Demoras en el diagnóstico temprano y la salud pública como salvavidas: así es tener cáncer de mama en Argentina hoy 

El cáncer de mama es la enfermedad oncológica más común en Argentina y miles de mujeres enfrentan demoras, diagnósticos tardíos y barreras para acceder a tratamientos. En este escenario, la salud pública funciona como salvavidas, pero los recortes recientes agravan las desigualdades y ponen en riesgo el acceso a medicación y estudios clave.

19 de octubre, 2025 | 00.05

El cáncer de mama es la enfermedad oncológica más frecuente en Argentina, con más de 21.600 casos nuevos por año, según el último reporte de la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2022). Esta cifra no solo representa una alerta epidemiológica, sino también un llamado urgente a revisar cómo el sistema de salud responde ante una patología que, detectada a tiempo, puede ser curada en más del 90% de los casos. En este contexto, la salud pública se convierte en un salvavidas imprescindible para miles de mujeres que dependen de hospitales, programas estatales y redes comunitarias para acceder al diagnóstico y tratamiento. Sin embargo, el acceso a tiempo a estos sigue atravesado por fuertes obstáculos que afectan directamente el pronóstico de las y los pacientes.

El cirujano oncológico y especialista en Patología Mamaria del Hospital de Clínicas de la UBA, Sebastián Alba Posse (MN 121.114), advirtió que “el tiempo es clave: las mujeres que consultan en forma tardía o que deben esperar meses para ser atendidas y derivadas a un especialista presentan un peor pronóstico”. Las sociedades científicas recomiendan iniciar los controles con mamografía a los 40 años en mujeres sin antecedentes familiares, y 10 años antes de la edad de diagnóstico del familiar más cercano en quienes sí los tienen. Además, el especialista destacó que muchos factores de riesgo son modificables, como el sedentarismo, la obesidad y el consumo excesivo de alcohol. “El estilo de vida juega un rol crucial en la prevención”, afirmó.

El inicio del recorrido: cómo es tener cáncer en la Argentina 

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El recorrido de las pacientes con cáncer de mama en Argentina, tal como lo documenta el estudio MAPEC, al que accedió El Destape, comienza con un primer contacto que no siempre resulta efectivo. El 42.5% de las mujeres consultó por controles de rutina, mientras que el 41.5% lo hizo por síntomas como bultos palpables, dolor o cambios en la piel o el pezón. El 18% restante accedió por otros motivos. Sin embargo, muchas de ellas enfrentaron respuestas insuficientes o erróneas por parte del sistema médico. Los testimonios incluidos en el informe son contundentes:  

“La médica desestimó los síntomas, me recetó antibióticos. Perdí mucho tiempo hasta que me di cuenta que ‘no era nada’.”  
“El médico sólo me había dado una crema para los dolores de pecho. Hasta que me mandaron a hacerme estudios y pude llegar al diagnóstico.”

Estas experiencias se vinculan directamente con otro hallazgo del estudio: el tiempo promedio para acceder al tratamiento fue de 130 días, con casos que llegaron a esperar hasta 180 días. Esta demora impacta de forma directa en el estadio de la enfermedad y en las posibilidades terapéuticas. De hecho, el 14% de las pacientes en estadios avanzados enfrentó obstáculos graves como falta de medicamentos, sobredosis no reportadas o derivaciones tardías, mientras que el 40% atravesó barreras específicas según el estadio de la enfermedad.  

“Tuve que pasar por 4 o 5 mastólogos hasta comenzar el tratamiento.”, afirmó una encuestada mientras que otra reafirmó: “Después de 4 o 5 meses, como seguía con dolor, me mandaron a hacerme una mamografía y ahí apareció el tumor. Perdí mucho tiempo.”

El informe se basó en el estudio “Mapeo de personas con cáncer en Argentina” (MAPEC), realizado por la Fundación Dónde Quiero Estar entre junio y octubre de 2024. La investigación relevó los recorridos de 153 pacientes en CABA, Buenos Aires, Misiones y Tierra del Fuego, con especial foco en 61 mujeres con cáncer de mama, que representan el 40% de la muestra total. El análisis incluyó la distribución geográfica, las vías de acceso al sistema de salud y el tiempo promedio entre la primera consulta y el inicio del tratamiento.

