En medio de un ajuste fiscal feroz, el gobierno de Javier Milei declaró que las Unidades Turísticas de Chapadmalal y Embalse, por las que pasan cada verano miles de personas de sectores populares desde hace más de 70 años, son "innecesarias". Por esta decisión próximamente los edificios, las 75 hectáreas de bosques, acantilados y playas pasarán a la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE) para su venta o tercerización, salvo la Residencia Presidencial , por falta de utilidad. El encargado de comunicarlo fue el Secretario de Turismo, Ambiente y Deportes, Daniel Scioli, quien paradójicamente justificó la definición a partir de información surgida del sector privado, y datos elaborados por la Federación Empresaria Hotelera Gastronómica de la República Argentina (FEHGRA).
Ambos complejos están protegidos, desde 2013, por la declaración de Monumentos Históricos y son, actualmente, patrimonio histórico-cultural del Estado Nacional. De esta manera están amparados por la ley y cualquier intervención debe respetar la norma de conservación de su valor patrimonial. Pero el gobierno libertario se sostiene en la declaración de Emergencia pública en materia administrativa, económica y financiera, a través de la Ley 27.742 y en la modificación a la Ley de Turismo, por decreto. Hasta ahora no hay definiciones claras de la Agencia presidida por Nicolás Pakgojz. Pero lo cierto es que las instalaciones turísticas creadas durante el peronismo y puestas en valor por el gobierno de Alberto Fernández, están cerradas desde el 4 de marzo y sin funcionamiento, luego de una temporada que se mantuvo con solo dos de los nueve hoteles activos. En este contexto los trabajadores y trabajadoras permanecen en estado de alerta y preparan una serie de acciones para denunciar el posible futuro de los sitios y convocar a toda la población a defenderlos. Entre ellos se destaca Tony, una de las leyendas de Chapadmalal, que defiende a capa y espada el complejo.
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Tony, nacido y criado en el turismo social: “Es terrible jubilarme en este contexto”
Entre quienes defienden a las creaciones del primer peronismo y al turismo social con uñas y dientes se destaca Tony, una de las leyendas de Chapadmalal, que nació en la ciudad costera, creció entre el olor a la sopa de las enormes cocinas, las competencias de tejo y las fiestas que organizaba la administración para a llegada de los Reyes Magos, y trabaja hace más de cuatro décadas en la Unidad Turística. Antonio Suarez (65) empezó haciendo tareas de mantenimiento, luego pasó al área de forestación, y desde 2019 se encarga, en el Museo de la Fundación Eva Perón, de defender el patrimonio histórico cultural y la memoria colectiva, tangible e intangible.
Tony está esperando que le llegue la jubilación con ansias, cuyos trámites ya empezó, pero no puede evitar sentir angustia y tristeza por tener que dejar la casa que habitó durante cuatro décadas y donde formó a toda su familia en este momento tan difícil: “Es terrible jubilarme en este contexto. Lo que menos pensaba es que iba a ser tan traumático todo – expresa desde San Luis donde está pasando unos días de descanso antes de volver para entregar la vivienda y quedar libre del patrimonio - Hay una palabra que lo define: desarraigo. Eso siento de todos los costados, los pies, la espalda, hasta la cabeza y el corazón. Dejar todo, es mi vida allá. Hace 40 años que vivo en Chapadmalal. Ahí crie a toda mi familia, a mis tres hijos. Mi hijo, que falleció el año pasado, aprendió a caminar en esa casa. Yo agradezco a Dios todo lo que me ha tocado. Soy un privilegiado de haber formado mi familia en esa casa, adentro de un monte a 5 cuadras del mar”.
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Su proyecto en los próximos meses es restaurar la casa que habitó su madre en Merlo, San Luis, y mudarse allí con su esposa. “Mi mamá, que también trabajó como recepcionista en los Hoteles y murió en el 97, se había venido a vivir acá en el 83. La casa quedó medio mal mantenida porque la cuidaba como podía mi hermana, pero ella falleció el año pasado. Ahora me tengo que hacer cargo yo pensando en un futuro. Tengo la suerte de que puedo venir a este lugar que es muy lindo, muy maravilloso, muy codiciado”, explica y agrega, entre risas, que ahora están todas las amistades, sus hijos y parientes esperando que se establezca en la zona puntana para ir en oleadas a visitarlo y pasar las vacaciones.
