El Goulash Húngaro es un estofado tradicional que es mucho más que una simple comida; es una experiencia reconfortante con siglos de historia. Su magia reside en una cocción lenta que transforma ingredientes simples en un manjar extraordinario. Imaginate una carne tan tierna que se corta solo con el tenedor, envuelta en una salsa profunda gracias al pimentón. Es el proyecto de cocina perfecto para un fin de semana relajado.
Su origen se remonta a las tribus nómadas de Hungría, quienes lo preparaban en ollas de cobre sobre fogatas al aire libre. Era la comida ideal para pastores y campesinos por su poder nutritivo y su sencillez. Hoy, cruzó todas las fronteras y se convirtió en un clásico mundial. La clave de su sabor único está en una especia infalible y en la paciencia de dejarlo cocinar a fuego bien bajo. ¿Lo mejor? No necesitás ser un chef experto para lograrlo en tu casa.
Los ingredientes clave para tu aventura culinaria
Para empezar, necesitás medio kilo de paleta de ternera, un corte económico que queda supremamente tierno con la cocción prolongada. El condimento estrella es el pimentón o paprika de buena calidad; es el alma del plato y le da ese color rojo característico. No pueden faltar las verduras: cebolla, ajo, zanahoria rallada y morrón, que forman la base de sabor. También vas a usar tomate triturado, extracto de tomate, caldo, laurel, harina para rebozar, aceite, sal y pimienta.
El paso a paso para un Goulash perfecto
- El primer paso es cortar la carne en cubos y rebozarla ligeramente en harina, sacudiendo el exceso. Esto ayuda a que se dore bien y a que la salsa espese luego.
- En una olla grande, calentá aceite y sellá la carne por todos lados hasta que quede doradita. Este paso es crucial para sellar los jugos y que la carne no se seque. Una vez lista, sacala de la olla y reservala. No te saltees este momento porque define gran parte del sabor final.
- En la misma olla, agregá un poco más de aceite y poné la cebolla picada, el ajo y el morrón. Cociná estos ingredientes por unos diez minutos hasta que estén bien blanditos.
- Ahora llega el momento mágico: agregá las tres cucharadas de pimentón y revolvé rápido por un minuto. ¡Cuidado de que no se queme! Quemar el pimentón amarga todo el plato. Luego, incorporá la zanahoria rallada y el extracto de tomate, mezclando todo muy bien.
- Volvé a poner la carne reservada en la olla y agregá las hojas de laurel. Rectificá con sal y pimienta y cociná todo junto por diez minutos más. Ahora, incorporá el tomate triturado y cubrí toda la preparación con caldo.
- Cuando rompa el hervor, bajá el fuego al mínimo, tapá la olla y dejá que cocine lentamente por dos horas. Revolvé cada tanto y agregá más caldo si ve que se está secando demasiado. La paciencia es tu mejor aliada.