La trampa del promedio: cómo Milei amplió la brecha de ingresos entre los propios asalariados

Detrás del número oficial del salario formal se esconde una desigualdad creciente: los de arriba ganan más y los de abajo perdieron hasta el doble de poder adquisitivo. Por qué el Gobierno busca debilitar la negociación colectiva.

23 de octubre, 2025 | 00.05

La política económica de Javier Milei se sostiene a costa del estancamiento de la actividad y un ancla salarial que golpea el poder de compra de los ingresos. En este escenario, las cifras oficiales de salarios pusieron sobre la mesa una problemática creciente: en este tiempo se amplió la desigualdad salarial entre trabajadores al punto de que el salario efectivo (recibido en mano) del empleo registrado privado se incrementó por arriba del promedio de los convenios colectivos. Esto quiere decir que el Gobierno nacional estaría logrando avanzar “de hecho” en lo que después dle 26 de octubre buscará “por ley”: romper la negociación colectiva y profundizar la brecha salarial, con un promedio que oculta que los laburantes de abajo pierden mucho más.

Así se desprende del último informe presentado por la Secretaría de Trabajo donde se observa también que entre 2017 y 2025 el salario real promedio de convenio se contrajo 20,0% mientras que el salario efectivo si bien cayó lo hizo en menor cuantía (-10,0%). Dicho de otro modo, las remuneraciones de los trabajadores ubicados en los deciles más altos (octavo, noveno y décimo) de la estructura salarial crecieron sustancialmente por encima de la mayoría de los trabajadores.

En detalle, la desigualdad salarial en el empleo formal creció 8,0% entre 2017 y 2025 y ello podría deberse a “la aplicación de políticas empresariales diferenciadas” que beneficiaron puntualmente a determinados puestos, de acuerdo con las estadísticas que arrojó el organismo oficial. De esta manera, el panorama actual está signado por los problemas que arrastra la economía no sólo en materia de la volatilidad cambiaria e incertidumbre financiera sino por la crisis de actividad y empleo que se traducen en cada vez peores considiones de vida para la mayor parte de las y los argentinos.

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Desigualdad salarial a la orden del día

El modelo económico actual priorizó pisar las paritarias buscando - junto con la apreciación del tipo de cambio- mantener a la baja los precios de la economía en un año electoral. En este esquema, el nivel de actividad que había iniciado un sendero de recuperación tras la fuerte contracción de inicios del 2024, volvió a contraerse, al igual que el empleo privado asalariado mientras los precios de bienes y servicios esenciales presionan sobre los ingresos, se incrementa la informalidad y se dispara el endeudamiento de las familias para intentar llegar a fin de mes. 

En ese sentido, los últimos datos declarados por los empleadores en el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), evidenciaron que la desigualdad salarial no solo afecta a trabajadores que no están registrados respecto de quienes tienen empleo formal, sino que producto de las medidas implementadas, se agudizó la brecha salarial al interior del propio sector registrado.

En concreto, el salario promedio efectivo del empleo registrado privado se incrementó más que el promedio de las remuneraciones acordadas en los convenios colectivos de trabajo, como resultado aumentó la desigualdad salarial. A su vez, el ancla paritaria implementada en la práctica por el Gobierno libertario perjudicó, principalmente, a los salarios más bajos que serían, por ende, los más afectados por cualquier reforma que busque limitar el accionar de la negociación colectiva.

“Uno de los fenómenos más destacados de la dinámica laboral reciente es la ampliación de las diferencias de los valores salariales entre los trabajadores registrados del sector privado”, advirtió el informe oficial sobre "Panorama del trabajo registrado". En ese sentido, los datos de la Secretaría de Trabajo mostraron que la ampliación de esas brechas se explicaría por “la decisión de las empresas de otorgar incrementos salariales superiores a los pactados en las paritarias a ciertos trabajadores, en un marco de contracción de los salarios definidos en la negociación colectiva”.

Si se pone el ojo en el comportamiento del promedio de los salarios efectivos del SIPA, el promedio de los salarios definidos en los principales convenios colectivos de trabajo, y el coeficiente de Gini (indicador que refleja la diferenciación salarial en el empleo registrado privado), una primera conclusión india que la desigualdad salarial en el empleo formal creció 8,0% entre 2017 y 2025. “Este aumento se explica, fundamentalmente, porque las remuneraciones de los trabajadores ubicados en los deciles octavo, noveno y décimo de la estructura salarial (los que más cobran) crecieron sustancialmente por encima de las remuneraciones del resto de los trabajadores”, señaló el documento oficial.

Un aspecto que explica lo anterior se vincula con que la reducción del poder adquisitivo de los salarios acordados en los principales convenios colectivos. En efecto, entre 2017 y 2025, el salario real promedio de convenio se contrajo un 20% y si bien el promedio de los salarios efectivos (percibidos y abonados por los empleadores), medido a valores constantes, también se redujo, lo hizo en menor medida (-10%), lo que implica que su poder de compra se contrajo 10 puntos porcentuales menos que los salarios de convenio.