En el Museo trabaja junto a Cintia, su hija mayor, quien está allí hace 20 años, y coordina las caminatas por el predio. Ambos encabezan la tarea, ardua pero gratificante, de concientizar sobre lo que significa el turismo social y transmitir las historias y vivencias atrás de los objetos y la memorabilia. Para él no se trata de un trabajo más. Por el compromiso que mantiene con el espacio, en 2020 cursó y se recibió en la Diplomatura en Turismo y Gestión Pública de la universidad Tres de Febrero, y la Diplomatura en Atención al Turista de la Universidad de Mar del Plata. “Nuestra tarea fundamental es la concientización sobre lo que significan los complejos, no solo la obra sino el material intangible que tiene que es el turismo social, es un tesoro intangible, junto al sentimiento de la gente, de los que pasaron por ahí, de los que vienen”, detalla Tony.
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Bronca, frustración y desorientación son algunas de las sensaciones generalizadas tras el anuncio de Scioli sobre la posible venta del predio. Tony conoce los detalles y vivió en primera persona el abandono sufrido por las gestiones del menemismo, la crisis del 2001, y el gobierno de Mauricio Macri. Sin embargo, confiesa estar totalmente desorientado con la gestión actual: “Estamos todos desorientados, asustados, con mucha bronca y frustración. Yo ya estoy de vuelta, pero mi hija tiene más de 20 años de trabajo ahí. No estamos preparados para soportar todo esto”, relata.
Por su tarea en la actualidad le preocupa en particular el futuro de la muestra del Museo que tiene diferentes orígenes: “Las cosas rescatadas del área de rezagos; las cedidas por el área patrimonio, como algunos muebles que están en buenas condiciones al museo; y después lo más grave y complicado que es los elementos donados por particulares, que los dieron al Museo confiando en que vamos a ser custodios de esas cosas tan maravillosas y de tantos sentimientos que están en exhibición, como por ejemplo la medallita que Eva le dio a una abuela cuando andaban en una recorrida, o la libretita de ahorro que daban en aquella época”. En este sentido se conoció que existe la posibilidad que la Provincia de Buenos Aires se haga cargo de “los bienes que integran el patrimonio del museo Eva Perón emplazado en la Unidad Turística Chapadmalal”.
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Desde la llegada de Javier Milei a la Presidencia el predio está semi vacío. Para la última temporada estival las plazas se habilitaron los primeros días de enero, cuando generalmente se abrían en julio del año anterior, solamente se adjudicaron dos hoteles a la concesión, el 7 y el 2, y las tarifas diarias aumentaron un 600% llegando a $44.400 por persona: “Con las medidas de este supuesto aggiornamentos, solo vinieron 80, 70 personas por contingente, un escenario distinto a cuando había por lo menos cinco hoteles abiertos y unas 2 mil personas dando vueltas. Es todo una depresión. Antes había 10 o 12 puestitos de artesanías que están en el laguito, ahora hubo 2 o 3 y mirándose las caras, esperando que venga gente de Mar del Plata a darse una vuelta, a tomar mate ahí como para poder vender una artesanía o vender un pancho. Al no haber turistas es todo una tristeza. El que produce algo con respecto al turismo social no sabes a qué apuntar”.
Las consecuencias económicas del achique no afectan solo a quienes trabajan directamente en los predios, sino a todo el ecosistema comercial que se genera en la zona alrededor del turismo social: “Esto le impacta al muchacho que anda vendiendo helados en la playa, pero también a los dos barrios que están en frente en un tramo de 3 kilómetros de recorrido, que viven de esto. El turista sale y cruza a comprar a la panadería, al comercio, a los restaurantes, y se interesa en un terreno de aquí de Chapadmalal. Existe todo un círculo virtuoso en la zona, en los barrios Santa Isabel, San Eduardo y algo más, que se hicieron gracias al turismo social. Aca hay producciones, hay actividad, hay artesanos y muchos servicios que prestan en el barrio, desde caminatas, cabalgatas, etc”.
Lógicamente el Museo también se vio atravesado por el vaciamiento de la unidad y la temporada fue muy diferente a lo que ocurrido en años anteriores cuando no daban abasto con las charlas y recorridos: “Con seis hoteles abiertos, teníamos que dar turnos para que vengan 80, 100 personas a las 9 y a las 11 de la mañana. Ahora con suerte llegamos a pescar 10, 12 personas juntas para hacer una charlita, mostrar el video como siempre, pero no podemos volcar todo nuestro trabajo, nuestra carga de concientización, sentimientos e historia – indica Antonio - de un promedio de 250 personas por día bajamos a 25 o 30”.