Salud pública: salvavidas en un sistema en crisis 

En este contexto, la salud pública aparece como sostén vital, aunque no siempre suficiente. El acceso a la medicación muestra una fuerte dependencia del sistema público y de estrategias informales. El 76% de las pacientes recibió medicación por donaciones, lo que evidencia brechas de cobertura incluso en grupos con mejores indicadores. A su vez, el 19% accedió a través del sistema público, el 12% la recibió en hospitales públicos, el 8.3% mediante programas de medicamentos, el 7.1% la compró, y el 2.6% atravesó instancias judiciales o presentó recursos de amparo.

Demoras en el diagnóstico temprano y la salud pública como salvavidas: así es tener cáncer de mama en Argentina hoy 

Además, las vías de acceso no siempre coincidieron con el lugar de atención. Muchas pacientes debieron realizar gestiones paralelas, combinar fuentes públicas y privadas, o recurrir a redes informales para garantizar la continuidad del tratamiento. El estudio destaca que las estrategias de acceso no siempre se vinculan con el lugar donde la persona se atiende, lo que revela una fragmentación del sistema y la necesidad de articulación entre niveles de atención.

Este patrón se refuerza al observar que la mayoría de las pacientes fueron derivadas desde hospitales y clínicas (61.5%), mientras que el 38.5% accedió por atención primaria. Es decir, los hospitales públicos no solo concentran la atención especializada, sino que también funcionan como puerta de entrada principal para una gran parte de las pacientes. Además, el 10% recibió la medicación directamente en los hospitales donde se atendía, lo que reafirma el rol central de estas instituciones en el tratamiento y seguimiento de la enfermedad.

El impacto de los recortes de Milei

Los recortes recientes del gobierno nacional afectan directamente el acceso a tratamientos y medicamentos oncológicos, profundizando las brechas ya existentes en el sistema público. Según reportó este medio, en 2025 el gobierno de Javier Milei desmanteló el programa de cuidados paliativos del Instituto Nacional del Cáncer, suspendió compras de medicamentos esenciales como morfina, y avanzó con despidos en áreas sanitarias clave. Estas medidas impactan especialmente en las provincias, donde el sistema público es la principal vía de atención para pacientes con cáncer de mama. 

Además, la suspensión de la agencia DADSE -encargada de financiar medicamentos de alto costo- dejó a muchas pacientes sin cobertura para tratamientos oncológicos, generando redes informales de intercambio de medicación entre activistas y enfermos, como documentó La Nación en junio de 2025. Esta situación agrava la fragmentación del sistema, obligando a las pacientes a combinar estrategias paralelas para acceder a estudios y terapias. En contraste, algunas jurisdicciones como la provincia de Buenos Aires decidieron reforzar la prevención: el Ministerio de Salud bonaerense adelantó la edad de mamografía a los 40 años, diez años antes que la recomendación nacional, en un intento por mejorar la detección temprana. Sin embargo, estas iniciativas locales no alcanzan a compensar el vaciamiento de programas nacionales que garantizaban el acceso equitativo al tratamiento.

Demoras en el diagnóstico temprano y la salud pública como salvavidas: así es tener cáncer de mama en Argentina hoy 

La importancia de la información como derecho 

Por otro lado, Alba Posse advirtió sobre la desinformación que rodea al cáncer de mama. “La mamografía puede generar una leve molestia por el posicionamiento de la mama, pero no es dolorosa”, aclaró. También señala que muchas pacientes temen la mastectomía, pero afirmó que en la mayoría de los casos se puede ofrecer reconstrucción mamaria, un derecho garantizado por la ley 26.872 desde 2012. El tratamiento, explicó, es personalizado y puede incluir cirugía, radioterapia, quimioterapia y hormonoterapia. Los avances recientes permiten terapias menos agresivas con igual efectividad. “Esta enfermedad no es el fin, sino el comienzo de un proceso de lucha y superación”, afirmó.

En esta línea, el estudio MAPEC también relevó los subtipos de cáncer de mama entre las pacientes, lo que permite dimensionar la diversidad de casos y necesidades terapéuticas. El 30% fue diagnosticado con Luminal A, el 25% con Luminal B, el 15% con HER2+, otro 15% con triple negativo, y el 15% restante no supo o no contestó. Esta última cifra revela una debilidad en la comunicación médico-paciente y en la sistematización de datos clínicos, que puede afectar la toma de decisiones terapéuticas.

Así, tener cáncer de mama en Argentina hoy implica transitar un camino complejo, donde el tiempo, la burocracia y la fragmentación del sistema pueden demorar un diagnóstico clave. La salud pública emerge como sostén imprescindible, pero también como espacio que requiere fortalecimiento, articulación y políticas de cobertura integral. Las voces de quienes transitan esta enfermedad se convierten en una demanda clara de justicia sanitaria.