De esta manera, la dinámica de los salarios efectivos (SIPA) y los Convenios (promedio de paritarias) van en en último tiempo en direcciones opuestas, perdiendo los segundos mucho más poder de compra. Esto hizo que el promedio del conjunto resulte cuando menos engañoso para conocer la actual heterogeneidad y complejidad del mundo laboral.

Al respecto, el economista Federico Pastrana analizó en detalle esta dinámica y consideró que “los salarios más altos tuvieron aumentos mayores a los de gran parte de los trabajadores. Es decir, si los salarios más altos tuvieron una mejora nominal más alta que los bajos, eso impulsa el promedio para arriba, a pesar de que más de la mitad de los trabajadores sufran caídas reales”, explicó. Según el titular de la consultora C-P, “los salarios más altos están vinculados a empresas con mayor productividad, que podrían estar entre los sectores ganadores del modelo actual (extractivas, procesadoras de materias primas, finanzas) y estarían eligiendo dar aumentos por fuera de convenio por cuestiones más micro”.

Sobre este punto, el informe de la Secretaría de Trabajo planteó que “un segmento de trabajadores (que podría ser creciente) percibió aumentos salariales superiores a los definidos en las paritarias. Esto se reflejó en un incremento de la diferenciación salarial y en un mayor crecimiento del salario efectivo respecto al salario de convenio”. Esta lectura coincide con el comportamiento de las remuneraciones efectivas por decil entre 2018 y 2025: los trabajadores posicionados en los deciles más bajos (del primero al sexto) presentan incrementos salariales en línea con las paritarias, pero significativamente inferiores a la suba de los salarios de los trabajadores de los deciles más altos.

“Una hipótesis para explicar el fenómeno es que las empresas implementaron políticas salariales diferenciadas” señaló el documento el organismo de Trabajo y agregó que “esta política selectiva, podría ser el principal factor que explica la ampliación de la brecha salarial verificada en el período más reciente”.

Esta situación llevó a Pastrana a analizar que “se está afectando la forma de determinación de los salarios en Argentina” ya que “las implicancias son varias y hacen a la discusión de la reforma laboral, cómo se determinan salarios y el rol de la negociación colectiva”. Para el especialista, es evidente que “hay una parte que negocia ‘por la suya’ (individual) y otra que esta abarcado por lo firmado entre sindicatos y cámaras (paritarias)” y alertó que "algo que busca el gobierno desde el comienzo de la gestión vía cambios regulatorios, lo estaría logrando 'de hecho'".

Sobre el impacto de la evolución del índice de precios en el poder de compra de los ingresos, el economista consideró también que “el ancla salarial no afecta tanto a los salarios altos sino a los bajos". Es decir que "la política salarial actual es especialmente regresiva y eliminar la negociación colectiva atentaría especialmente contra los salarios bajos y medios”.

Menos empleo registrado, mayor precarización 

El mercado laboral atraviesa una creciente heterogeneidad y fragmnetación que, a nivel de puestos, se traduce en una reducción de la cantidad de empleos registrados privados mientras, en contraste, crece el monostributismo (pasó de representar 16% del total en noviembre de 2023 al 17,1% en julio de 2025).

En esa línea, durante los primeros siete meses de este año, el número de trabajadores del sector privado creció 0,5%, lo que equivale a 44 mil personas que accedieron a un puesto de trabajo. Sin embargo, dicha expansión se explica íntegramente por el crecimiento del monotributo, ya que si se mira solo los asalariados registrados cayeron en más de 200.000 puestos desde que asumió el gobierno de Milei. "Las transformaciones productivas y sociales muestran cierta consolidación del trabajo independiente, y ubican al trabajo monotributista como la categoría que explica la expansión del trabajo registrado total”, indicó el informe de Trabajo.

Sobre ello, el economista Nadin Argañaraz publicó un informe que indica que, entre noviembre de 2023 y julio de 2025, por cada 10 trabajadores asalariados registrados menos (privados y públicos), se crearon 7 monotributos. “Si se hace la relación entre aumento de monotributistas y caída de empleos asalariados registrados, se aprecia que en julio era de 0,7, es decir que, por cada 10 trabajadores asalariados registrados menos, se crearon 7 monotributos. Un año atrás, la relación era de 0,3, o sea que, por cada 10 trabajadores asalariados menos, se creaban 3 monotributos. La máxima relación se dio en junio de 2025, cuando llegó a casi 0,8”, detalló el especialista.

Por últimos, los datos anticipados que brinda la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL) señalaron que el nivel de empleo privado registrado  volvió a caer en agosto tanto en términos mensuales como interanuales (-0,3% y -0,4%, respectivamente). Si se contrasta con igual mes pero años anteriores, este agosto se ubicaría un nivel similar a la caída de 2018, con la crisis del gobierno macrista.