En los últimos días la muerte de Alejandro Ainsworth ha generado desconcierto tanto para Argentina como para Brasil. Según la investigación, el turista argentino que fue hallado sin vida en Río de Janeiro fue víctima de “Boa Noite Cinderela” (“Buenas noches Cenicienta”) lo que en nuestro país conocemos como viudas negras.
Los hijos del turista habían ido a Brasil para colaborar con la búsqueda de su padre, quien había sido visto por última vez el pasado domingo al salir del hotel en Copacabana. Después de que la desaparición tomó relevancia en los medios de comunicación se pudo dar con el cuerpo de Ainsworth, que estaba en la morgue desde el día lunes. Fue la Policía Civil quien dio aviso a los hijos para que fueran a identificarlo.
Qué le pasó al turista argentino en Brasil
La primera hipótesis que manejan los investigadores tiene que ver con que Ainsworth fue víctima de viudas negras. Esta premisa se sostiene a partir de que su cuerpo no presentaba signos de violencia y de que se registraron movimientos extraños en sus cuentas bancarias.
Quienes incurren en este delito suelen drogar a las víctimas con distintas sustancias para reducirlas y así poder robar sus pertenencias. Se cree que ello fue lo que ocasionó la muerte del turista argentino. En esa línea avanzan los exámenes toxicológicos para determinar con precisión qué lo mató.
Ahora en la investigación buscan recavar más datos y filmaciones de cámaras de seguridad para poder reconstruir las últimas horas de vida del turista y dar con las personas que participaron del siniestro.
La reconstrucción de los hechos
Uno de los hijos de Ainsworth, Alan, dijo a Noticias Argentinas antes de saber que su padre estaba muerto que sospechaban que Alejandro había sido secuestrado “porque a las 2 de la madrugada del lunes empiezan a haber movimientos, cambios de contraseña, transacciones y a las 7 hay una foto que se saca con el celular que después se sube a Google Fotos”.
Sobre la foto, el hijo del turista comentó: “Se ve que es en una zona baja, un auto abandonado y demás". "Ese mismo lunes se pide un préstamo y el martes se vuelve a pedir otro. Finalmente, la última conexión del celular fue el martes a las 9 de la noche", contó Alan y explicó: "Eso me daba a entender que estaba secuestrado y usaban su cara para poder concretar algunos movimientos bancarios”.