Sam Altman, el CEO de OpenAI, es una de las figuras más influyentes en el mundo de la inteligencia artificial, quien volvió a poner en alerta sobre los peligros que conlleva el avance acelerado de esta tecnología sin las regulaciones adecuadas. El empresario estadounidense, reconocido por liderar la compañía detrás de ChatGPT, dividió las amenazas en tres categorías que, según su visión, requieren atención inmediata y un debate público global.
Altman señaló que, aunque la Inteligencia artificial ofrece enormes oportunidades para la innovación y la productividad, su desarrollo sin medidas de seguridad claras puede generar riesgos sin precedentes. Aclaró que estas amenazas no son meros escenarios hipotéticos, sino que ya son cada vez más tangibles debido al ritmo vertiginoso del progreso tecnológico.
El primer gran riesgo que destacó está relacionado con el uso malicioso de la inteligencia artificial. Altman advirtió que grupos criminales, terroristas o incluso gobiernos hostiles podrían emplear sistemas de superinteligencia para fines destructivos. Entre los ejemplos más alarmantes mencionó la posible creación de armas biológicas, ataques capaces de colapsar sistemas financieros o la desactivación de redes eléctricas completas.
En ese sentido, el CEO de OpenAI subrayó que las capacidades de la IA en áreas como la biotecnología y la ciberseguridad avanzan rápidamente, mientras que las defensas tradicionales podrían no estar preparadas para enfrentar amenazas de semejante magnitud.
El segundo peligro, aunque lo consideró menos probable, es la pérdida de control humano sobre sistemas demasiado poderosos. Este escenario se plantearía si las máquinas dejan de responder a órdenes humanas o desarrollan objetivos propios. Para evitarlo, empresas y laboratorios de investigación están invirtiendo grandes recursos en la llamada alineación de IA, que busca garantizar que estos sistemas actúen siempre bajo valores y objetivos humanos.
El riesgo que advirtió el creador de ChatGPT sobre la sociedad
Finalmente, Altman mencionó una amenaza más sutil pero igualmente preocupante: la “dominación silenciosa” de la inteligencia artificial. A medida que esta tecnología se vuelve más precisa y omnipresente, existe el riesgo de que tanto ciudadanos como líderes dependan excesivamente de sus recomendaciones y decisiones.
Este fenómeno podría generar problemas de gobernanza, ya que los sistemas complejos y opacos dificultarían entender cómo toman decisiones. Esto abre interrogantes sobre quién controla realmente la tecnología y hasta qué punto los humanos conservarán la última palabra.
Como se mencionó, Sam Altman es uno de los nombres clave en el ecosistema tecnológico global. Nacido en Chicago, estudió informática pero abandonó la universidad para dedicarse al mundo emprendedor. Antes de OpenAI, fue presidente de Y Combinator, la aceleradora de startups más influyente de Silicon Valley.
Desde 2019 lidera OpenAI, la organización que desarrolló ChatGPT, una de las innovaciones más disruptivas en inteligencia artificial generativa. Su figura despierta tanto elogios como críticas, siendo visto por algunos como un visionario responsable y por otros como un símbolo de la tensión entre el desarrollo privado y la necesidad de regulación pública.