Entre las actividades con visitantes y turistas que pasaron por allí, las que Tony más rescata eran las charlas con los alumnos y alumnas de escuelas que llegaban para disfrutar de sus viaje de egresados o estudios, gracias a que el estado les brindaba hospedaje, comida y las actividades de recreación. “Al Museo venían los contingentes de alumnos de escuelas y se gestaba una cuestión de construcción de la memoria. Porque nosotros no ofrecemos una cosa a la pasada, sino que les mostramos la esencia de lo que fue el turismo social. A los chicos no le podemos contar lo que es en cinco palabras o en diez minutos. No es lo mismo darle una charla a un chico o a un jubilado que vino con su grupo, y que lo disfrutan, lo entienden y lo comparten, a ir dando charlas a dos o tres personas sueltas, salpicando constantemente”, cuenta.
Acerca de la declaración de "innecesariedad" de continuar sosteniendo las Unidades Turísticas, en palabras del secretario Daniel Scioli, el histórico trabajador advierte que es un grave error porque el turismo social genera sentimiento de patria, de pertenencia: “No es solo que gente humilde viene a pasear, sino que se genera sentimiento patriótico, de amar las cosas que tenemos. Darnos una idea de unión, una sensación de que todos, al final, somos iguales. Algunos nos gusta el chamamé y otros nos gusta la milonga sureña, pero la vida de nuestro país es la misma en todos – subraya- Acá vienen chicos de 12, 13, 15 años que ya empiezan a tener su orientación académica o una vocación. Con lo que les contás los estás nutriendo con elementos de la memoria, de la historia de nuestro país. Nosotros tratamos de concientizar en eso, de la Argentina que tenemos para los chicos chiquitos que cuando tengan su oportunidad, en poco tiempo sepan, que es lo que hay que cuidar y defender”.
Como trabajador del Estado Antonio reconoce y cuestiona que había malos manejos y era necesario acomodar muchas prácticas que estaban enquistadas, muchas “malas costumbres y vicios en el funcionamiento del Estado”. Sin embargo señala que esta nueva administración, que supuestamente llegó para hacer arreglos, solamente está ejerciendo violencia y destruyendo: “En vez de mejorar vinieron a destruir, hay una mala interpretación de muchas cosas. Se jactan de que los números de Argentina están dando bien, pero nuestro país no son números, la gente no son números, son personas”.
Además advierte que se produce una suerte de ensañamiento por decisión política, “una puntería fina” contra los derechos adquiridos: “lo que buscan aparentemente es convertirnos en un país de personas aterrorizadas y que sepamos que no tenemos derecho a nada. Eso de ir puntualmente con cada derecho adquirido sí es un ensañamiento – indica Tony - Estamos viviendo algo completamente nuevo, muy difícil de analizar. Quienes ahora están dirigiendo tienen una pequeña ventaja que es que en realidad no se sabe bien qué es lo que son. Si son de una tendencia, si son una secta, si es un grupo de locos, pero tienen la ventaja que no tienen historia, no podemos echarle en cara un currículum anterior”.
Con el objetivo de enfrentar el proyecto de cierre y privatización de las Unidades, denunciar los intereses comerciales por detrás de la medida, y cuidar los puestos, los 70 trabajadores que quedan se organizaron iniciaron un plan de lucha: “En el Museo estamos unidos con el resto de los compañeros haciendo acciones en conjunto. Por ahora lo que queda es circular información, opiniones, notas, pequeños videos cortos y fotos, para compartir en redes sociales, buscar el apoyo de los vecinos y de los turistas. Eso es lo que hoy se puede hacer, difundir, porque nosotros no vamos a ser como nuestros dirigentes, no queremos ser violentos”. Con este objetivo convocan a un “Abrazo al Complejo” de Chapadmalal para el sábado 12 a las 15 hs. frente a la Capilla Stella Maris.
“Que destruyan el turismo social es una tragedia. Nosotros tuvimos la bendición de ser anfitriones, y yo he visto como los humildes disfrutan de una cena en la terraza o al mediodía mirando el mar. Los abuelos que ya, en el ocaso de su vida, han viajado desde el norte de la Argentina, y vienen y tocan el mar por primera vez, y agradecen a la Pachamama y a sus deidades. También a los chiquitos de los centros de contención que entran con las monjas gritando al mar y esa alegría, ese sonido que para mí es una sinfonía. Eso se les queda grabado y es una forma de darle la posibilidad a la persona, al argentinito, para que sepan que hay algo bueno, que hay un estado que se preocupa por ellos – declara - Ahora no, se piensa que cada uno se las arregla como pueda. De esta manera empiezan a tallar la incomprensión, la falta de equidad, la injusticia. Quieren evitar que seamos unidos los que más necesidades, que nos conozcamos. Así nos dispersan, nos sentimos enemigos uno de los otros, porque queremos pisarle la cabeza”, indica Tony.