Equipo vs dos hermanos: la guerra porteña y la expectativa bonaerense del PRO

Mauricio Macri se metió de lleno en la campaña porteña y presentó al equipo que buscará una performance digna en un escenario electoral mega fragmentado. El resultado de la CABA será clave para diagramar negociaciones con el gobierno en Buenos Aires.

06 de abril, 2025 | 00.05

El resultado de la elección en la Ciudad de Buenos Aires puede sostener o debilitar el estrecho puente de negociación entre el PRO y La Libertad Avanza en la provincia. El macrismo, negado a entregar la Capital Federal, decidió mostrarse como un equipo y sacó a la cancha a todas sus figuras centrales para dejar en claro lo trascendental de estos comicios.

La estrategia pasó por convocar a la gente desde la cercanía, desde la familiaridad, desde el hacerlos sentir parte. Color, canción (Tan Biónica), las caras de siempre, la seguridad de la historia, la protección de lo hecho y la planificación de la transformación versus la improvisación. Un discurso enfocado en la gestión y en un Estado presente, pilares fundamentales de esta campaña, como ya contó El Destape.

En la Ciudad, la candidatura de Silvia Lospennato expuso una serie de problemas, reflexionó un dirigente. Primero, los postulanes que no quisieron ser y rechazaron ese lugar. Segundo, el perfil demasiado “progre” de la diputada que, en el pasado, tuvo fotos con dirigentes kirchneristas durante la militancia por la Interrupción Voluntaria del Embarazo. Tercero, su nivel de desconocimiento y el poco tiempo de acá a los comicios. Cuarto, el discurso para enfrentar a un gobierno que el PRO supo acompañar. 

Parte de estos inconvenientes ya fueron incorporados como un valor en la campaña. Como contó El Destape hace dos semanas, el candidato es el PROyecto (copiando el juego de palabras del macrismo, que se abrazó al slogan “PRO ciudad”). Con la intención de generar un contrapunto con La Libertad Avanza, el macrismo apostó al equipo versus el líder único, “mesiánico”.

El nivel de desconocimiento de la diputada buscará compensarse con el color amarillo, el sello y el resto de las figuras de primer nivel que hace semanas están en la calle con una estrategia de campaña de cercanía, calidad, escucha y gestión, como se detalló en esta nota.

Otra de las críticas a la figura de Lospennato, la primera que esgrimieron los libertarios, también entró de lleno en el primer spot del macrismo. Su perfil “progre”, ganado con la defensa del aborto legal, fue incorporado a la campaña bajo el concepto de “PRO inclusión”.

Pero así como el macrismo tiene sus inconvenientes, La Libertad Avanza también. Manuel Adorni fue descrito por un dirigente amarillo como un buen candidato, pero no necesariamente uno que vaya a arrasar. Mauricio Macri lo halagó por su creatividad como vocero, pero le advirtió que no es lo mismo ser un hombre de campaña. Sin embargo, se le destacó una cualidad, la de no bajar la marca libertaria. O sea, de garantizar un piso de votos no inferior al que sacaría el sello violeta por sí mismo.

El problema del PRO es Horacio Rodríguez Larreta. Al solapamiento de votos con los libertarios se le suma lo que pueda sacar el ex jefe de Gobierno que va a impactar directo en el electorado amarillo, así como los de Ramiro Marra lo harán en el violeta. Según un dirigente macrista, echarlo del partido, a él y a Patricia Bullrich, nunca revistió demasiado sentido por lo vetusto de los espacios políticos hoy en día y por lo difuso de las líneas divisorias entre fuerzas similares. En otras palabras, no hubiera significado nada.

Esta imposibilidad de echar a ningún dirigente, como dijo El Destape, puede ser una buena noticia en Buenos Aires. En el territorio más poblado del país no sólo impactará el resultado de la elección capitalina, sino también la interna amarilla.

En el acto porteño, la cámara enfocó decididamente a Cristian Ritondo saltando al ritmo de Tan Biónica. Una figura clave para pensar en lo que pasará en la provincia., un referente definido como un leal. Un dirigente acuerdista, invitado a estar en el evento capitalino, se preguntó retóricamente “¿cómo no voy a estar, si yo soy PRO?”. La propención a conciliar con el gobierno no implica, al menos de momento, el abandono de las banderas M.

Paradójicamente para los amarillos dispuestos a pactar con el gobierno en la provincia, el mejor escenario posible para propiciar el diálogo implica una victoria de Leandro Santoro en la Capital Federal. De este modo, ni los Milei ni Mauricio Macri tendrán el ego por las nubes para proponer miserias o para exigir excentricidades.

Si los acuerdistas aseguran que hay canales de diálogo abiertos y que hoy por hoy está casi garantizado que irán en conjunto en la provincia, el entorno de Mauricio niega cualquier vínculo orgánico. Las dos lecturas no son, sin embargo, excluyentes ya que puede haber acuerdos sectoriales, no partidarios.

Según confió un dirigente abierto a un pacto con el gobierno, los libertarios quieren negociar con Ritondo y lo mejor que puede ocurrir para que eso prospere es correr a Mauricio de esa conversación. “¿Cuántos municipios visitó Macri y cuántos visitamos nosotros?”, se preguntó el referente para explicitar que el ex presidente desconoce la demanda territorial. “Acá no es tuya la empresa”, remató.

Para él, la negativa de Macri a reconocer la existencia de puentes de diálogo se debe, pura y exclusivamente, a una cuestión de egos alimentada por un entorno tóxico que no está a la altura de un ex presidente. Pero los libertarios tampoco colaboran.

Hasta ahora, cada vez que el gobierno accedió a impulsar un acercamiento, lo hizo para salir de un momento negativo para la Casa Rosada. En diciembre, Karina Milei había mandado a clausurar, a través de su armador bonaerense, cualquier pacto. Después del escándalo de $Libra, llamó para sacar una foto con el PRO provincial en Casa Rosada. La posibilidad de un diálogo se ató, entonces, a la debilidad o fortaleza de la administración central.

Más allá de las cuestiones finas, el PRO de Mauricio quiere sostener el sello y cerrar un acuerdo favorable para el partido. ¿Qué sería beneficioso? Meter cuatro o cinco nombres entre los 15 primeros. Un número pensado para cobrar no sólo lo que pueda valer el macrismo, sino la posible victoria garantizada únicamente por la existencia de la alianza. Si los libertarios ganan en la CABA, probablemente ese número suene a una locura. Si triunfan los macristas, tal vez pidan más. Si pierden los dos, por ahí todos escuchan un poco al otro.

Macri no quiere que el PRO vaya insertado en una lista ajena, como hizo con el Frente Renovador de Sergio Massa en 2013, cuando metió tres diputados en su nómina. Un acuerdista dijo que, a veces, es mejor “enmascarar lo que tenemos” para poder usarlo después porque, en ese entonces, Mauricio llegó a la presidencia dos años más tarde.