Sobre El temblor de las ideas, el nuevo libro de Diego Sztulwark

18 de septiembre, 2025 | 09.36

En los últimos años el ánimo militante estuvo marcado por una fuerte sensación de impotencia. Las charlas entre compañeros, en la intimidad,  en unidades básicas, redes sociales y hasta en las mismas movilizaciones, la impotencia apareció generalizada y se transformó en un tema recurrente del cual parece difícil safar.

Experiencias consecutivas de oficialismo albertizado, oposición victimizada y la encerrona de una interna permanente sin programa ni motivos honestos fomentaron una despotenciación de las fuerzas populares.

En el último libro de Diego Sztulwark, “El temblor de las ideas. Buscar una salida donde no la hay” (Editorial Ariel) el autor propone un corrimiento conceptual -y afectivo- de la idea de impotencia hacia la idea de imposibilidad. Donde lo imposible aparece paradójicamente como posibilidad de despertar nuevas potencias.

El prólogo parte de una definición sobre la práctica política intelectual por excelencia: “Los ensayos buscan orientación donde no la hay.” y continúa “Pretenden recobrar la creencia en los cuerpos y afrontar la dificultad de reunir las propias fuerzas dispersas, resistiendo a la corrosión del lenguaje y la descomposición política. Afrontar la impotencia generalizada apelando a la fuerza de existir”

En palabras de Facundo Abramovich -editor del blog Lobo Suelto!-, en este libro puede leerse una epistemología política, una pregunta sobre cómo volver a formular preguntas y una pregunta por la génesis de la diferencia en un presente arruinado.

No hay asunto de los últimos años que le sea ajeno. El intento de asesinato de Cristina Fernández y la consigna fallida (Si la tocan a Cristina…), el punto ciego de la política que no supo ver la irrupción de Milei, los nuevos fascismos mundiales, el genocidio en Gaza, así como las vibraciones micropolíticas: la -resignificada- cultura del aguante del trabajo precarizado de plataformas, la intensidad discursiva de las redes,los focus group como ejercicios visuales.

El temblor de las ideas es un libro de ensayos político-filosóficos en los que la actualidad más urgente se piensa en compañía de Spinoza, Marx, Deleuze, Bifo y también de grandes pensadores argentinos como David Viñas, Horacio González, León Rozitchner, así como de amigos cercanos al autor, como Pablo Fernández Rojas, León Lewcowicz y Facundo Abramovich. En los textos se puede dilucidar la práctica incisiva y amorosa de quien establece una fuerte relación con la escritura de los otros.

Tanto como de los grandes maestros de la filosofía política, aparecen reflexiones que despiertan libros más recientes: “Presa o muerta”, de Irina Hauser, “El loco”, de Juan Luis González o los desopilantes libros del propagandista de la ultra derecha Agustín Laje. Sztulwark busca en las publicaciones un núcleo de verdad desde el cual combatir.

La secuencia de ensayos breves están imprevistamente intercalados con un diario personal: bajo el formato de diario íntimo, el autor plantea una lectura política de la perplejidad.

La intimidad del diario no está en los temas abordados. En ellos aparecen discursos de Milei, intervenciones de Cristina o fragoteos de Villarruel. La intimidad de las entradas del diario está en cómo Sztulwark procesa la dimensión política y social como una forma de autoesclarecimiento. Esta publicación es una ventana a la producción de una lectura minuciosa. Un trabajo de orfebrería del pensamiento.

 

“Quizá haya otros modos de escribir, yo solo conozco este, de noche, cuando el miedo no me deja dormir.” Con este epígrafe abre El temblor y con él tenemos el tercer componente del libro: Franz Kafka.

Sztulwark incorpora al escritor checo como un aliado para procesar el impácto político que suscitó el intento de asesinato de Crstina Fernández y el asenso de la extrema derecha.

El hueso de la cuestión kafkiana para la argentina actual está en que en el corazón del realismo -político- anida un absurdo existencial. Sztulwark conecta el sinsentido con la sensación de impotencia de militancias y activismos movilizados, que postularon durante los últimos 20 años la política como la herramienta para transformar la sociedad mientras constataban que los cambios no se producían como tal como se pregonaba. Y, como Gregorio Samsa, luego de una noche de sueños inquietos, despertamos siendo un monstruoso insecto: la sociedad nos odiaba y quería un libertarianismo freak antes que a cualquiera de nosotros.

El corrimiento de la impotencia a la imposibilidad ofrece pensarnos sin generalidades, sin ilusiones ni idealismos. Una posibilidad de cotejar nuestras fuerzas reales, las de este bicho en el que nos convertimos y explorar nuevas potencias que nos hagan quizá encontrar una salida donde no la hay.