El déjà vu es esa extraña sensación de familiaridad que nos hace sentir que ya vivimos una situación, aunque sepamos que eso nunca ocurrió. Según la neurocientìfica Lucía Crivelli, jefa de Neuropsicología en Adultos de Fleni, esta experiencia ocurre cuando la memoria y la percepción entran en conflicto dentro del cerebro.
El término “déjà vu” fue acuñado en 1870 por el psicólogo francés Émile Boirac para describir justamente esa impresión de haber vivido una escena antes. Sin embargo, la persona que lo experimenta sabe que esa familiaridad es falsa porque no existe un recuerdo real que la respalde.
La explicación de la neurociencia sobre los déjà vu
Desde la neurociencia, se sabe que el déjà vu aparece con mayor frecuencia en personas con epilepsia del lóbulo temporal mesial. En esos casos, puede ser parte de una crisis epiléptica, conocida como “aura”. Durante el episodio, la corteza entorrinal, encargada de generar la sensación de familiaridad, se activa en exceso, mientras que el hipocampo, que recupera recuerdos auténticos y sus detalles, permanece inactivo.
Estudios con estimulación eléctrica en pacientes epilépticos demostraron que al inducir artificialmente el déjà vu, el hipocampo se apaga y la corteza prefrontal detecta la incongruencia, señalando que la sensación no corresponde a un recuerdo verdadero. Así, la persona reconoce la familiaridad, pero sabe que el recuerdo es falso.
La corteza prefrontal juega un rol fundamental porque monitorea y advierte cuando hay un conflicto en el procesamiento cerebral. Crivelli explicó en Infobae que “esta región nos advierte que la familiaridad no tiene un respaldo verdadero en la memoria”.
Otras interpretaciones del déjà vu
Más allá de la neurociencia, el fenómeno tuvo otras interpretaciones históricas. En el psicoanálisis, se vinculó con la irrupción de contenidos inconscientes. Desde la perspectiva lacaniana, el déjà vu era visto como la aparición de “fantasmas” del pasado o del inconsciente que emergen en situaciones similares, pero que no se revelan por completo.
Sigmund Freud llamó a este fenómeno “false reconnaissance” o falso reconocimiento, y lo relacionó con una familiaridad inapropiada que engaña a la memoria.
La especialista aseguró que “la mayoría de las personas experimenta el déjà vu al menos una vez en la vida”, especialmente entre la adolescencia y los 55 años. Con la vejez, la frecuencia disminuye notablemente debido a la reducción de la función del lóbulo frontal. Además, aclaró que no está relacionado con el género ni el nivel educativo, sino que depende exclusivamente de la activación de ciertas áreas cerebrales.
Crivelli también señaló que el déjà vu es más probable en momentos de cansancio, fatiga o estrés, cuando el circuito neuronal pierde sincronía. Puede manifestarse de distintas formas: visualmente al entrar en un lugar, auditivamente con sonidos familiares o al reconocer rostros que parecen conocidos pero no lo son realmente.
Según la neuropsicóloga, cada episodio reúne tres características claves: la situación resulta familiar, no se puede identificar el origen de esa familiaridad y se percibe como algo extraño o irreal.
Aunque existen explicaciones filosóficas y místicas que atribuyen el déjà vu a conceptos como el karma, vidas paralelas o universos alternativos, Crivelli aclaró que desde la neurociencia no hay evidencia que sostenga esas teorías.
Consultada sobre cómo fortalecer la memoria y la percepción para validar mejor los recuerdos, la especialista citó a Antonio Damasio: “Damasio explica que no solo el lóbulo frontal interviene en la toma de decisiones, sino que todo el cuerpo a través de los llamados ‘marcadores somáticos’ influye en el proceso cerebral”. Por eso, subrayó la importancia de descansar bien, alimentarse correctamente y mantener la motivación para optimizar el funcionamiento cerebral.
Finalmente, Crivelli destacó que el déjà vu “evidencia la integración entre emoción, memoria y percepción”. Recomendó no alarmarse ante estos episodios, sino entenderlos como una manifestación natural y fascinante de cómo la mente puede generar una sensación de haber vivido algo que en realidad nunca ocurrió.
