La ciencia nacional que permitía avances cruciales en biomedicina, mejoramiento de cultivos, desarrollo de vacunas, reactores nucleares, radares y satélites, además de estudios sociales y culturales para entender nuestra realidad dependía del funcionamiento coordinado de una serie de engranajes. Uno de ellos era la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+I), hoy devastada, pero que hasta diciembre de 2023 gestionaba convenios de cooperación y evaluaba anualmente miles de proyectos científicos presentados por instituciones y empresas para que cumplieran con criterios específicos de calidad y pertinencia, y distribuía fondos para financiar el trabajo científico. Operaba a través de tres fondos principales, entre los cuales el Foncyt (Fondo para la Investigación Científica y Tecnológica) incluía la financiación de becas doctorales asociadas con proyectos de investigación científica y tecnológica (PICT).
Esta madrugada entraron en vigencia, tras la publicación en el Boletín Oficial del Decreto 447/2025, modificaciones que pusieron en pie de alerta al conjunto del sistema científico, cuyos proyectos de investigación eran financiados precisamente por este organismo. Entre otros cambios, la Agencia pasará a depender de la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología, cuyo titular es Darío Genua. Además, el Directorio se reducirá de 10 miembros a dos: además del president, dos directores. Estos últimos serán propuestos por la secretaría y ejercerán su cargo ad honorem. Con esto se pierde el carácter federal, la diversidad disciplinar y la paridad de género.
La Red de Autoridades de Institutos de Ciencia y Tecnología (Raicyt) ya emitió un comunicado en el que denuncia que “el Poder Ejecutivo instrumenta este cambio en su gobernanza, perdiendo la misma pluralidad y carácter federal, al solo efecto de vetar la incorporación de voces disonantes en la estructura directiva de un organismo vaciado. En el área de la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología de Argentina, a cargo del licenciado Darío Genua, observamos no solo la desaparición de programas emblemáticos como ‘Construir Ciencia’ y ‘Equipar Ciencia’, sino también manifiestos actos de discriminación y censura, como lo demuestra elhecho de haberles negado a los dos ‘Proyectos de Redes Federales de Alto Impacto’, presentados por investigadores del área de Ciencias Sociales, el financiamiento comprometido para su segundo año de trabajo, tal como fuera denunciado en una nota elevada a las autoridades con la firma de los 23 directores y subdirectores de todos los proyectos financiados originalmente. Además, en las últimas semanas ha tomado fuerza la versión de un nuevo decreto a través del cual se cambiará la gobernanza del CONICET, con el fin de silenciar voces que continúan bregando por un desarrollo científico como palanca imprescindible para una Argentina con futuro. Sería gravísimo que esto se concretara”.
Las modificaciones llegan cuando la Agencia estaba sin directorio desde hace más de un año.
Un análisis de la base de datos “Presupuesto Abierto” (https://www.presupuestoabierto.gob.ar/sici/), realizado por Rodrigo Quiroga, doctor en Química, profesor de Bioinformática en la Universidad Nacional de Córdoba e Investigador del Conicet, descubrió que el dinero para financiamiento de proyectos se redujo un 96%. “Vi algunos gráficos muy buenos, todo bien hechos, pero que se referían al presupuesto total de la Agencia, que incluía becas que se siguen pagando, el salario de los trabajadores administrativos y otro rubros que disimulan la caída –explica–. Pero al diferenciar el financiamiento para proyectos pude comprobar que la ejecución es prácticamente nula: pasó de unos seis millones de dólares mensuales a apenas 200.000”. Con mayor precisión: en el último trimestre de 2023 se ejecutaron 6,42 millones de dólares mensuales, y en abril-mayo-junio de 2025 se ejecutaron 236 mil dólares mensuales.
Quiroga, junto con la socióloga Sol Minoldo, verificaron también a partir de datos del Indec que los más de 900 becarios doctorales de la Agencia están recibiendo un estipendio equivalente a la mitad de lo que correspondería si este se hubiera ajustado por la inflación: “El Indec empezó a desglosar los salarios públicos nacionales, y los provinciales y municipales, cosa que antes no hacía –afirma Quiroga–. Eso nos permitió hacer una reconstrucción de la serie salarial de la remuneración para investigadores y becarios. Los becarios doctorales del Foncyt, con becas que en general vienen asociadas con proyectos PICT, las tienen congeladas desde mediados del año pasado. Históricamente, el Directorio de la Agencia se reunía todos los meses y actualizaba el monto para equipararlo con las becas doctorales del Conicet. Ahora, como la Agencia virtualmente no existe, eso no sucede. Con 0% de aumento desde mediados del año pasado, el salario de bolsillo de los becarios Foncyt alcanza en este momento los 786.000 $”.
Desde abril de 2024, cuando renunciaron en masa todos los vocales (designados y removidos por el Poder Ejecutivo Nacional), el organismo se encuentra totalmente paralizado, ya que es necesario el directorio completo para la toma de decisiones clave, como la adjudicación de proyectos y la aprobación de convocatorias.
“La última convocatoria para financiamiento de proyectos PICT se hizo en 2022, se dieron a conocer los resultados, pero nunca se efectivizaron –detalla Quiroga, cuyo único financiamiento en este momento es el de su universidad–. Y como siempre se hace la del año siguiente cuando se efectivizan los resultados de la anterior, vienen demorando la de 2023. Ya la pospusieron SIETE VECES. Queda claro que no quieren que existan más los PICT. Para mí, todo forma parte de un plan de destrucción que avanza sobre cuatro ejes: la destrucción salarial, la presupuestaria (que no nos permite tener dinero para llevar adelante proyectos y seguir investigando), los ataques discursivos del propio presidente, del vocero o de otros funcionarios y la ausencia de interlocutores válidos, ya que el secretario de Innovación, Ciencia y Tecnología no se reunió nunca con investigadores. No tenemos con quién hablar, con quien debatir, buscar soluciones a los problemas, ni siquiera paliativos”.
