contra el establishment. Venció a políticos de larga data como el demócrata Andrew Cuomo (que perdió en las internas demócratas, se presentó como independiente y sacó 34,7 %) y al candidato del Partido Republicano, Curtis Silwa que obtuvo apenas el 7,1%.
Socialismo con características estadounidenses
¿Cuáles son las perspectivas reales de cambio? ¿Cómo se explica que el magnate globalista George Soros haya sido uno de los principales aportantes al triunfo de Mamdani? ¿Cómo se compatibilizan las promesas de ajuste a los mil millonarios neoyorkinos con las reuniones que el alcalde electo mantuvo con ellos?
“Mamdani triunfó dentro del Partido Demócrata”, explicó con realismo Claudia de la Cruz. “Tenemos que ser dialécticos y materialistas en nuestro análisis. No podemos esperar que él sea antiimperialista, ni que haga cosas que no puede hacer, ya que él está trabajando dentro de una estructura partidaria que no le va a permitir hacerlas”.
Incluso, añadió De la Cruz, “él va a hacer concesiones”. “Por ejemplo, ya dijo que va a mantener como comisionada de la Policía de Nueva York a Jessica Tisch, una mujer que pertenece a una de las familias más ricas y poderosas de EEUU, que es racista, que es la responsable de la represión contra todos los que se manifiestan a favor de los palestinos y que maneja una agrupación policial que está en contra de la clase trabajadora.
Esto es así. Mamdani va hacer lo que el juego electoral demande de él. Por eso es muy importante no perder de vista una cosa: la victoria de estas elecciones no es de Mandami. La victoria es de la movilización popular gracias a la cual el pueblo pudo llegar a tener un candidato que lo represente".
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Además del corset de la estructura partidaria, el futuro alcalde deberá enfrentar la poderosa maquinaria del establishment (demócratas, republicanos y demás) que buscará su fracaso como prueba contundente de que “el socialismo no sirve”. Una muestra pudo verse durante la campaña. Además de demonizarlo, se buscó despertar miedo entre los votantes asegurando que las ideas socialistas son “irrealizables” y “fiscalmente peligrosas”.
Ahora que ha ganado, los medios del establishment como The Economist ya han empezado a instalar la idea de que el “modelo óptimo para todos” es el de las dos demócratas – la ex marine Mikie Sherrill (Nueva Jersey) y la ex espía Abigail Spanberger (Virginia)- y no tanto el de Mamdani. Ya ha comenzado la batalla para que sus ideas no prosperen y puedan influir en las elecciones de medio término en noviembre de 2026.
Como un eco de obsecuencia, el presidente argentino Javier Milei también atacó a Mamdani durante su “clase” en el foro de negocios, esta semana, en Miami. “Entró por el Este (Nueva York). Son peor que los lobos rapaces”, dijo de Milei antes de mentir sobre el resultado de las últimas elecciones en Argentina donde -según él- su candidato ganó por 14 puntos cuando en realidad la diferencia entre La Libertad Avanza y el peronismo fue apenas de 0,3%.
A partir del 1º de enero, cuando asuma Mamdani, todos los ojos del mundo estarán en Nueva York. Allí se verá si la grieta del odio hundirá a la Roma de nuestra era –como la llamó John Lennon- o “se verá el amanecer de un día mejor para la humanidad”, como se ilusiona Mamdani.
