La provincia de Córdoba es uno de los destinos elegidos para una escapada de fin de semana o vacaciones de invierno y verano. Allí hay cientos de pueblos que ofrecen a los turistas tranquilidad total para desconectarse de las rutinas agobiantes de la ciudad.
Uno de los destinos que ofrece es Ischilín, un pequeño pueblo a unos veinte kilómetros al sur de la ciudad de Deán Funes. Su nombre, en lengua sanavirona, significa “alegría”. Así la bautizaron los primeros pobladores que habitaron estas tierras hace cientos de años atrás.
En el noroeste cordobés, Ischilín parece estar detenida en la época colonial. Entre sus callecitas, destacan antiguos edificios de alto valor histórico. Una vieja pulpería, la escuela Fernando Fader, una comisaría y un correo, son algunas de las construcciones emblemáticas. A ellas, se suman viejas casas de adobe, como el Rancho de Doña Eleuteria.
¿Cómo es Ischilín?
En este pueblo, que formó parte del Camino Real al Alto Perú, su principal imán religioso es la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario construida en 1706. Postal del lugar, se une a su emblemático algarrobo con más de 400 años en la plaza principal.
Presente en el Camino del Vino en Córdoba, la bodega Jairala Oller es una parada obligatoria para degustar sus exquisitos productos y dedicar un recorrido a sus viñedos y bodega para conocer el modo de cultivo y producción vitivinícola.
Para hospedarse, el pueblo cuenta con La Rosada o La Serena, dos casas de campo con alojamientos turísticos. Si no, en Deán Funes es posible hospedarse en el hotel La Sofía. En La Rosada también se ofrecen riquísimos platos, frescos y caseros.
Villa La Bolsa, otro imperdible en Córdoba
Una de las particularidades que distingue a Villa La Bolsa es su arquitectura. Muchas de sus casas fueron construidas entre las décadas del 30 y del 60 con un estilo europeo que remite a antiguos pueblos mediterráneos, con tejas coloniales, piedra y madera como materiales predominantes. Esta identidad visual la convierte en una localidad de gran valor patrimonial y artístico. Algunos vecinos, además, han convertido sus viviendas en talleres o espacios culturales abiertos al público, lo que permite descubrir expresiones artísticas locales en un entorno íntimo y auténtico.
Pero no solo el paisaje y la estética definen a este rincón cordobés. Villa La Bolsa ha sido históricamente elegida por artistas, escritores y pensadores que encontraron allí inspiración y refugio. En ese contexto, surgieron espacios como la Casa de la Cultura, que organiza talleres, exposiciones y encuentros culturales. También es notable la presencia de pequeñas bodegas artesanales que impulsan el turismo enogastronómico, con degustaciones de vinos y productos regionales.