Se cumplen seis meses de la brutal represión que recibió Pablo Grillo, mientras cumplía con el rol más trascendente que tiene un fotoperiodista: mostrar la realidad sin ningún tipo de filtro ni inteligencia artificial.
El proyectil que disparó un agente federal por orden de sus superiores, lo hirió de gravedad a él y nos dejó lastimados a todos los argentinos.
Entre las respuestas vergonzosas que esgrimió el gobierno se llegó a decir que fue “un hecho fortuito”.
Pablo estaba retratando lo más cruel que ocurría en aquel momento, ese fatídico 12 de marzo de este año, en el que las fuerzas federales por orden del Presidente Javier Milei y la Ministra Patricia Bullrich, reprimían a mansalva a jubilados y a manifestantes que los apoyaban con un único reclamo: una jubilación digna y no tener que elegir entre comprar medicamentos o poder comer.
A eso nos llevó este gobierno, el más brutal e inhumano de nuestra historia en democracia.
Ese 12 de marzo, con la gente en la calle abrazando a nuestros jubilados, cientos de periodistas, fotógrafos y camarógrafos cubrían la escena como si fuera un campo de guerra, defendiéndose de palazos, balas de goma y gases lacrimógenos.
Nuestra sociedad no se olvida del asesinato del maestro Carlos Fuentealba en Neuquén, que murió en una manifestación docente en 2007, por el golpe de una granada de gas.
Desde entonces, hemos aprendido que en democracia no hay armas más letales o menos letales.
En democracia, el Estado no puede armarse contra el pueblo y reprimir mientras se manifiesta por una causa tan básica como pedir que no maten de hambre a nuestros jubilados.
Este gobierno que reprime en las calles, también pretende reprimir y sofocar la libertad de expresión y la libertad de prensa, presentando causas judiciales contra periodistas.
En las últimas semanas ha ido escalando en este mecanismo yendo hacia lo más grave que es la censura previa, algo que no hemos visto en estos 42 años de democracia.
Tenemos a un presidente que quiere presos a los periodistas y humilla y destrata con especial énfasis a las periodistas mujeres.
Tenemos a una ministra que quiere allanar sus domicilios y hasta a un juez de la democracia que da lugar a un pedido de censura previa por parte del gobierno, sin tomar en cuenta a la propia Constitución Nacional, las leyes nacionales y los tratados internacionales.
Mientras Pablo Grillo sigue luchando por su vida con el acompañamiento de su familia, sus compañeros y de todos los que seguimos con preocupación el caso, estamos esperando a que la justicia se active, que la causa se mueva y que el cabo Héctor Guerrero declare lo más pronto posible.
Como Senadora nacional y Presidenta de la comisión de Sistemas, Medios de Comunicación y Libertad de Expresión del Senado, exijo a la Justicia Federal que este hecho se esclarezca, porque en democracia no puede ni debe haber represión, no puede ni debe haber un “hecho fortuito” que ponga en riesgo la vida de ningún ciudadano.