La Confederación General del Trabajo (CGT) está a menos de un mes de elegir a su nueva conducción, que tendrá como principal desafío afrontar la discusión de una reforma laboral que Javier Milei anticipó será enviada el año que viene al Congreso. El líder de los empleados del vidrio, Cristian Jerónimo, suma adhesiones desde un perfil dialoguista e impulsado por UOCRA, UPCN y Aeronavegantes. Héctor Daer y Hugo Moyano lo resisten. Luis Barrionuevo ve con sorpresa el armado de Jerónimo aunque no explicita su apoyo. Juan Carlos Schmid impulsa la confrontación al gobierno de Javier Milei y sugiere a Jorge Sola para integrar un triunvirato. Surge el nombre de una mujer para la conducción, aunque todavía no hay consenso.
El escenario con el que se despide el actual triunvirato de la CGT -Héctor Daer, Carlos Acuña y Octavio Argüello- y que recibirá a la nueva conducción es de una actividad económica camino a la recesión, con una suba del desempleo y con las principales actividades industriales en el peor nivel de los últimos cuatro años. Además de una economía muy frágil que aguarda por los detalles del salvavidas financiero que le arrojará Donald Trump a Javier Milei.
Gerardo Martínez (UOCRA) y Andrés Rodríguez (UPCN), dentro del grupo de los “independientes” y Juan Pablo Brey (Aeronavegantes) son los tres dirigentes que impulsan a su par del gremio del vidrio, Cristian Jerónimo. El vidriero, quien llegó a la máxima conducción del sindicato a los 30 años y desde entonces permanece en el cargo, hoy con 42 años es el secretario general de la Juventud Sindical Nacional. Junto a Brey, estuvo cerca de Pablo Moyano, pero desde que el dirigente camionero se alejó de la CGT ambos adquirieron mayor autonomía.
El 5 de noviembre será el congreso de la CGT para elegir a la nueva conducción y por estas horas se afirma la posibilidad de volver a tener un triunvirato que contenga a todos los sectores aunque crecen las tensiones.
Jerónimo acumula masa crítica entre los renovadores y desde su entorno confiaron a El Destape que su intención es “estar sentado en las mesas en las que se discuta el futuro del movimiento obrero” ya sea con Casa Rosada como con el sector empresario ya que “busca reivindicar los derechos laborales y un trabajo moderno”.
Con formas distintas ya que no se considera un “dialoguista”, Juan Carlos Schmid busca mayor confrontación con el gobierno de Milei. Desde su renovado liderazgo en la CATT incentiva una CGT combativa y que encabece las luchas en la calle. El titular de Dragado y Balizamiento quiere pisar fuerte en la próxima CGT apalancado en los gremios del transporte más combativos. Schmid, uno de los pocos moyanistas que quedan en la CGT, impulsa para la conducción a Jorge Sola. También Héctor Daer pide por el secretario general del sindicato de Seguros y secretario de Prensa y Comunicación de CGT.
Jerónimo tiene rechazos de dos pesos pesados, aunque no un veto todavía. Y son los de Daer y Hugo Moyano, quien hizo saber que no quiere a Jerónimo y que pretende que siga allí su delfín, Octavio Argüello. Pero mientras el gremialista de 81 años puja por seguir teniendo un pie en la conducción de la CGT, en paralelo afronta una dura pelea en Camioneros con su hijo Pablo que incluye despidos de dirigentes en medio de una causa judicial por presunto fraude en el hotel del gremio en Mar del Plata.
La opinión de Hugo Moyano todavía pesa entre los gremios, pese a una crisis interna en Camioneros. Entre los críticos están quienes dicen que el armado Moyano “implosionó” y que “está solo, sin volumen político” aunque admite que todavía tiene injerencia: “El veto de Moyano pesa”.
Al poder de veto de Hugo se suma la voz de Luis Barrionuevo, quien prefiere un unicato aunque lo buscan convencer de que apoye un nuevo triunvirato. El gastronómico también mantiene una pelea en su gremio, pero contra su ex cuñado Dante Camaño. En el congreso general de UTHGRA que encabezó exigió la “inmediata realización” de las elecciones en ese sindicato, las cuales fueron suspendidas por la Justicia y como forma de protesta convocó a una marcha en Tribunales.
