Según datos oficiales, todavía hay guardados 3500 millones de dólares en silobolsas

Aún quedan sin vender 13 millones de toneladas de la cosecha 2023-2024. Por otro lado, las exportadoras aceleran la importación de soja desde Paraguay. 

06 de mayo, 2025 | 18.24

Dos movimientos ocurren en simultáneo dentro del complejo sector agro-exportador. Por un lado, datos oficiales de la Secretaría de Agricultura dan cuenta del fuerte componente especulativo que rige la conducta de los pequeños y grandes productores: aún quedan sin vender 13 millones de toneladas de la cosecha 2023-2024. Esto equivale a casi 3500 millones de dólares guardados en silobolsas. La segunda movida tiene que ver con las empresas que industrializan la soja para luego comercializarla al exterior como harina o aceite. Durante marzo, mejoraron sus ventas a partir de la fuerte importación de granos desde Paraguay, estratagema que les permite triangular operaciones y pagar menos derechos de exportación.

Los datos oficiales sobre la venta de soja fueron procesados por la CIARA CEC, la cámara que reúne a las grandes exportadoras, en su informe Monitor Agroindustrial, que será publicado este miércoles. De acuerdo al documento al que accedió El Destape, de la cosecha 2023/24 quedarían sin fijar precio y sin vender un total de 13,3 millones de toneladas, el 27% de la anterior campaña (estimada en 50,2 millones de toneladas).

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“De este total, 7,7 millones de toneladas estarían en poder de productores para la venta y entrega disponible y otros 5,5 millones se encuentran declaradas como existencias por acopios y la industria”, puede leerse en el informe de la CIARA CEC. Alerta Spoiler: la llamada industria está conformada por las mismas grandes empresas exportadoras.

Tampoco se están vendiendo granos de la nueva cosecha, al menos no con el ritmo de comercialización de otras campañas. Así lo explicaba Dante Romano, profesor del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, en un reciente informe:

“La cosecha de soja acumula una demora importante, está al 25% cuando debería acercarse al 50%. En reportes anteriores mencionábamos que demoraríamos la venta de soja, avanzando con la de maíz cuyos precios eran una oportunidad. Sostenemos esto, pero los precios del maíz ya cedieron 10 dólares por tonelada en la última semana. Y el temor es que al 30 de junio vuelvan a subir los derechos de exportación”.

La apreciación del catedrático fue confirmada por la CIARA CEC en base a los datos oficiales de la Secretaría de Agricultura. Las ventas acumuladas de la nueva campaña 2024-25, registradas al 23 abril (incluyendo compras totales de exportación y de la industria aceitera), llegaron a los 12,3 millones de toneladas, cuando en la campaña anterior se habían comercializado 38,9 millones para la nueva cosecha.

Estos datos dan cuenta del fuerte componente especulativo que reina en el sector a la espera de una mayor devaluación del tipo de cambio, tal como habían augurado desde la propia cámara de empresas exportadoras, al momento de ser consultada por El Destape.

“Esto es promover un tipo de cambio que sea competitivo. La banda cambiaria con un techo de 1400 pesos puede indicar claramente una orientación a que la Argentina vaya recuperando la competitividad exportadora y de esa manera generar nuevas oportunidades en el comercio exterior”, había respondido Gustavo Idígoras luego de conocerse los detalles del nuevo acuerdo con el FMI y su esquema cambiario implícito.

Es decir, los grandes exportadores siguen presionando por una mayor devaluación; en el mientras tanto, incrementan sus importaciones de soja desde Paraguay.

El triángulo de la soja

Según explicó el consultor Javier Preciado Patiño, el régimen de importación temporaria de soja permite pagar los derechos de exportación sobre el valor agregado de lo que termina produciéndose. Es decir, si se importa soja por 100 dólares y se exporta un subproducto por 120, la empresa paga los derechos de exportación solamente por los 20 dólares de agregado de valor.

Teniendo en cuenta que la soja puede llegar a provenir de empresas asociadas, las exportadoras locales ganan millones de dólares vía precios de transferencia (regulados por la OMC) y las operaciones de triangulación.

La estratagema detrás de este régimen consiste en considerar como insumo a la oleaginosa que luego será procesada por las mismas exportadoras en su calidad de industria aceitera, en un marco de triangulación comercial entre filiales de las mismas sociedades. El régimen había sido desactivado por Cristina Fernández de Kirchner en 2009, reinstalado por Mauricio Macri en 2016.

Las principales exportadoras son las mismas que industrializan la soja para luego vendarla al exterior como aceite o harina. Tal es el caso de Bunge, fusionada con Viterra (ex Glencore y que supo ser la pata fuerte de Vicentin), Cargill, o Dreyfus. En el caso de Molinos Río de La Plata o AGD, su fuerte radica en la industrialización de la materia prima.

Según lo informado por la CIARA CEC, la molienda de soja alcanzó en marzo los 3,2 millones de toneladas, frente a los 2,6 millones de febrero. El cierre del año comercial arrojó una molienda total de 43,5 millones de toneladas.

“El aumento en el volumen de molienda es consecuencia de la mayor oferta de soja disponible durante dicho mes, a lo cual se debe agregar el volumen de soja importada que en  febrero alcanzó las 749.000 toneladas y en marzo otras 624.000 toneladas ante el avance de la cosecha de soja de los países vecinos, principalmente Paraguay”, puede leerse en el Monitor Agroindustrial.

Sin la soja proveniente de Paraguay, el índice de uso de la capacidad instalada se hubiera mantenido invariable. En el último mes pasó del 47% al 58%. “De no haber contado con la soja importada, la capacidad utilizada hubiera alcanzado el 47%”, concluyó el informe.