Esta situación genera enorme incertidumbre y desánimo. Es lo que refleja una encuesta que se hizo en la UNC, donde más de la mitad de los investigadores y becarios están pensando en irse.
El relevamiento muestra también que casi el 90% están pensando en abandonar su doctorado y en los últimos dos años el 80% de los investigadores puso dinero de su bolsillo para hacer ciencia. “El año pasado, según estos estudios, habíamos puesto 35 millones de pesos –subraya Quiroga–. Eso hoy ya no podemos hacerlo por la caída de las remuneraciones. Y la situación se agrava porque tratábamos de seguir trabajando con ayuda de algún colaborador del exterior que nos regalaba reactivos o recibía a un becario, pero eso también se está terminando”.
Incluso los becarios del Conicet, que cobran apenas un poquito más (alrededor de un millón de pesos) se encuentran en una situación crítica porque sus ingresos no les permiten pagar un alquiler y muchos están teniendo que volver a la casa de sus padres. Es el caso de Valentina (prefiere no dar su apellido), que está haciendo su doctorado en química teórica y computacional desde 2022. “Ese año también empecé como docente en un cargo auxiliar de la Facultad de Ciencias –cuenta, a través del teléfono– Hoy por hoy, perdimos casi la mitad de nuestro salario. Es la situación de todos mis compañeros: se nos dificulta la independencia cuando antes, con una beca del Conicet, la dábamos por segura. Por otro lado, hay compañeros que tienen dificultad para mantener animales de experimentación, adquirir insumos… Entonces, también sus investigaciones se detuvieron; o sea, que los objetivos planteados no pueden cumplirse. Eso también es desmotivante, porque no podés acceder al nivel de publicaciones que necesitás para seguir la carrera académica. Hace más de diez años que me estoy formando y mi deseo era volcar esa formación en la Argentina. Siempre quise crear conocimiento, pero [en estas condiciones] ya lo estoy poniendo en duda”.
El mayor perjuicio es para el sistema y la sociedad en su conjunto, ya que muchos de los que abandonan consiguen mejores remuneraciones en otros trabajos. “El daño no es individual, es colectivo –subraya Quiroga–. Nos vamos a quedar sin sistema científico, con todo lo que implica en materia de desarrollo y el impacto que eso tiene también sobre las universidades, ya que la mayoría de los investigadores del Conicet, más el 80%, son también docentes universitarios”.
Con respecto a la Agencia, hay también modificaciones quirúrgicas en lo que se refiere a su misión: “antes era ‘atender la organización y la administración de instrumentos para la promoción, fomento y financiamiento del desarrollo científico, tecnológico y de la innovación’, ahora ‘impulsar la innovación en el sector científico y tecnológico nacional, a través de instrumentos de promoción, fomento y financiamiento, garantizando la transferencia tecnológica al sector productivo’. Ya no es ‘el desarrollo científico, tecnológico y de la innovación’ sino ‘la innovación en el sector científico tecnológico’. La función ya no es impulsar el desarrollo del sistema, sino de la innovación”, analiza el físico Jorge Aliaga, miembro del Directorio del Conicet electo por las universidades.
El decreto publicado hoy también modificó el sentido de las "evaluaciones". Antes indicaba: “Procurar y administrar fondos provenientes de distintas fuentes y adjudicarlos, a través de evaluaciones, concursos, licitaciones o mecanismos equivalentes que garanticen la transparencia del proceso”. Las "evaluaciones, concursos, licitaciones o mecanismos equivalentes" eran para garantizar la transparencia. Ahora dice: "evaluación de proyectos que contemple, al menos, su factibilidad económica, tecnológica, el porcentaje de riesgo y el recupero del financiamiento reembolsable otorgado, conforme la normativa vigente relativa a los fondos que se administren".
Al respecto, explica Fernando Peirano: “La evaluación de pares ha sido el ADN de la Agencia desde su creación por más de 25 años y es la mejor práctica reconocida internacionalmente para las agencias de promoción. Si de ahora es más los proyectos van a tener que cumplir con una ecuación económica como criterio obligatorio de evaluación y no van a ser evaluados por pares sino por funcionarios, eso afecta constitutivamente al Foncyt”.
Algunos alientan a ‘salir a buscar’ desarrollos ya existentes, en un grado de madurez tal que con seis o 12 meses de inversión ya puedan ser un prototipo mínimo viable para industrializar y/o comercializar. Obviamente eso puede funcionar al principio, pero por poco, hasta que se detenga el flujo que alimenta la I+D. Sin mencionar que destruyen toda producción de conocimiento que no tenga como fin lo comercial/productivo. Concluye Quiroga: "Esto es claramente ideológico. El anuncio de hoy es básicamente un certificado de defunción para la ciencia básica en el país, porque significa que no solo no recibimos nada hoy, sino tampoco en el futuro. Buscan darle una racionalidad que no tiene. Ningún sistema científico del mundo se dedica exclusivamente a la transferencia tecnológica, porque a largo plazo colapsa. Se necesita un ecosistema diverso, multidisciplinario, creativo. Esto es todo lo contrario. Implicaría que el 95% del Conicet se queda sin financiamiento público. Nos condenan a la mediocridad o a irnos del sistema o del país”.