Quién es María Elena Bergoglio, hermana del Papa Francisco

En el relato íntimo que rodea la vida del Papa Francisco, el nombre de María Elena Bergoglio ocupa un lugar especial.

23 de abril, 2025 | 16.07

La historia de vida de María Elena Bergoglio cobra relevancia por su estrecha relación con el Papa Francisco, su hermano mayor. Como la única hermana de Jorge Bergoglio aún con vida, su figura despierta interés tanto en el ámbito religioso como en el personal. A lo largo de los años, su existencia ha estado marcada por el perfil bajo, el vínculo íntimo con su familia y la inesperada distancia impuesta por el destino.

La familia Bergoglio y un vínculo que el tiempo no borró

Nacida en una familia tradicional, María Elena Bergoglio es la menor de los cinco hijos que tuvieron María Regina Sívori y Mario José Bergoglio. Con once años de diferencia con su hermano Jorge, siempre mantuvo una relación cercana con él, incluso en los años en que la vida los llevó por caminos distintos. Mientras él ascendía en la jerarquía eclesiástica, ella desarrollaba una vida sencilla en Ituzaingó, en el conurbano bonaerense.

Antes del cónclave que cambiaría para siempre la historia del catolicismo, María Elena llevaba una rutina tranquila, alejada de los medios y centrada en su familia. Separada y madre de dos hijos, su mayor satisfacción pasaba por los momentos compartidos, especialmente aquellos en los que el futuro pontífice se encargaba de cocinar durante los tradicionales almuerzos familiares. Sin embargo, el 13 de marzo de 2013 marcó un antes y un después en su vida.

El impacto del papado en la vida de María Elena

Aquel día, mientras miraba la televisión, escuchó la frase que transformaría a su hermano en líder espiritual de millones: "Habemus Papam". Según relató en varias entrevistas, jamás imaginó que Jorge sería elegido. La noticia la tomó por sorpresa, desatando una emoción profunda y duradera. A pesar del orgullo, esa elección también implicó una pérdida: desde entonces, no volvió a ver a su hermano en persona.

Durante los doce años de pontificado, el Papa Francisco no visitó Argentina, y aunque el vínculo emocional entre ambos permaneció intacto, la distancia física fue inevitable. La salud de María Elena Bergoglio, deteriorada con el tiempo, y las recomendaciones médicas en contra de viajar a Roma, impidieron que ese esperado abrazo fraternal pudiera concretarse. La ausencia de Francisco en su país natal, tan debatida públicamente, también significó un costo íntimo y silencioso.

El presente de la hermana de Jorge Bergoglio

Su historia pone en evidencia el costado más íntimo del Papa Francisco, marcado por renuncias personales y la ausencia del reencuentro familiar.

Hoy, María Elena Bergoglio tiene 77 años y reside en una institución religiosa en la provincia de Buenos Aires, bajo el cuidado de monjas. Su estado de salud requiere atención constante, y el paso del tiempo ha acentuado la fragilidad de su condición. Aún así, su nombre continúa presente en el entorno del Sumo Pontífice, como lo demostró él mismo al mencionar con preocupación, en una reciente audiencia, cómo ella se veía afectada por el complejo contexto económico argentino.

La figura de la hermana de Jorge Bergoglio encarna un costado poco conocido del Papa: el del hermano mayor que, al aceptar uno de los cargos más trascendentales del mundo, debió también renunciar a una parte importante de su vida personal. La distancia impuesta entre ambos no logró romper el lazo que los une, y en la historia de María Elena Bergoglio se refleja una parte íntima y conmovedora del legado humano de Francisco.