El resultado del domingo no solo posicionó a Patricia Bullrich como la candidata violeta para disputar la conducción de la Ciudad de Buenos Aires en 2027, sino que también la ilusionó con ganar en primera vuelta tras superar el 50% de los votos. Ese era un objetivo planteado desde el inicio de su campaña, aunque, por distintos factores, parecía difícil de concretar.
Este alto nivel de apoyo alertó al PRO que, aun consciente de la dificultad del escenario, todavía podía entusiasmarse con la posibilidad de tejer alianzas que, frente a eventualidades nacionales, le dieran una oportunidad en dos años. Con el resultado del domingo, esa tarea se complicó un poco más.
Por ahora, en el macrismo porteño aseguran que la elección de 2027 está a “años luz” y que cualquier escenario planteado en el presente responde a mera “especulación política”, tanto a la hora de evaluar si Bullrich competirá por la vicepresidencia en un eventual segundo gobierno de Javier Milei o si buscará la jefatura de Gobierno. Quienes la conocen, aseguran que la opción más probable es la segunda, para la que ya hubo charlas informales con el Presidente.
Ante ese panorama, el Gobierno porteño decidió concentrar sus energías en la gestión y en que el trabajo “se note”, dejando de lado distracciones electorales. Se apuesta a que se hable más de la Ciudad que quiere la actual administración, de lo logrado en los primeros dos años de mandato de Jorge Macri y de las obras futuras lanzadas.
A partir de ahora, el objetivo será enfocarse completamente en la gestión para mostrar mejoras concretas en la calidad de vida de los vecinos. Desde el 10 de diciembre, la Legislatura porteña tendrá un bloque de Unión por la Patria con 20 bancas, seguido por La Libertad Avanza, con 13.
Luego, lejos de la mayoría automática que supo tener, estará el PRO con 11 y su socio, la UCR, con cinco. El bloque de Horacio Rodríguez Larreta, Volvamos Buenos Aires, contará con tres legisladores y su aliado, Confianza Pública, con dos. Este espacio también mantiene contactos con el radicalismo. Cierran el mapa porteño la Izquierda y el MID con dos cada uno, y Compromiso Liberal Republicano y Transformación con una banca cada uno.
Ninguno de estos espacios tendrá, por sí solo, la posibilidad de alcanzar el quórum de 31 legisladores, por lo que se espera una segunda mitad de gestión con un parlamento fragmentado que obligue a generar consensos.
En cuanto al futuro del PRO, quien rompió el silencio fue María Eugenia Vidal, que dejará su banca en Diputados el 10 de diciembre y suele aparecer como posible candidata para pelear por la Ciudad en elecciones ejecutivas. Decidió mantenerse en silencio para no perjudicar a los candidatos amarillos, debido a su desacuerdo con la alianza con La Libertad Avanza.
Tras el proceso electoral, Vidal expresó estar contenta porque el país no cayó en una profunda crisis el lunes, pero también reconoció cierta “tristeza” porque el PRO no estuvo presente con una boleta amarilla en casi todo el país. “Hace veinticinco años que estoy en el PRO, y me hubiera gustado ver ese amarillo en muchas boletas únicas de la Argentina”, dijo en un mensaje en redes sociales.
Sin embargo, pese a su amargura, la diputada se mostró esperanzada con la posibilidad de que “esta vez el Presidente se abra al diálogo”, que cambie el rumbo e impulse reformas largamente prometidas, como las tributaria, previsional y laboral. También por la posibilidad de que “convoque a los mejores para su gobierno, sin importar de qué partido sean, para consolidar el camino al cambio”.
A horas de un nuevo encuentro entre Mauricio Macri y Javier Milei, la titular de la Fundación Pensar, think tank del PRO, destacó que el partido amarillo fue “garante del cambio” y “acompañó sin especular” las reformas del gobierno. No obstante, consideró que el espacio debe configurarse como “una alternativa fuerte e independiente”.
