Cada vez más personas le prestan atención a su salud estomacal y recientemente se conoció el alimento clave para cuidar el sistema digestivo: el kéfir. Se trata de un fermento milenario que contiene una comunidad de bacterias y levaduras que favorecen el sistema inmunológico.
Qué es el kéfir: el alimento considerado el "oro blanco" para la salud digestiva
El kéfir es una bebida producida a partir de gránulos de aspecto gelatinoso y blanco que contienen una matriz compleja de microorganismos vivos, alrededor de 60 cepas de bacterias buenas, que interactúan de manera positiva con el sistema digestivo, inmunológico y metabólico.
Entre los diferentes tipos existen:
- Kéfir de leche: de sabor ácido, espumoso, similar al yogur. “Aporta proteínas, vitaminas del grupo B, vitamina K2, calcio, fósforo y otros minerales esenciales”, señala Casavola.
- Kéfir de agua: fermentado con azúcar, frutas y cultivos específicos. “Tiene menor contenido proteico y calórico, pero conserva probióticos y metabolitos bioactivos”, dice el experto.
Beneficios del kéfir, el alimento fermentado ideal para tu salud digestiva
El kéfir puede aportar al mismo tiempo grandes beneficios al sistema digestivo, inmunológico y metabólico. Entre ellos se destacan:
- Mejora la absorción de nutrientes: en sus dos variantes (de agua o de leche), el kéfir incrementa la diversidad de especies beneficiosas en el intestino y puede restaurar el equilibrio luego de tratamientos con antibióticos o períodos de alto estrés. Al mejorar la salud intestinal mejora la absorción de nutrientes clave.
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Regula el tránsito intestinal: el kéfir ayuda a regular el tránsito intestinal y logra mejorar cuadros de diarrea, estreñimiento o el síndrome del intestino irritable.
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Fortalece el sistema inmune: gracias a los diferentes compuestos bioactivos producidos durante el proceso de fermentación puede promover la respuesta inmunitaria, mediada por células, contra las infecciones y patógenos intracelulares.
Cómo se prepara el kéfir (versión leche)
Ingredientes
- 1 a 2 cucharadas de gránulos de kéfir.
- 500 ml de leche (pasteurizada y a temperatura ambiente).
Preparación
- Colocar los gránulos en un frasco de vidrio limpio.
- Agregar la leche.
- Cubrir el frasco con una tela o tapa sin cerrar herméticamente (para permitir que respire).
- Dejar fermentar entre 24 y 48 horas a temperatura ambiente, lejos del sol.
- Colar la mezcla con un colador plástico o de acero inoxidable (no de aluminio).
- Guardar la bebida en la heladera y reutilizar los gránulos para una nueva preparación.