Barrionuevo ve con buenos ojos la construcción de Jerónimo, pero todavía mantiene silencio sobre su preferencia. Lo que sí hizo saber a su entorno es que no está detrás de la propuesta para que Maia Volcovinsky (Judiciales) sea parte de la conducción. “Ella había sido parte del armado del partido, pero no está participando últimamente”, soltaron cerca del gastronómico. El rechazo a la abogada de 44 años que responde a Julio Piumato también llega de los Independientes: "En este momento no se está pensando en poner a una mujer para la conducción".
Lo que sí crece es la versión de que se repetiría el esquema del triunvirato y la respuesta a ello se encuentra en la falta de liderazgo que hay en el peronismo y, por ende, en el movimiento sindical. Nadie concentra una adhesión total ni encolumna a todo un espacio. “Eso no quita que haya escisiones si no se llega a un acuerdo amplio”, advierte un abogado laboralista que desde hace décadas asesora a los gremios en cada pelea judicial y que hoy observa que el escenario de los procesos electorales que se realizan estos meses en los gremios es complejo con una Dirección de Sindicales que en el gobierno de Milei tras la modificación de la ley sindical con el DNU 340/25 se corrió de las impugnaciones judiciales en el proceso electoral.
Él mismo observa que hay sectores que pretenden una CGT parada y ausente en la primera línea de los reclamos generales que se realizan semana tras semana ante el ajuste libertario. “El Gobierno quiere debilitar al sindicalismo y pretende una CGT que no se mueva mucho”, entiende al tiempo que avizora la posibilidad de que el fondo de cese laboral que se aprobó en la Ley Bases finalmente haya gremios que lo pretendan incorporar al convenio colectivo.
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CGT combativa o dialiguista
Justamente el perfil de la futura conducción de la CGT es lo que está en discusión. Hay quienes señalan a Jerónimo como un “dialoguista” con Casa Rosada y deslizan dudas sobre cómo enfrentará la discusión sobre la reforma laboral que pretende el Gobierno y de la cual no hay detalles de momento aunque se encienden alertas sobre los derechos de los trabajadores. “Hoy la preocupación no es salir a confrontar a Milei porque se hunde solo. Hoy lo que preocupa es la renovación de cara a lo que viene”, soltó un operador sindical que rodea a Jerónimo.
Esa misma fuente asegura que hay al menos 30 gremios que están aportando a su construcción rumbo al 5 de noviembre, entre ellos además de Martínez, Rodriguez y Brey destacan los petroleros, canillitas, luz y fuerza, no docentes universitarios, federación de la carne y ferroviarios, entre otros Y se ilusionan con llegar a los 50 gremios en las próximas semanas.
Asimismo, relativizan en el entorno de Jerónimo cuando escuchan a sindicalistas cerca del retiro sugerir que un par de dirigentes definirán el o los nombres al estilo Lorenzo Miguel en 1996 en Ferro cuando dijo “que sea Daer” el secretario general de la central obrera. “Cada 40 años se abre el portal de la renovación y Jerónimo está dispuesto a construir volumen y mostrar el recambio generacional”, resaltaron cerca del líder del sindicato del vidrio.
Antes de la definición de las nuevas autoridades que se conocerá el 5 de noviembre, la CGT se prepara para una fecha especial como lo es el 17 de octubre, el Día de la Lealtad. No será un evento tradicional con movilización ni acto en el que se escuche la voz de los principales dirigentes. Se realizará un mapping, una técnica audiovisual en la que se observará sobre el edificio de la sede Azopardo “una experiencia histórica e inmersiva sobre el 17 de octubre”, reza la invitación. Uno de los invitados especiales será el gobernador Axel Kicillof y los candidatos de Fuerza Patria como para sumarse a la campaña rumbo al 26 de octubre.
La CGT mantiene bajo perfil en el último tiempo con las revelaciones de los audios de las presuntas coimas que cobraba Karina Milei y el escándalo que llevó a José Luis Espert a renunciar a su candidatura por el vínculo con un empresario acusado por narcotráfico. La convocatoria para el 17 de octubre no parece cambiar esa postura. Desde las entrañas de la central obrera sueltan que la decisión de no salir a confrontar se debe a que ven un proceso de desintegración del Gobierno del que prefieren mantenerse al margen. “Se están cayendo solos”, soltó un operador gremial.
De momento no hay nada definido y el factor sorpresa nadie lo descarta. Abunda el reunionismo y las negociaciones, pero la idea de un triunvirato gana más fuerza que la de un unicato para seguir teniendo un equilibrio de poder entre los sectores.