A más de 12 días de la desaparición de Lian Gael Pérez Soraide en Ballesteros Sud, la Justicia Federal volvió a tomar declaración a los padres del pequeño después de que finalizaran todos los rastrillajes y operativos en el predio de 18 hectáreas donde vive la familia junto a otras familias de la comunidad boliviana y donde vieron por última vez al chiquito. Los últimos operativos de búsqueda que organizó la fiscal federal María Virginia Miguel Carmona incluyeron los movimientos de varios montículos de tierra y aserrín y la remoción de los hornos y cortadoras de ladrillos con los que trabaja la comunidad.
Después de terminados los operativos, la fiscal explicó los movimientos y fue categórica al asegurar que “Lian no está acá”, en referencia al lugar donde durante 11 días se hicieron rastrillajes y se buscaron indicios para saber qué había pasado con el pequeño. Pese a la definición, la encargada de la investigación aseguró que “esto no significa que dejemos de buscarlo” y explicó que a partir de ahora deberán continuar con otras medidas y poder así avanzar con la investigación que empezó con la reiteración de las testimoniales de los papás y la búsqueda de turbos y especialistas para realizar cámaras gesell a los hermanos, mientras esperan los resultados de pericias a vehículos y celulares.
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Ahora, los investigadores judiciales se centran en los testimonios de la familia y en el entorno del menor, lo que incluye a las familias que viven en el mismo predio. Fuentes judiciales aseguraron que buscan profundizar las declaraciones ya que muchos de los familiares de Lian y de los vecinos mezclan palabras en castellano, quechua o aymara y eso hace muy difícil entender algunas explicaciones o, en todo caso, pueden confundir a los investigadores. De esta forma se espera que en los próximos días vuelvan a pasar todos por la fiscalía. Además, buscarán reconstruir los movimientos de esa camioneta que denunciaron los vecinos y así saber si esa hipótesis es posible de sustentar.
Uno de los detalles que no pasaron por alto los investigadores tiene que ver con la escolaridad de los menores. Fuentes cercanas a la causa aseguraron que tanto Lian como sus hermanos mayores son considerados buenos alumnos y destacaron que desde el colegio marcaron el esfuerzo de los padres por la educación de sus hijos. Sin embargo, las mismas fuentes destacan que los pequeños pueden generar una confianza que en el caso de lograrla puede ser fácilmente captable sin mayores resistencias. Ese punto, para los investigadores, es clave en la investigación ya que una hipótesis que sostienen es que el pequeño fue captado por alguien en quien podía conocer y confiar, lo que reduce bastante la posible lista de sospechosos.
Pese a esta mirada, quienes instruyen la causa no deslizaron una hipótesis clara aunque descartan de plano que el pequeño se haya perdido caminando solo ya que ese día hacía mucho calor y él estaba descalzo y sin remera, una situación que no le permitiría alejarse caminando por entre los pastizales. Es por eso que cuando manejaron la hipótesis que llevó a los rastrillajes del Río Ctalamochita, los investigadores pusieron como foco central el puente y el camino rural, entendiendo que si el pequeño llegó a ese lugar fue a bordo de algún vehículo. Es por eso que esperan con ansias los resultados de las pericias a más de una decena de vehículos para conocer si el pequeño fue trasladado en alguno de ellos.
Mientras tanto, los fiscales federales mantienen la hipótesis de un posible secuestro extorsivo vinculado al trabajo familiar y también la posibilidad de un ataque sexual. Ahora, con los últimos resultados y los análisis en el terreno los investigadores deberán resolver las nuevas estrategias y el camino que permita establecer sospechosos y conocer qué pasó con Lian.