A la búsqueda de Juana Morales (69) y Pedro Kreder (79), una pareja de jubilados de Comodoro Rivadavia cuyo paradero se desconoce hace dos semanas, se sumó una segunda investigación: las familias de Héctor Omar Carrasco (30) y Luciano Vivar (23) denunciaron que no tienen noticias de ellos desde el pasado jueves 16 de octubre. Pero el dato alarmante es que desaparecieron en Comodoro Rivadavia, la misma localidad donde se perdió el rastro de Juana y Pedro tan sólo cinco días antes.
Ambas investigaciones corren en paralelo y están a cargo de la División Búsqueda de Personas de Comodoro Rivadavia, que difundió las descripciones físicas de los jóvenes para facilitar su localización. Luciano mide alrededor de 1,75 metros de estatura, es de contextura robusta, pesa unos 80 kilos, tiene tez blanca y cabello negro corto y lacio. Por su parte, Héctor es de contextura delgada, mide 1,70 metros, tiene ojos marrones, tez morocha y cabello largo y negro. Al momento de su desaparición vestía jeans, chomba azul, chaleco negro, gorra de lana y botines marrones.
Los nuevos casos se suman a una lista que preocupa a las autoridades locales que, según confirmó el ministro de Seguridad del Chubut, Héctor Iturrioz, en Comodoro Rivadavia hay actualmente 22 personas desaparecidas.
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"El último caso fue el de Diego Barría", señaló el funcionario en una conferencia de prensa. El ministro hace referencia al caso del hombre de 32 años cuyo paradero se desconoce desde febrero del 2023. Si bien aparecieron unos presuntos restos que serían suyos, nunca se pudo confirmar con certeza el dato. Iturrioz recalcó que otro factor que les preocupa son las "investigaciones que salen mal" que no permiten avanzar.
Las últimas novedades del caso Kreder-Morales
Según explicaron las autoridades provinciales, el pasado viernes 24 se sumó la Brigada de Investigaciones a la búsqueda de la pareja de jubilados. Están analizando cámaras de los vecinos de Kreder para conocer los últimos movimientos del hombre y su pareja días previos a su desaparición.
En paralelo al trabajo de la Brigada continúan los rastrillajes en la zona de Rocas Coloradas hacia el sur, donde se cree que podría haber indicios aunque aún no aparecieron pruebas. Se sumaron caballos a la tarea de búsqueda, coordinada por la Policía Montada de la provincia de Chubut.
Cuatro desapariciones en simultáneo
La situación de Carrasco y Vivar llamó la atención porque ambos desaparecieron en la misma semana que la pareja de los jubilados, aunque la policía aclaró que los casos no estarían relacionados.
Hasta el momento no se registraron rastros de ninguno, mientras que los operativos se mantienen activos con participación de la policía, bomberos y voluntarios. Iturrioz destacó la colaboración del municipio en las tareas de búsqueda actuales, a diferencia de otras ocasiones en las que "no hubo apoyo con vehículos ni viandas".
Mientras tanto, los familiares de Juana Morales y Pedro Kreder viven momentos de profunda angustia. Este sábado, se cumplieron dos semanas sin señales de la pareja que fue vista por última vez en su vivienda del barrio Juan XXIII. Sus pertenencias quedaron intactas -salvo sus teléfono celulares, que desaparecieron con ellos- y la camioneta fue encontrada abandonada en la zona de Rocas Coloradas.
Las autoridades no descartan ninguna hipótesis, aunque el paso del tiempo reduce las posibilidades de hallarlos con vida.
El ministro Iturrioz sostuvo que la situación de Comodoro Rivadavia es "compleja y preocupante" y aseguró que se trabaja en unificar la información de las causas abiertas para optimizar recursos.
El caso de Diego Barría
El caso de Diego Alejandro Barría fue el más enigmático de los recientes. Había salido a pasear en cuatriciclo el 18 de febrero de 2023, por la misma zona de Rocas Coloradas donde desapareció la pareja de jubilados. El vehículo apareció con importantes rotura en la playa, junto a su casco y lentes.
El 26 del mismo mes, un grupo de pescadores atrapó un cazón o tiburón de 1,5 metros de largo y al abrirlo, hallaron parte de un brazo humano en su interior. Si bien el estudio de ADN no pudo completarse, por el avanzado estado de descomposición, la familia identificó el cuerpo de Diego por el tatuaje de una rosa color verde y rojo en el miembro hallado.
La hipótesis principal apuntó a un accidente y los restos coincidían con la mordedura de un animal marino pero, a más de dos años, su familia asegura que fue víctima de un homicidio. Incluso, solicitaron más pericias con el Equipo de Antropología Forense (EAAF) y no pudieron identificar el ADN. "La teoría del cazón siempre fue inverosímil y siempre dudamos de que a Diego lo mataron y que hicieron desaparecer sus restos", sentenciaron.
