Impacto por el relato de Piazzolla de cuando conoció a Gardel

Un libro publicado hace casi 60 años fue reeditado y revela el testimonio de Astor Piazzolla sobre su encuentro histórico con Carlos Gardel en Nueva York.

12 de mayo, 2025 | 14.39

Un hallazgo editorial sacude los cimientos de la historia del tango y arroja luz sobre un encuentro cumbre que marcó a fuego a dos de sus máximos exponentes: Carlos Gardel y Astor Piazzolla. La reedición de “Con Piazzolla”, la biografía escrita por Alberto Speratti y publicada originalmente en 1969, trae de regreso un capítulo fundacional de la mitología del género musical: el día en que un pequeño bandoneonista se cruzó con el “Zorzal Criollo” en las calles de Nueva York.

Fue en 1968, después de dinamitar el ambiente tanguero con la ópera-tango “María de Buenos Aires”, que Astor Piazzolla sintió la necesidad de plasmar por escrito los momentos clave de su vida. Así nació la colaboración con el periodista y escritor Alberto Speratti, que culminó en abril de 1969 con la publicación de “Con Piazzolla”, la primera biografía del genio marplatense, una obra que se convirtió en un relato legendario e indispensable para entender al artista.

Ausente de las librerías durante más de medio siglo, el libro regresa ahora de la mano de la editorial Vademécum, con la cuidada curaduría del reconocido especialista rosarino Carlos Kuri, autor de “Piazzolla, la música límite” y “Archivo Piazzolla”. En un fragmento revelador, el bandoneonista narra el célebre encuentro de cuando era niño con Carlos Gardel en Nueva York, en febrero de 1934.

Fragmentos del libro “Con Piazzolla” y los detalles del encuentro con Carlos Gardel

“Yo entonces tenía doce o trece años, y de la Argentina sabía muy pocas cosas. De los músicos argentinos no sabía nada. Pero mi padre conocía a Carlos Gardel de la Argentina, y cuando supo que había llegado a Nueva York le hizo una talla en madera y se la dedicó. Averiguó dónde vivía y me dijo: ‘Andá, lleváselo’”, detallaba el músico y completaba sobre la misión: “Entré a la casa con el paquete, y junto al ascensor había un señor. Cuando le dije que era argentino, prácticamente no me creía. Era Alberto Castellanos, el que escribía música para Gardel”.

Luego, el relato del artista mostraba un momento desopilante: “Subimos hasta el piso dieciocho, y el hombre se tantea los bolsillos y me dice: ‘Venís bien, pibe, me olvidé la llave de entrada’. Así que tuve que pasar por la escalera de incendios hasta entrar por la ventana y despertarlo a Gardel. Pero me equivoco, y a quien despierto es a Alfredo Lepera, que tenía muy malas pulgas”.

“Desperté a Gardel que, de entrada, me pareció un tipo muy simpático. Casi se desmaya cuando supo que era argentino. Se emocionó, me acuerdo; abrió el paquete, vio la talla y me la agradeció. Me preparó el desayuno, me regaló una foto que aún conservo”, agregaba el autor de “Adiós Nonino” y confesaba: “Tampoco podía creer que yo pudiera tocar el bandoneón. Después me oyó y me metió en la película, en la que yo hacía el papel de canillita. Era ‘El día que me quieras, y me pagaron veinticinco dólares por debutar como actor. Con él también grabé la música del film para la RCA Victor de Nueva York”.

El libro “Con Piazzolla” muestra la intimidad de la amistad que logró con Carlos Gardel.

“Además, a él le gustaba mucho la ópera; me hacía tocar en el bandoneón temas clásicos, le encantaba la música. La primera vez que me escuchó tocar un tango se me acercó, y muerto de risa me dijo: ‘Mirá pibe, el fueye lo tocás fenómeno, pero el tango lo tocás como un gallego’. Y no se equivocaba; yo no sentía el tango para nada en esos años”, cerraba Piazzolla respecto a un encuentro que marcó su vida para siempre.