El océano patagónico fue testigo de un suceso histórico para la comunidad científica, y es que apareció una especie marina nueva que muchos creían extinta hace más de 100 años. Precisamente, se había avistado por última vez en 1929 y muchos ya habían asumido que no existía más, pero ahora un ejemplar apareció nadando y se robó todas las miradas.
Se trata de la ballena Sei, un cetáceo popularmente conocido por como Balaenoptera borealis. Hace 20 años atrás, los científicos habían advertido sobre la posible aparición de este animal, ya que habían aparecido rastros de ella en Golfo San Jorge. Así, en el 2019 empezó un proyecto formal para seguir los movimientos de ballenas en esta zona y gracias a un convenio con la Fuerza Aérea, se realizaron vuelos que permitieron recopilar datos visuales y genéticos, para finalmente confirmar que se trataba de la presencia de ballenas sei.
Aún están investigando como es el comportamiento de esta especie, ya que estuvo 100 años desaparecida. Por ahora, lo que se sabe es que es la tercera especie más grande de su familia, alcanzando un largo de 18 metros y un peso de 20 toneladas. Su principal diferencial con otras de su misma especie es que es sumamente veloz pese a su gran tamaño.
Los científicos apuntan a que la disminución en la población de estas ballenas, y por ende motivo por el que se las dejó de ver, fue la caza indiscriminada por su carne. Por eso, ahora se apunta a un proyecto de protección para volver a repoblar los océanos.
Los científicos grabaron por primera vez a un calamar gigante que vive en la profundidad del océano
Un suceso histórico tuvo lugar en la biología marina: un equipo internacional de científicos logró filmar por primera vez en su hábitat natural al enigmático calamar colosal (Mesonychoteuthis hamiltoni). El avistamiento se produjo el 9 de marzo de 2025 y supone un hecho único para la comunidad científica de todo el mundo.
El molusco fue visto a 600 metros de profundidad cerca de las Islas Sandwich del Sur, en el océano Atlántico Sur. Curiosamente, este descubrimiento coincide con el centenario de la identificación formal de la especie por el zoólogo Guy Coburn Robson en 1925. Hasta ahora, el conocimiento sobre esta criatura se basaba únicamente en restos encontrados en estómagos de cachalotes o en ejemplares muertos atrapados en redes de pesca.
Las imágenes, capturadas mediante el vehículo operado remotamente SuBastian del Schmidt Ocean Institute, muestran a un ejemplar juvenil de aproximadamente 30 centímetros de longitud. Sin embargo, los calamares colosales adultos pueden alcanzar hasta siete metros de longitud y pesar cerca de 500 kilogramos, siendo considerados los mayores invertebrados del planeta en términos de masa.
A pesar de este avance, gran parte del ciclo de vida del Mesonychoteuthis hamiltoni sigue siendo un misterio. Se sabe que los juveniles presentan cuerpos translúcidos que se oscurecen con la edad, pero se desconocen detalles sobre su reproducción y longevidad, en gran medida debido a la inaccesibilidad de su hábitat. Investigaciones recientes sugieren que los cefalópodos de grandes profundidades tienen estrategias de vida adaptadas a condiciones extremas de presión, temperatura y disponibilidad de alimento.