En la era Milei, la industria no logra pegar el salto. La actividad metalúrgica registró una variación interanual de 2,9%, con una base de comparación extremadamente baja, es decir, el segundo mes de gobierno de La Libertad Avanza. En la comparación mensual, marzo tuvo una caída del 1,3% en relación con febrero de este año, arrojando importantes bajas en sectores como fundición y autopartes.
“El sector acumula un crecimiento de 3,6% durante el año, pero se encuentra un 10 por ciento por debajo del promedio del 2023 y el año pasado sufrió un descenso acumulado del -12,1%”, indicó un reciente informe de la Asociación de Industriales Metalúrgicos (ADIMRA).
El informe elaborado por el Departamento de Estudios Económicos de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (ADIMRA) señala que la utilización de la capacidad instalada registró un aumento de 3,5 puntos porcentuales con respecto al mismo mes del año previo, pero desacelera la dinámica en términos mensuales.
A nivel sectorial, Maquinaria Agrícola (18,7%) y Carrocerías y Remolques (23,5%) se consolidaron como los principales impulsores de la actividad metalúrgica. Por otro lado, el sector de fundición (-13,9%) continúa siendo de los más afectados seguido por los fabricantes de Autopartes (-3,7%). La situación de la fundición, en particular, refleja un proceso de contracción más prolongado que sigue afectando al conjunto del sector.
“La actividad metalúrgica se verá afectada por la decisión de eliminar el Certificado de Importación de Bienes Usados (CIBU), ya que permitir la adquisición de estos bienes desalienta la inversión en tecnología de fabricación nacional, impactando negativamente en las empresas locales, comprometiendo su capacidad para competir y desarrollarse”, sostuvo el presidente de la entidad, Elio Del Re.
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Las pymes en jaque
A contramano de lo que sucede en el mundo a raíz del incremento de aranceles para las importaciones que lleguen a los Estados Unidos, la administración Milei decidió dejar sin defensas a vastos sectores de la economía local especializados en generar mano de obra intensiva.
El Gobierno celebró a lo pirro la imposición del 10% de aranceles para los productos locales - en vez de un 25% como a otras naciones - como si tal decisión trumpista fuese una victoria para el país. Una mirada miope. Las importaciones del sudeste asiático y de otros países que no puedan ingresar en los Estados Unidos encontrarán en la apertura comercial de la Argentina un salvoconducto que podría dejar un tendal de pymes destruidas, conjuntamente con otros cientos de miles de puestos de trabajo destruidos.
La suba de aranceles a la importación impuesta por los Estados Unidos como parte de su guerra comercial contra el mundo entero hace plausible suponer una suerte de aluvión de productos fabricados en distintas partes del mundo - como el sudeste asiático- que buscarán colarse por las fronteras de aquellos países que carezcan de medidas proteccionistas. La Argentina parece llevarse todos los números.
Por ejemplo, la reducción de aranceles para el sector textil comenzó a regir hace una semana con el Decreto 236/2025 publicado en el Boletín Oficial. Dicha normativa establece que los aranceles de ropa y calzado pasarán del 35 % al 20 %; los de telas del 26 % al 18 %; y los distintos tipos de hilados del 18 % a entre el 12 % y el 16 %, volviendo a los aranceles previos a 2007. En épocas de delirio trumpista, toda una invitación para la pauperización de los sectores industriales del país.