La Tierra vivió un evento astronómico tan inesperado como impactante, y es que un asteroide bautizado como 2025 TF, del tamaño aproximado de un auto, rozó literalmente nuestro planeta al pasar a tan solo 428 kilómetros de altitud sobre la región de la Antártida. Para dimensionar la cercanía, esa distancia es similar a la órbita en la que se encuentra la Estación Espacial Internacional (ISS).
Lo más sorprendente es que el cuerpo celeste fue detectado horas después de haber pasado, lo que encendió las alarmas en la comunidad científica sobre la eficacia de los actuales sistemas de defensa planetaria. El paso del asteroide 2025 TF ocurrió a las 00:47:26 UTC, con un margen de error de apenas unos segundos, y dejó en evidencia las limitaciones que aún existen para detectar asteroides pequeños y de alta velocidad.
¿Cómo es el asteroide 2025 TF y cómo fue identificado?
El descubrimiento de 2025 TF se produjo horas después del sobrevuelo, gracias al trabajo del equipo del Catalina Sky Survey, un programa especializado en rastrear objetos cercanos a la Tierra (NEOs, por sus siglas en inglés). Los astrónomos describieron el hallazgo con una frase contundente: “Un pequeño asteroide rozó la Tierra”.
Más tarde, el objeto fue observado desde el Observatorio Las Cumbres en Siding Spring, Australia, con la colaboración de la Oficina de Defensa Planetaria de la Agencia Espacial Europea (ESA). Esas observaciones permitieron calcular con mayor precisión su trayectoria, velocidad y punto de máxima aproximación, confirmando el paso sobre el hemisferio sur.
La comunidad científica encendió las alarmas, y es que un cuerpo tan cercano pasó totalmente desapercibido. Los sistemas actuales de vigilancia espacial están diseñados para detectar asteroides “potencialmente peligrosos” de más de 140 metros de diámetro que se aproximen a menos de 7,5 millones de kilómetros. Frente a rocas de apenas unos metros, como el 2025 TF, las herramientas disponibles muestran claras limitaciones.
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¿Está la Tierra en peligro por este asteroide?
A pesar de la inquietud que generó su paso, los expertos fueron claros con que 2025 TF no representa un peligro para la Tierra. Objetos de ese tamaño no alcanzan a impactar la superficie terrestre, sino que se desintegran al entrar en contacto con la atmósfera. Sin embargo, el episodio volvió a poner sobre la mesa la necesidad de mejorar la vigilancia espacial y los protocolos de alerta global.
Por último, cabe resaltar que el contexto también influyó, ya que el paso coincidió con un bloqueo administrativo en Estados Unidos que afectó temporalmente las operaciones de la NASA, lo que dificultó los análisis en tiempo real y demoró la comunicación oficial de lo sucedido.